Las opciones de Alberto para un ¿recambio? de equipo

Las opciones de Alberto para un ¿recambio? de equipo

El “relanzamiento” del Gobierno sólo parece posible con una renovación de ministros. Más allá de los nombres, lo que se pone en discusión es la lógica de un gabinete sin figuras de peso. Las versiones sobre Jefatura y Economía.

“Por ahora no tengo previsto cambios en el gabinete. Creo que el gabinete ha hecho un trabajo impresionante. La angustia que nos causa la pandemia no nos deja ver lo que hemos hecho”, dijo Alberto Fernández en una entrevista con Horacio Verbitsky. El Presidente es el primero que decide sostener a sus ministros, convencido de que soltarlos implicaría admitir un fracaso en la gestión. Pero aunque se atrinchere en su defensa, crece la idea de que un recambio será indispensable para el “relanzamiento” del que hablan en Olivos. Durante los últimos meses se hizo más visible el escaso volumen político de un puñado de funcionarios concentrados en pequeños avances en sus espacios, ante la falta de una mirada integral. Hay dos áreas en la mira: Jefatura y Economía, ambas con dificultades para demostrar que hay un equipo con visión de largo plazo.

Hay dos áreas en la mira: Jefatura y Economía, ambas con dificultades para demostrar que hay un equipo con visión de largo plazo.

En el círculo íntimo de Alberto se muestran convencidos de que es improbable hoy apartar a Cafiero. Su salida sólo podría concretarse si es “digna” y dentro de varios meses, por lo que toma fuerza la versión de que podría integrarse a la boleta de diputados nacionales por la Provincia. La decisión sería presentada como el desafío de demostrar su propia proyección política en las urnas, algo que Mauricio Macri no pudo lograr con Marcos Peña. En la mesa chica proyectan a Cafiero secundado en la boleta por Malena Galmarini. La estrategia cierra, salvo por un detalle que suena a remake: “El ‘uno’ de la boleta en Provincia lo pone Cristina”, aseguran desde el Instituto Patria. La vice no regalará el primer puesto en su bastión, aunque podría aceptar que Cafiero secunde a Fernanda Raverta, la dirigente a la que en el kirchnerismo ya evalúan para 2021. La titular de la Anses es cercana a Cristina pero también fue adoptada como propia por Alberto, que la lleva con él a la mayoría de los actos en el Conurbano y colabora en alimentar la versión de una candidatura.

Más allá de cierto recelo del cristinismo con Cafiero, la mayoría de las críticas al jefe de Gabinete no apuntan a su figura sino a la lógica de Alberto de elegir para ese cargo a un dialoguista, de bajo perfil, en lugar de optar por un dirigente de mayor peso que frene las balas antes de exponerlo. Por eso la doble visita de Aníbal Fernández a la Rosada disparó todo tipo de versiones. Desde el Gobierno se apuraron a descartarlo de lleno para Jefatura, aunque admiten que el actual interventor de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio podría ser una figura necesaria para la próxima etapa. Él se muestra dispuesto a jugar y así se lo hizo saber a Alberto, que pese a los rumores de que le ofrecería Energía con la salida de Lanziani finalmente le propuso la Superintendencia de Riesgos de Trabajo. “No, gracias. Mi tarjeta tiene que decir ‘ministro’”, chicaneó Aníbal. Su perfil “cargópata” -así lo definen desde un sector del FdT- lo habilita casi para cualquier puesto, aunque lo que pide es figurar en la primera plana.

La única figura que suma consenso como eventual reemplazo a Cafiero es Sergio Massa. Por ahora, las respuestas del líder del Frente Renovador son negativas. Cree que aceptar volver a ese cargo le dejaría solamente pérdida y un desgaste enorme ante sus aspiraciones políticas a futuro. Algunas voces del peronismo se animan a afirmar que podría aceptarlo solamente si le dan la presidencia del Banco Central y la posibilidad de elegir a un ministro de Economía afín como Martín Redrado o Roberto Lavagna. Lo que equivale a decir que no hay posibilidad de que acepte el desafío, ante el peso que demuestra la silenciosa Cristina en la toma de decisiones.

Lo lógica de Alberto de funcionar como su propio jefe de Gabinete se repite en Economía, donde acumula críticas por no elegir a una figura fuerte para condensar la imagen de que hay un programa. Su amigo Miguel Pesce es el primer nominado para dejar el Central, donde ya suena para reemplazarlo el representante argentino en el FMI, Sergio Chodos. La versión tiene asidero ya que Chodos es cercano a Martín Guzmán, quien pareció empoderado tras cerrar la negociación con los bonistas pero la pobreza y el dólar incontrolable lo dejaron de nuevo en la mira. Alberto se empeña en ratificarlo mostrándolo a su lado en actos públicos. “No creo en las hadas de la confianza. Si existiesen, a Macri le hubiese ido muy bien”, justificó este domingo Cecilia Todesca en Clarín, para contradecir a quienes insisten con que un nombre fuerte en Economía sería garantía de mayor credibilidad. La elogiada vicejefa de Gabinete es de las pocas que atravesaría con éxito una poda de ministros.

¿Qué se esperará de un nuevo gabinete? Primero, un gesto de austeridad. Tener 20 ministerios con pocas figuras conocidas no ayuda a la cohesión, sobre todo ante un gobierno doblemente loteado, de ministerios repartidos entre los distintos sectores pero también fraccionado en horizontal, donde las segundas líneas -sobre todo de Cristina- se expanden en casi todas las carteras. La primera que podría sufrir el recorte es María Eugenia Bielsa, en caso de que Hábitat se degrade en secretaría y quede bajo la órbita de Gabriel Katopodis en Obras Públicas. Segundo, un jefe de Gabinete más autónomo, con mayor poder y juego propio. Con eso podrían venir más recambios, ya que además de Bielsa se mencionan en la cuerda floja ministros como Sabina Frederic o Matías Kulfas. Tercero, se presionará para que en Economía haya una verdadera señal a los mercados con la incorporación de una figura de peso que ayude a generar el clima de negocios. Una variable imposible de esquivar, con la renovación de cada ministro, es el análisis de quién suma poder en la coalición del Frente de Todos. Hasta ahora, los pocos recambios fueron interpretados como victorias de Cristina. El tema es relevante sobre todo si la renovación se pospone hasta 2021, cuando los funcionarios se anunciarán a la par de la negociación de las listas. La vice probablemente priorice copar más espacios en el Congreso antes que sumar caras propias como fusibles en la primera línea del nuevo gabinete.

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