El gran asentamiento del barrio Pirayuí, a tres años de la toma pacífica de esos terrenos -5 de julio de 2012- luce un aspecto diferente, con muchas casas de material, tendidos eléctricos y calles internas.

Prácticamente han desaparecido las casillas de plástico o las precarias chozas de madera. 

A esto se le tiene que sumar una obra de pavimentación que avanza a grandes pasos sobre la calle Rafael Barrios, que empieza en Cuba y se encuentra a escasos 100 metros del “puente blanco”.

Este puente marca el inicio del área grande ocupada por los usurpadores, quienes parecieran más afincados que nunca.

Gladys, una vecina de las 50 Viviendas del Pirayuí, relató ayer a El Litoral que “estuve conversando con algunos de ellos y me comentaban que van a pasar la inquietud a los delegados de cada área para armar una reunión”, indicó.

“La idea es continuar con el trabajo que ya habíamos realizado en conjunto hace un tiempo atrás, por ejemplo, para que mejore la frecuencia del colectivo”, sostuvo.

Acerca de las casas construidas con ladrillos y techos de zinc contó que “ellos -los del asentamiento- me dijeron que llegaron a un acuerdo con la gente de la inmobiliaria Urbano para el pago de una cuota mensual por los terrenos. Es por eso que ya cuentan con ese tipo de construcciones”, reveló.

En otro orden de cosas señaló que “hay muchas familias que tienen miedo porque hay un policía que las amenaza; venden los terrenos y por eso también otros decidieron irse a vivir a otro lado”, resaltó.