Lo que ocultó Alberto Fernández: en la segunda ola bajó 12 % el presupuesto de salud

Lo que ocultó Alberto Fernández: en la segunda ola bajó 12 % el presupuesto de salud

En cadena nacional el presidente anunció más restricciones frente a la escalada de contagios en el AMBA. Despotricó por el relajamiento en el sistema sanitario –por dar lugar a cirugías programadas- pero no dijo que para negociar la deuda con el FMI el recorte presupuestario en salud es del 11,8% en términos reales.

 

En un discurso esperado por gran parte de la sociedad, debido a la preocupación que asciende proporcionalmente con la disparada de contagios, Alberto Fernández confirmó la suspensión de clases presenciales, la prohibición de circulación nocturna y que enviará a las fuerzas federales a las calles para garantizar el cumplimiento.

Las palabras del presidente no sólo dejaron en claro un nuevo empoderamiento de las fuerzas del orden, sino que por omisión siguen confirmando que a pesar del 42 % de pobreza que afecta a 6 de cada 10 niños y niñas, no hay un aumento de la ayuda social. Pero aún, se profundiza el ajusta al presupuesto destinado a la salud. En plena segunda ola, para negociar con el FMI, Martín Guzmán eliminó el IFE, y la reducción en términos reales para salud llega al 11,8 %. Veamos:

* Entre el presupuesto ejecutado de 2020 ($ 335 215 millones) y el presupuesto vigente en salud para 2021incluyendo la reasignación de partidas ($ 415 931 millones), existe un aumento nominal del 24%.

*Pero aún si contemplamos un escenario inflacionario ficticio del 29%, como dibujó Guzmán en el Presupuesto 2021, el resultado arroja una caída de 4% en términos reales.

*Al tomar una estimación inflacionaria más acorde a las mediciones de los primeros meses, alrededor del 40 %, el ajuste en el presupuesto de salud es de 11,8 %.

Mientras la segunda ola avanza a un ritmo acelerado en el AMBA, y la ocupación de camas de terapia intensiva supera el 70 %, entre hospitales públicos y clínicas privadas. La inversión pública en salud retrocede, descargando el esfuerzo de la respuesta sanitaria en los cuerpos del personal de salud. Los mismos que reciben salarios de miseria y agotamiento luego de la primera ola. Esto se expresa en la enorme lucha de los trabajadores de la salud en Neuquén.

La prioridad no es la salud, es negociar con el FMI

De acuerdo a los datos del Ministerio de Economía en lo que va de 2021 se invirtió en Salud unos $ 87 574 millones, mientras se destinaron $ 116 584 millones del Presupuesto Nacional al pago de intereses de deuda pública. Luego de negar la continuidad de la pandemia, Guzmán extendió una partida a salud, pero mucho menor si lo comparamos con los pagos de deuda este año. Por cada peso que se gastó en salud, se pagó 1,3 pesos a los acreedores de deuda, las prioridades no cambian.

Tampoco es dar respuesta a las necesidades sociales más urgentes, en un año hay más de 3 millones de nuevos pobres en el país, el total asciende a 19 millones de personas. De ellas el 10,5 % pasan hambre. Sin embargo, días atrás Fernández sostuvo que no hay vuelta del IFE porque la “actividad económica está a pleno”. Las medidas anunciadas implican mayor poder de policía para contener una situación social cada vez más delicada. Garantizan el funcionamiento de las fábricas, para resguardar las ganancias empresarias, a pesar de los altos niveles de contagios. A diferencia de lo que dice el presidente, en la línea de producción es imposible mantener el distanciamiento social: Toyota tuvo que suspender un turno entero por los contagios, algo similar sucede en Volkswagen.

En pleno año electoral, el Gobierno no esta dispuesto a aumentar las partidas sociales o en salud, porque va a contramano de las recomendaciones del Fondo. Sin embargo, la ola de contagios puede devenir en tsumani y desbordar en días el sistema de salud. Desde la izquierda se plantean una serie de medidas de emergencia para enfrentar esta crisis sanitaria, social y económica. Como la centralización del sistema de salud, declarar los laboratorios de Hugo Sigman de utilidad pública para garantizar la provisión de vacunas a toda la sociedad. Aumento del presupuesto en salud, IFE de $40.000 y un salario mínimo (para activos y pasivos) de $50.000 ajustado por inflación. Extensión de la prohibición de desalojos, y congelamiento de alquileres. No al pago de la deuda externa.

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