¿Macri 2023? No, pero...

¿Macri 2023? No, pero...

¿Macri 2023? No, pero…

Si hay un tema del cual Mauricio Macri rehúye hablar es sobre una posible candidatura suya en un futuro inmediato. En esta reaparición pública, motivada por la presentación de su libro, Primer Tiempo, el expresidente dejó en claro en cada entrevista otorgada que no será candidato en las elecciones de medio término de este año, elecciones que considera demasiado importantes al recalcar que “no hay 2023 sin 2021″ y que “hay que frenar a Cristina Kirchner que se quiere llevar puestas a las instituciones”.

Hoy su idea es mostrarse como un componedor, como aquel que puede aportar para la construcción de una alternativa de gobierno desde su propia experiencia ahora plasmada en su libro donde hay de todo, desde reconocimientos de errores, autocriticas, hasta negaciones, omisiones y dardos punzantes hacia figuras políticas como Sergio Massa.

Pero también, esto es lo más curioso, es que no evita señalamientos muy fuertes hacia figuras que no suelen ser cuestionadas en público por la gran mayoría de la dirigencia política local, como la crítica al Papa Francisco: “No sé por qué la Iglesia agitó el tema del hambre en plena campaña electoral o cuál fue el objetivo de sus hombres al hacerlo. Tampoco sé si desde el Vaticano esto fue estimulado en las numerosas reuniones que el papa Francisco mantuvo con sindicalistas y opositores. Hay quienes dicen que sí”, puntualiza.

A Mauricio Macri le gusta destacar que su libro, que agotó 70.000 ejemplares, se vende de modo individual y no hay sindicatos o municipios comprándolo masivamente por obligación, como sucedió con Sinceramente, las memorias políticas de su antecesora. “Ahí hay un ejemplo claro sobre cómo actúan republicanos y populistas frente a una situación similar”, destaca un colaborador.

Este Macri, conciliador hacia adentro, pero aspérrimo con quienes representan o enarbolan las banderas del populismo, logró volver a ser representativo para algunos dirigentes del PRO que comenzaron a acercársele nuevamente, olvidando que se trata del mismo que hasta hace poco evitaron, incluso durante la campaña de 2019. Allí faltaron fotos conjuntas y hasta se repartieron boletas cortadas como estrategias adoptadas por algunos candidatos del conurbano bonaerense. “Muchos de ellos estarían felices si hoy Macri da una charla con la excusa de su libro en su territorio”, comentan quienes observan los movimientos internos del espacio: “este cambio de actitud es sorpresivo, pero no definitivo, hoy lo necesitan, no quiere decir que lo apoyen en el futuro para algo que, hay que reconocerlo, por ahora Macri no les está pidiendo. Pero hay un cambio de actitud”.

“Muchos de ellos estarían felices si hoy Macri da una charla con la excusa de su libro en su territorio”, comentan quienes observan los movimientos internos de Juntos por el Cambio.

Es interesante observar cómo internamente en Juntos por el Cambio a Macri le reconocen su forma horizontal de compartir el liderazgo del espacio. “A pesar del blooper por la foto en la cama con cara de dormido, no es común que un expresidente participe de una reunión por zoom con otros miembros de la coalición de igual a igual. En el peronismo sería imposible ver a Cristina debatiendo decisiones de modo colectivo como si los otros fuesen sus pares. Eso le hace ganar respeto incluso entre quienes son más críticos de su figura”, comenta un encumbrado dirigente radical que destaca esa faceta política.

Está claro que, a pesar de sus señales negativas, que incluso llegan con indicaciones a su entorno más íntimo sobre la necesidad de ser enfáticos a la hora de descartar la posibilidad de una candidatura, comenzaron a aparecer voces que quieren instalar ese debate internamente. Macri no los autoriza, la razón principal es que es consciente de que su imagen aún sigue golpeada por el desgaste de su gestión, si bien su reaparición le dio envión, sigue lejos de ser una opción ganadora. Sabe muy bien que hoy no es por ahí su camino, pero también está convencido de no mantenerse ajeno a las decisiones del espacio.

Macri sabe que en 2023 puede ser un gran elector representando al núcleo duro del electorado, cada vez más visible, que le otorga cierto poder de veto sobre cualquier otra candidatura. Por eso está activo políticamente y tiene sus delfines en la cancha, como Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto, a quien considera un “patriota” por animarse a dar un salto desde el peronismo para combatir al populismo. “Macri confía mucho en el armado del peronismo republicano que está haciendo Miguel”, cuentan en su entorno.

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Pichetto y Bullrich tienen la responsabilidad de alzar el discurso duro que mejor representa al foco firme que acompaña cada marcha opositora y que se diferencian de los dirigentes más dialoguistas, como Horacio Rodríguez Larreta, que hoy sigue a la cabeza de las preferencias electorales. Respecto a esto, Macri es cauto: “Horacio tiene todo el derecho a desarrollar su candidatura como quiera. No me meto con eso”, dice a quienes acuden a él para que sirva de mensajero con el alcalde porteño para convencerlo de endurecer sus posturas frente al gobierno de Alberto Fernández.

Mientras tanto, Mauricio Macri sale de gira por el interior, siendo Mendoza y Córdoba las primeras escalas en la presentación de su libro. No son ciudades elegidas al azar, en ellas Macri mantiene una imagen positiva muy alta, como en ningún otro lugar del país. Seguramente hará ruido.

El exmandatario volvió a la agenda pública donde no le costó situarse nuevamente, aun lidiando con la mayoría de los dirigentes de peso de Juntos por el Cambio que rechazan amigarse con la idea de pensar en la posibilidad de su candidatura en 2023, pero que, con solo abordar el tema, muestran un cambio de actitud con algo que hace unos meses ni siquiera era considerado como una opción.

Además, la inercia del momento político, la endeblez y los reiterados fracasos en los que incurre el gobierno de los Fernández, de algún modo aportan a que se instale como una alternativa firme. Del mismo modo que sucedió con Cristina en 2019, la decepción del gobierno de turno lo redime y puede comenzar a resignificar su gestión ante la opinión pública.

“Macri suma, pero de todos modos hay que mirar para adelante, nosotros creemos que el futuro no se resuelve volviendo al pasado”, afirma un dirigente opositor.

En estas disertaciones, atravesadas por una prédica constante contra el populismo, Macri seguramente citará a su filosofo preferido, el israelí Yuval Harari, autor de Sapiens, de animales a dioses, que suele impactarlo positivamente. Justamente Harari, ajeno a toda situación política local y sin proponérselo, invita a revisar en una de sus frases célebres que “nada debe darse por sentado, incluso si todos lo creen”.

Quizás algo de eso esté pasando en la política argentina.

Daniel Santa Cruz

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