Lipton, enemigo del oficialismo, otra vez el encargado de recomendar (o no) ayudar al país

Lipton, enemigo del oficialismo, otra vez el encargado de recomendar (o no) ayudar al país

Como si fuera un estigma personal del actual Gobierno, lo que siempre Argentina quiere evitar ocurrió. Nuevamente David Lipton se cruzó en la historia reciente de la estabilidad financiera y cambiaria del país, en este caso como referente del gobierno de los Estados Unidos; al que el país nuevamente debe pedirle un salvataje. 

Por Carlos Burgueño

Lipton ahora es el asesor máximo para las relaciones financieras internacionales de EE.UU., como colaborador directo de la secretaria del Tesoro Janet Yellen.

Es quien tendrá que recomendar, o no, que la administración de Joe Biden acepte o rechace nuevamente un plan de contingencia de ayuda a la Argentina; que eventualmente incluya la recomendación al Board del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que modifique las metas pactadas en el acuerdo de Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado; y que, ya se sabe, el país no podrá cumplir. Como Estados Unidos es el integrante más importante del directorio con un 17% de las acciones (y la influencia general e histórica sobre el voto de países como Japón, Canadá y el bloque europeo), sólo con una recomendación o pedido de Biden al directorio el FMI podría aceptar renegociar el Facilidades Extendidas.

El encargado de escuchar el pedido de Silvina Batakis en este sentido fue Lipton, que la recibió en su despacho en el primer encuentro programado para ayer en Washington. Y de boca del funcionario, se tomó nota y se pactó el compromiso de estudiar la situación. Por ahora, no mucho más. Sin embargo, la posición de Lipton, como viejo conocido de la Argentina, puede ser algo anticipable.

Este será el segundo trámite del año para el asesor de Yellen, luego que en el primer trimestre haya recibido a Martín Guzmán también en Washington, donde escuchó los argumentos del entonces ministro de Economía para que en marzo el directorio del FMI recibiera el voto positivo de su país para aprobar el Facilidades Extendidas. Lipton accedió, pero aclarando que la recomendación se efectuaba de manera crítica. Así lo expusieron luego los representantes de EE.UU. en el directorio, quienes, igual que Japón, determinaron que se aprobara el acuerdo pero sabiendo que el país no era muy merecedor de la ayuda.

Así, y como si fuera una novela de enredos, Lipton volvió a cruzarse con los destinos económicos del país. Y no es una situación cómoda para ninguna de las dos partes. La intención del Gobierno de avanzar en acusaciones serias y directas por la responsabilidad de los funcionarios argentinos y los las autoridades del FMI que firmaron el stand by de 2018, tienen a Lipton como protagonista fundamental. Si la causa avanzara el entonces número dos del organismo tendría que dar explicaciones sobre su intervención en la aprobación crítica que tuvo en aquellos tiempos.Lipton, militante demócrata, dejó su cargo de subdirector gerente en el FMI el febrero del año pasado. Lo llamó Yellen para que continuara con tareas en Washington, en este caso como asesor directo de la Secretaría del Tesoro en temas vinculados a la presencia de los EE.UU. en los organismos financieros internacionales, incluyendo el FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Club de París.

La última vez que el economista tocó algún tema donde estaba involucrado el país, no fue una buena experiencia. En agosto de 2018 Macri enfrentaba una corrida cambiaria, con reservas más que débiles en el BCRA. El Gobierno de entonces realizó un pedido oficial para que los dineros provenientes desde Washington ayudaran a la entidad a enfrentar la embestida. El pedido se enfrentó con la negativa radical Lipton, porque vulneraba el artículo VI de la carta orgánica del FMI. Macri entonces llamó a Trump, quien a través de su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, hizo que Lipton finalmente aceptara y firmara el permiso para que el país dispusiera de unos u$s6.000 M para contener eventuales corridas.

Comentá la nota