Kicillof y Guzmán, un vínculo marcado por las renegociaciones de las deudas

Kicillof y Guzmán, un vínculo marcado por las renegociaciones de las deudas

Se conocieron en 2014. Junto al premio Nobel Joseph Stiglitz, el ministro asesoró en distintas presentaciones al gobernador, quien lo avaló para ser funcionario de Alberto.

Se cruzaron por primera vez en Estados Unidos hace seis años. Axel Kicillof viajaba como ministro de Economía para disertar sobre la deuda y los fondos buitre mientras que Martín Guzmán vivía en ese país y ya se había sumado al equipo de Joseph Stiglitz. Desde entonces mantuvieron el diálogo abierto, al punto que el actual funcionario nacional fue el nexo que encontró el gobernador bonaerense para llegar en aquel momento al Premio Nobel.

En aquel entonces, Kicillof preparaba una presentación ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que establecía principios básicos en procesos de reestructuración de deuda soberana, resolución que en septiembre de 2015 fue votada en el organismo. Guzmán y Stiglitz fueron hombres de consulta del gobierno de Cristina Kirchner para esta presentación. Un mes después de conseguir su aprobación, los tres se encontraron en Lima, Perú, a donde llegaron por ser la sede de la asamblea anual conjunta del FMI y el Banco Mundial. Aunque mantuvieron el contacto, el diálogo entre Kicillof y Guzmán se profundizó en 2017 después de que ambos compartieran panel en el foro académico "Guardias fiscales y desigualdad: obstáculos para el desarrollo nacional", organizado por la Universidad Central del Ecuador. Kicillof comenzaba a recorrer la provincia de Buenos Aires y Guzmán seguía en Estados Unidos.

Ninguno de los dos imaginaba que dos años después podrían coincidir bajo el mismo gobierno. En el medio de la danza de nombres antes de la asunción de Fernández, Guzmán aparecía con pocas posibilidades. Matías Kulfas, Guillermo Nielsen y hasta Martín Redrado parecían tener más chances que el joven economista que en campaña solo se había reunido una vez con el entonces candidato presidencial. Fue en ese momento, y en medio de las consultas que iban y venían, en las que también participaba la vicepresidenta, Cristina Kirchner, que muchos escucharon a Kicillof inclinarse por Guzmán. Aunque marcan la diferencia de estilos en el modo de encarar la renegociación de la deuda, el gobernador bonaerense y el ministro de Economía mantienen el contacto diario por WhatsApp. El último viernes, después de anunciar el pago con fondos propios del vencimiento de los US$ 250 millones, Kicillof se encontró con Guzmán en el Ministerio de Economía.

Uno de los motivos de la conversación fue el fondo Fidelity, principal acreedor bonaerense que no aceptó la oferta de la provincia de Buenos Aires y que también tiene peso en la deuda nacional que le toca reestructurar al ministro de Economía de la Nación. Desde un principio, Kicillof entendió que el gobierno nacional no podría hacerse cargo y auxiliar a la provincia que gobierna. No solo el jefe provincial bonaerense desfila por los despachos nacionales en busca de fondos, sino que hay también otras provincias con urgencias que piden ayuda. “No hay plata”, es la respuesta que da Guzmán a los gobernadores, incuso a Kicillof, a quien conoce desde 2014.   Los intendentes que salieron al rescate A pocas semanas de asumir, el ministro de Economía de la provincia, Pablo López, se comunicó con los secretarios de Hacienda de distintos municipios para pedirles que compren letras del Tesoro.

No todos los distritos estaban en condiciones, ya que solo unos pocos tienen los números ordenados y dinero en plazos fijos en el Banco Provincia. Algunos de ellos aceptaron la oferta. La Matanza, Pilar, Malvinas Argentinas, Lomas de Zamora y Almirante Brown fueron algunos de los intendentes que acordaron destinar recursos a estos títulos públicos. “No sé si cuando nos pidieron hacerlo ya tenían este plan para pagar la deuda, lo hicimos porque era una oferta mejor que la del plazo fijo”, dijo a PERFIL un intendente sobre la emisión de letras del tesoro provincial por casi $ 9.300 millones. Pero en la compra quedó al descubierto la generosidad de algunos intendentes.

“La Matanza tiene 14 mil millones de superávit y solo colocó $ 30 millones, otros con menos dinero colocaron $ 150 millones”, detalló uno de ellos. 

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