Juan Manuel Aiello: “Intento explicar que hay otra vida más allá de la cárcel”

Juan Manuel Aiello: “Intento explicar que hay otra vida más allá de la cárcel”

El Director de Política Deportiva del Ente de Deportes de General Pueyrredon no sólo enseña rugby en la Unidad Penal de Batán para transmitir la experiencia que cosechó a lo largo de su carrera profesional. También lo hace para marcar el camino y apostar a la reinserción de los internos.

Reinsertar, resocializar, darle otra oportunidad a quienes equivocaron el camino y desean recomponer aquel turbio pasado que enredó sus vidas. A través del rugby, un deporte que pregona el compañerismo y distintos valores que hacen al esfuerzo y la templanza. Ahí yace la razón del nacimiento de la ONG “Cambio de Paso”, una asociación civil sin fines de lucro integrada, en gran medida, por gente de la mencionada actividad que pretende aportar a la sociedad marplatense “acciones concretas a favor de la convivencia pacífica”.

En ese marco toma protagonismo Juan Manuel Aiello, director de política deportiva de Deportes Mar del Plata y referente de la citada ONG local, que sin más sostén que las propias ganas de ayudar entrena una vez por semana a internos de la Cárcel de Batán, hace aproximadamente tres años, luego de sumarse al proyecto que inició el Juez de la Cámara de Apelaciones y Garantías Penal, Esteban Viñas, en 2010.

Juan Manuel, experimentado exrugbier que jugó once años en Italia y uno en Francia, accedió a la propuesta principios del 2011 luego de participar de un par de entrenamientos, mientras vacacionaba en su Mar del Plata natal. Ahí nació su decisión: “Me di cuenta que podía dar una mano, que tenía ganas de aportar mi experiencia y ayudar a los internos. Desde muy chico empecé a militar en la pobreza. Entendí que este era un camino digno de emprender. Hoy en día, el funcionario público tiene que brindar oportunidades y este proyecto es un claro ejemplo. Yo voy por una decisión personal, no es parte de mi trabajo en Deporte Mar del Plata”.

-¿Qué sacás en limpio de este programa?

-Hay que tener muchísima paciencia, porque es un camino muy duro. Hacés dos pasos hacia delante y quizás diez para atrás. Es como construir un castillo de arena en la orilla del mar, donde en un segundo la ola te lo derrumba todo y tenés que volver a construirlo. El mejor camino es no aflojar, no bajar los brazos, no retroceder. Siempre digo que formo parte del programa porque me hace bien. Intento explicar que hay otra vida más allá de la cárcel. No sé si el rugby será determinante en cada uno. Hay chicos que nunca recibieron un abrazo, una palabra de apoyo, de padres que eran alcohólicos o estaban ausentes. Mirá: hay un caso muy conocido, de un padre e hijo que están juntos en la cárcel. Por el rugby, se han encontrado y conocido como nunca antes.

-¿Cómo fue la experiencia al comienzo?

-El Servicio Penitenciario nos dio todas las herramientas para mantener a la población calmada. La premisa fue resocializar a los internos. Ahora, con cuatro años de experiencia, veo que el proyecto se ganó un espacio importante por la continuidad misma. La continuidad hizo que el interno ganara confianza en la persona a cargo. Sin embargo, uno de los mayores problemas al comenzaron fue la comunicación. Entonces, hago mucho hincapié en la buena utilización del vocabulario.

Hace unos días felicité a los chicos porque tuve 32 internos en un entrenamiento”, acotó sorprendido sin dejar de puntualizar que “lo hice, en principio, por la constancia y porque además entendieron la importancia de tener a una autoridad a cargo, algo que desconocían antes de entrar al programa”.

-¿Cómo fue la selección de internos?

-Nosotros trabajamos con dos pabellones. Cuando iniciamos el proyecto, recorrimos toda la cárcel. Preguntamos quién quería sumarse y empezaron a anotarse. Por la continuidad, el programa tomó peso y hoy hay dos pabellones que pertenecen al programa. Sin embargo, los que juegan tienen la obligación de participar en programas de capacitación laboral o estudiar. Por ende, si no hacen una cosa u otra, no juegan.

Lógicamente, han sido varias las sensaciones que Aiello ha tenido a lo largo de su trabajo. “Muchos de los chicos que están privados de su libertad llegan con una vida muy compleja. Nosotros, para poder pensar y/o expresarnos, tenemos que usar esos mismos zapatos. La mayoría de la sociedad tiene una estructura familiar: el papá y la mamá son los ejemplos de la familia, se levantan temprano para ir a trabajar y son quienes traen la comida de cada día. Sin dejar de lado las pautas de convivencia. Lamentablemente, muchos de los internos no llegan con esas pautas. Sumada la interpretación de cuáles son los valores del éxito de la vida, que pasa por tener una camioneta 4x4 o el mejor teléfono celular, hace que estos chicos quieran tener lo que otros tienen, desconociendo lo que es la cultura del trabajo y/o el estudio. Entonces, lo toman cómo pueden y cómo les salga. Sin embargo, en la naturaleza del ser humano la prioridad no es esa".

-Más allá del entrenamiento, ¿tienen competencia?

-En ese punto tenemos algunas complicaciones. Unión del Sur y Biguá son dos clubes que han ido a jugar. Pero, en general, no hemos tenido una respuesta favorable por parte del resto de los clubes y, entonces, no hemos podido ampliar el abanico de rivales. Pensar que en 2012 traje al equipo de la Policía Metropolitana y fue una experiencia inolvidable. No hubo ni medio problema. Repito: el hecho de pertenecer a algo y tener una identidad, los lleva a ser disciplinados. Encima, tienen la suerte de ser vistos por sus familias.

-Antes del rugby, ¿había algún otro programa deportivo serio?

-No. En sí, la actividad deportiva estaba signada por los profesionales del servicio penitenciario. Algunos pabellones tienen una sola hora por semana para estar al aire libre. Esas personas están desesperadas por salir a caminar mirando el sol. Entonces, el rugby les da otra mirada de la vida. Hasta conceptualizar la idea cooperativista. ¿Por qué? Nuestra idea es que antes de fin de año podamos constituir la primera cooperativa de internos en Mar del Plata, que se especializará en herrería.

Justamente, Aiello se detuvo en su última afirmación y amplió el concepto: “La idea es que sea de producción. Es decir, fabricar nuestras propias cosas para luego venderlas. Hoy en día, el interno trabaja o accede a diferentes programas con el único objetivo de reducir su pena u obtener algún otro beneficio. Sin embargo, cuando ese interno sale, lamentablemente no consigue laburo. Pensar que ya es difícil para un chico sin antecedentes, que acaba de terminar la secundaria, imaginate aquel que sí los tenga. Lamentablemente, todavía persiste la paranoia de que si le das trabajo te puede robar”.

-¿Por qué herrería?

-Porque es una capacitación perpetua. Podrás ser mejor o peor, pero el conocimiento será de por vida. Entonces, indirectamente estaremos creando nuevas fuentes de trabajo y mejores condiciones de seguridad, porque aquella persona que puede vivir de lo que estudió o aprendió, seguramente no volverá a delinquir, porque sabe que no es lindo estar privado de la libertad.

Aiello asiste todos los lunes para encabezar dos horas y media de entrenamiento (de 13:30 a 16) aproximadamente. “Por mi forma de trabajar, hago poco físico. Casi todo está relacionado con la pelota. A través del juego, abrazando la escuela francesa, que vas del general al particular, corrigiendo los errores a través del volumen del juego”, dijo. “A veces armamos dos equipos y otras veces, tres. ¿Por qué? Porque acorde a un sistema de entrenamiento, cuando uno ataca y el otro defiende, el restante espera. Y el que defendía, inmediatamente pasa a atacar y el que estaba esperando, tiene que defender. Así, sucesivamente por un buen rato. Soy una persona muy exigente porque amo el rugby y le pongo todas mis ganas”, contó.

-¿Algún interno había jugado rugby?

-Solo uno, que había tenido una experiencia, de chico, en Comercial. Mirá: más allá de que el rugby sea un deporte de contacto, todos lo que lo practican tienen mucho respeto por el rival. Se acepta el golpe lícito, pero no la violencia desmedida.

-¿Qué tienen en mente de cara al tramo final del año?

-Para fin de año, celebraremos el Día del Deporte Mundial por la Paz en la Unión del Sur. Habrá un equipo invitado. Recuerdo la primera vez que lo organicé, fue algo muy fuerte. Me encargué, de alguna u otra manera, de todo el operativo correspondiente. Todo salió perfectamente bien, pero fue una jugada arriesgada.

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