Hacia la consolidación de una simbiosis política

En términos de la biología y en nivel de divulgación se enseña sobre las figuras de aquellas “sociedades” de mutua conveniencia entre especies, donde éstas intercambian ciertos beneficios para supervivencia o mejoramiento de la relación con el entorno natural.

Para quienes dejaron la secundaria hace varios lustros figura, por ejemplo, la simbiosis configurada en líquenes o asociaciones entre algas y hongos, donde las primeras proporcionan alimentación y los segundos ofrecen una cobertura y protección de condiciones ambientales extremas.

La sociedad que se formó sobre la noche de las PASO en provincia de Buenos Aires entre el Pro y la UCR o, en términos personales, entre Diego Santilli y Facundo Manes, tiene ribetes de una simbiosis aunque política.

Muchos señalan que esa figura ya se viene dando desde 2015, pero, al decir de muchos confidentes de ambos entornos y, según se desprende de los discursos de ambos contendientes, tal simbiosis se profundiza y el paquete accionario, ya en términos bursátiles, adquiere otras dimensiones.

NUEVA RELACIÓN

El debate nace sobre una nueva relación a partir de un virtual posicionamiento ascendente del radicalismo pese a la derrota. Para entender esto, la militancia de la boina blanca resalta que hay que recuperar el contexto reciente de los últimos seis años, que se remonta al nacimiento de la entonces alianza Cambiemos.

Por aquél entonces y detrás del “voto útil”, la UCR buscó una nueva táctica para enfrentar la oferta “populista” del kirchnerismo y aliarse con el Pro, ubicado en antípodas ideológicas en muchas cuestiones. En aquel momento el partido, presidido por Ernesto Sanz acordó ir a PASO para presidente, acordando una lista única de candidatos a diputados nacionales en la cual la UCR ocupó un tercio de las candidaturas.

Aquellas primarias permitieron que Mauricio Macri, por el Pro, se alzara con un triunfo significativo del 90 por ciento contra apenas el 5,5 por ciento del candidato radical, el propio Ernesto Sanz.

Esto es válido para entender el contraste con el presente y por qué desde el Pro pueden tener otra mirada y poner en agenda una nueva relación. Y se explica por resultados del domingo último.

VARIAS LECTURAS PARA UNA PASO

La lectura del triunfo de Santilli sobre Manes, de casi un 60 por ciento por sobre un 40 por ciento tiene varias aristas, empezando por este porcentaje de minoría que supera con creces aquel magro 5,5 por ciento. Aunque se traten de distintas categorías es un buen insumo para el análisis.

En segundo lugar, la lista “Dar el Paso” de Manes, con amplio predominio radical ganó la primaria para categorías de diputados provinciales en la sexta sección (sur bonaerense) y para senadores provinciales en la cuarta (oeste provincial), quinta (costa atlántica y adyacencias) y séptima (Centro).  Curiosamente en estas tres últimas secciones la mayoría de los centros urbanos con alta densidad poblacional como Junín, Mar del Plata, Bahía Blanca y Olavarría, tienen gobierno comunal Pro. Pero la mancomunión de pequeños territorios municipales de la UCR pudo avanzar con una victoria. Algo difícil de explicar desde la lógica del big data y de tantas técnicas muy comunes en las huestes de Santilli.

Por si hay que agregar un dato, oportuno es señalar el papel protagónico de estas secciones para mantener una mayoría opositora en una cámara tan sensible para decisiones claves como nombramientos de magistrados y demás organismos.

Esto a futuro podría explicar un incremento de legisladores radicales en ambas cámaras por mérito propio y capacidad autónoma de armado político. Por supuesto que hubo costos. En el conurbano tan apetecible hubo, tal vez, algún fuerte retroceso dado que difícilmente la UCR recupere el senador por la primera sección, cuyo mandato vence a diciembre.

En la primera habrá un capítulo aparte para analizar y es el vuelco importante que significó la participación de los seguidores del intendente de San Isidro, Gustavo Posse, en las listas de Santilli. Una consecuencia que reavivará, más tarde o más temprano, renovadas discusiones puertas adentro del centenario partido.

En tanto, y siguiendo con el conurbano, habrá que remar para que haya fuerte presencia por la tercera sección (sur de esa región), dado que el primer candidato a diputado provincial, el radical, Pablo Domenichini recién se encontrará, con suerte, en el sexto puesto con chances para ingresar a la cámara.

PUESTA EN VALOR

La tercera cuestión no es menor. Es la puesta en valor para un radicalismo bonaerense que generó un fuerte aporte para que la coalición, en su conjunto, superara por 4 o 5 puntos al poderoso Frente de Todos. Aunque suene a perogrullo: sin la cosecha de votos del radicalismo no se le ganaba a Kicillof en su territorio.

Como un tema no menor, el aporte fue funcional y cualitativo. En primer lugar, porque se demostró que la metodología de las PASO permitió retener todo el voto de 2019 y así ampliar expectativas de alternancia. Pero, por otro lado, queda latente un matiz diferencial por donde se pueda captar electorado independiente y migrante como aquel que hace dos años votaba a un tal Alberto Fernández y que hoy podría votar a otras opciones.

Esto incluye la posibilidad de tener una oferta de captación por una vía tal vez de centroderecha como Diego Santilli, con agenda reactiva y otra en Manes con más predominio en una agenda innovadora y proactiva, aunque mediata.  Algo así como una plataforma política de doble entrada.

En este esquema de refundacional de un espacio opositor el radicalismo sigue analizando las fortalezas y debilidades de un desafío que se animó a dar y sobre el cual, según parece, le dejó más dividendos que pérdidas.

Y esto se traduce en un rol más protagónico. En una relación de mayor horizontalidad con sus socios para definir armados, propuestas y futuros recorridos. 

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