Al FMI le gusta esto: Guzmán y su “momento” de ajustar

Al FMI le gusta esto: Guzmán y su “momento” de ajustar

El ministro de Economía recibió a la delegación del Fondo con un nuevo recorte a las jubilaciones, un presupuesto 2021 flaco y confirmó la suspensión de un Ingreso Familiar de Emergencia 4. Molestia leve en la CGT, y un sector empresarial salió a bancar al organismo. La bronca por abajo y la urgencia de rechazar el saqueo.

 

Por: Mónica Arancibia.

¿Cómo se puede resumir la semana? Habrá FMI por mucho tiempo, como se confirmó con el acuerdo de facilidades extendidas que negociará el Gobierno. Los jubilados y las jubiladas son las víctimas de un nuevo saqueo. Un día antes de la llegada de la misión del Fondo, el Gobierno anunció su fórmula de movilidad previsional, que elimina el componente de inflación y se ajustará según la evolución salarial promedio y la recaudación de la Anses, con un tope anual. Así, se avala la pérdida del poder adquisitivo de los haberes de los adultos mayores.

Guzmán aseguró que “no es momento de un Ingreso Familiar de Emergencia 4”. Pero se ve que es momento de seguir beneficiando a los especuladores. Los fondos Pimco y Templeton, que vinieron a hacer negocios con la bicicleta financiera durante el macrismo, lograron esta semana dejar los pesos por dos bonos nominados en dólares, una licitación que les armó a medida el Gobierno. En total se adjudicaron un equivalente en pesos de $ 43.038 millones por conversión de U$S 500 millones de Bono AL30 y U$S 250 millones de Bono AL35. Es el equivalente a cuatro millones de Ingresos Familiares de Emergencia.

Una década con el Fondo

El ministro de Economía adelantó que negociarán un programa de facilidades extendidas (EFF, por sus siglas del inglés Extended Fund Facility) o Servicio Ampliado, que según detalla el organismo es un programa para “cuando un país se enfrenta a graves problemas de balanza de pagos a mediano plazo debido a deficiencias estructurales que tardarán tiempo en resolverse”. Es un acuerdo más duro que un stand by que es el que negoció Macri, el plazo puede durar hasta 10 años, e incluye reformas estructurales como laboral, previsional y tributaria.

Máximo Kirchner conversó con Guzmán sobre el FMI y le dijo que la reforma impositiva está bien. “Charlala con ellos todo lo que quieras. Pero reforma laboral o cualquier otro retoque a lo previsional, olvidate”, según publicó Alejandro Bercovich en Bae Negocios. ¿Es posible que el FMI deje de lado sus clásicas recetas? La experiencia argentina (historia de terror sería más preciso) demuestra que el Fondo va por todo. Pablo Anino en la última entrega del newsletter El Juguete Rabioso describe que hubo dos de estos tipos de acuerdo en Argentina, uno en 1992 y otro en 1998. Algunas de las medidas que impulsó el organismo fueron la privatización del sistema previsional, la reducción de las contribuciones patronales, y el aumento del IVA.

¿Se puede decir que ahora hay un nuevo Fondo? las “sugerencias” del organismo a los países que en la actualidad mantienen acuerdos de facilidades extendidas demuestran que es la misma receta de siempre.

Georgia tiene un acuerdo EFF. El comunicado del Fondo del 10 de noviembre de este año por la revisión de la economía celebra que las autoridades establecieron que se reducirá el déficit fiscal a menos del 3 % del PIB para 2023. También recomiendan avanzar “en la agenda de reformas estructurales”, y “apoya los planes de las autoridades para reformar las empresas estatales, que deberían crear las condiciones para un sector público más eficiente e impulsar el desarrollo del sector privado”. ¿Privatizar?

Angola, es otro de los países que tiene el mismo acuerdo que negocia Argentina. En septiembre de este año el Fondo realizó la tercera revisión y señaló que “a pesar de la crisis, la consolidación fiscal continuará”. ¿Te suena? Significa más ajuste, lo mismo que dice Guzmán.

Esto no es todo. Con el respaldo del FMI el Gobierno logró la aprobación de un programa de privatizaciones en agosto de 2019. 195 empresas angoleñas fueron preseleccionadas para la privatización durante los tres años 2019 – 2022, entre las que se encuentran la petrolera estatal Sonangol, la compañía nacional de diamantes Endiama y la aerolínea nacional TAAG. En conclusión, no hay nuevo Fondo.

Rechazar el acuerdo con el FMI

Dirigentes empresarios, y sindicales apoyaron al Gobierno para alcanzar un acuerdo con el FMI. La carta fue firmada por los empresarios Alejandro Simón (Grupo Sancor Seguros), José Urtubey (Celulosa Argentina), Marcelo Figueiras (Laboratorios Richmond), Martín Umaran (Globant), Daniel Herrero (Toyota Argentina), Martin Cabrales (Cabrales), Pablo Peralta (Grupo GST). Entre los representantes sindicales que firmaron el documento están Omar Maturano (La Fraternidad), Gerardo Martínez (Uocra), Carlos Acuña (CGT), Luis Barrionuevo (Uthgra).

Por su parte, otro sector de los dirigentes sindicales cuestionó las políticas oficiales, como el recorte de jubilaciones, el presupuesto, pero no lo suficiente para convocar a medidas de fuerza. Por abajo los trabajadores reclaman por la recomposición de salarios, ante una creciente inflación, y contra los despidos.

En este claro giro ortodoxo del Gobierno, el oficialismo anunció que debatirá en Diputados el impuesto a las grandes fortunas. Una manera de encubrir el ajuste. Un proyecto que recauda menos que la propuesta del Frente de Izquierda, y excluye a los bancos y a las grandes empresas.

No hay que perder de vista que Argentina estará bajo el mando del Fondo por una década al menos, y será el que decidirá el rumbo del país. Fernández y Guzmán avalaron la deuda del macrismo a libro cerrado sin investigar, y honrarla es su prioridad.

“La deuda pública externa es resultado de la condición dependiente de una formación capitalista como la argentina, y al mismo tiempo mecanismo de su perpetuación”, describe Esteban Mercatante en su libro Salir del Fondo. Seguir en el negocio de la deuda, pagar todo lo que se pueda ajustando, y reestructurar cuando no se puede pagar, solo beneficia a los empresarios que necesitan que sus negocios continúen integrados en los circuitos financieros internacionales.

La clase trabajadora padece hace décadas las consecuencias de pagar la deuda. Por eso es necesario rechazar el acuerdo con el FMI y movilizarse por el desconocimiento soberano de la deuda, junto a otras medidas como la nacionalización de la banca y el comercio exterior para reorganizar la economía en favor de las mayorías.

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