En la incesante disputa interna que mantiene con el kirchnerismo, Alberto Fernández sabe que hay un rubro que lo emparenta con ese sector de la coalición: la pelea con la Justicia. En esa disputa, el Presidente buscará dar este jueves un nuevo mensaje a la Corte Suprema, que se prepara para fallar en torno a la cautelar presentada por la administración porteña tras el recorte en la coparticipación de septiembre del 2020.

Bien entrada la tarde, Fernández recibirá en Casa Rosada a un grupo de gobernadores del PJ y aliados -este miércoles terminaban de confirmar las invitaciones- para avanzar con el proyecto de ley redactado por el Ejecutivo, y que los jefes provinciales quieren tomar como propio, de ampliación del máximo tribunal a, al menos, 24 miembros. Es decir, uno por cada distrito.

La estrategia y la convalidación por parte del jefe de Estado de la jugada legislativo-judicial de los gobernadores había sido adelantada por Clarín la semana pasada. Materializada, según trascendió, en dos encuentros que Fernández encabezó en Olivos junto a algunos mandatarios del PJ, entre ellos Gerardo Zamora, Sergio Uñac, Gustavo Bordet, Ricardo Quintela y Raúl Jalil. Preocupados por la inminencia del fallo cortesano que, según la información con la que cuentan en las provincias y en el Gobierno, sería favorable a la presentación de Horacio Rodríguez Larreta.

Es decir, perjudicial para las arcas provinciales.

Para la Casa Rosada, la jugada es beneficiosa, según confiaron, por diversos factores. No solo porque intenta colar en la agenda mediática un tema que le sienta cómodo a Cristina Kirchner, que desde el Senado busca imponer iniciativas vinculadas a la tensión latente con la Corte.

Si no porque el Presidente buscó además desactivar una serie de reclamos que los gobernadores habían empezado a filtrar cada vez con más vehemencia desde el CFI de la calle San Martín, en el barrio porteño de Retiro, sobre la crisis económica. En especial, la inflación.

Jorge Capitanich, de Chaco, y Axel Kicillof, de Buenos Aires, fueron dos de los mandatarios que más insistieron con esa agenda. El chaqueño, que no oculta su ambición presidencial, amagó incluso con presentarle al Gobierno su propio plan anti-inflacionario, un rubro que por ahora exhibe pésimos resultados por parte del ministro Martín Guzmán.