Por Ezequiel Chabay

Para el Gobierno, atrás quedaron los buenos tiempos con Vladimir Putin y la posibilidad de encarar negocios para mutuo beneficio. La guerra desatada en Ucrania por el Kremlin y las constataciones de severas violaciones a los derechos humanos a raíz de la masacre de civiles detectada en la ciudad de Bucha llevará a la comunidad internacional a aplicar una ignominiosa sanción contra Rusia en el ámbito de la ONU.

Este jueves, la Asamblea General de las Naciones Unidas procederá a votar en Nueva York un pedido motorizado por los Estados Unidos y otros países occidentales para suspender a Rusia del Consejo de Derechos Humanos (CDH), que este año preside la Argentina. El canciller Santiago Cafiero, luego de hablar con Alberto Fernández, dio la instrucción de que Argentina vote a favor de la resolución que prevé sanciones a los agresores en esta guerra.

Para que Rusia sea suspendida del CDH, cuya sede está en en Ginebra, hace falta una mayoría de dos tercios sobre los votos positivos que emita la membresía de 193 Estados. Las abstenciones no cuentan, y fuentes diplomáticas ligadas al proceso confiaron a El Cronista que los gobiernos afines a Moscú dan por descontado que la sanción será implementada. 

Mientras tanto, el embajador argentino ante los organismos con sede en Ginebra, en su rol de presidente del Consejo de Derechos Humanos, Federico Villegas, será quien deba implementar la sanción que disponga la Asamblea.

Los antecedentes sobre cómo proceder no son tan claros. Rusia perdería en Ginebra el derecho de voz y voto, pero no así la posibilidad de participar en las audiencias que se celebren para establecer si acaso cometió violaciones a los derechos humanos.

"En caso de aprobarse una resolución de la Asamblea General, se suspenderán los derechos del país como Estado miembro", explicó Villegas a este medio. "Sigue teniendo el asiento pero no puede votar, ni presentar resoluciones, ni intervenir como miembro en los distintos temas del Consejo", aseveró el diplomático radicado en Suiza. 

El único antecedente de un Estado suspendido del CDH es Libia. En medio de la guerra civil que culminó con la caída y linchamiento público de Muammar Gadafi, el entonces representante libio en el organismo pidió la suspensión de su propio país, cuestión que a la postre trató la Asamblea General y concedió tal pedido. Ahora, en cambio, Rusia resiste la sanción y ha desplegado toda su diplomacia en las últimas horas para impedir lo que considera una vergonzosa retaliación.

Mientras se pone en marcha una comisión investigadora encargada de pesquisar en el terreno los crímenes cometidos por tropas rusas, la decisión que se tome en Nueva York y que repercutirá en Ginebra implica el reconocimiento de la comunidad internacional de la comisión de "graves y sistemáticas violaciones de los derechos humanos".