Girard: "Si el súper rico no le devuelve a la sociedad parte de su nueva ganancia, se genera desigualdad"

Girard:

En resumen, el Director Ejecutivo de Arba, Cristian Girard, intentará que los ricos paguen más y los trabajadores, menos. Cuenta cómo podría efectivizarse su idea. Además se refiere a la caída de la recaudación, a lo que viene después de la pandemia y a las discusiones tributarias que habría que empezar a dar.

El titular de la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (Arba), Cristian Girard, afirma a La Tecla que jamás imaginó toparse con una crisis semejante. De todos modos piensa y trabaja a diario para que lo que viene sea lo menos grave posible. Está convencido de que los ricos tienen que pagar más impuestos y los trabajadores, menos. La extensa charla gira todo el tiempo en torno a eso, a la posibilidad de reformar las estructuras tributarias, no solo en la Provincia, sino a nivel mundial. Les pega duro a los gobiernos de Vidal y Macri y al neoliberalismo en general. Hace mención a la fuerte merma de la recaudación que avizora y a las posibilidades que se estudian para que la caída económica no impacte de manera muy profunda.

-¿Cómo se define: un militante político, político militante, funcionario técnico?

-Soy un militante político, pero como funcionario público gestiono con criterio político.

-Me considero un militante político en el sentido de que hay causas políticas. Después, me puedo posicionar en un lugar de la política o en otro. Obvio, tengo un posicionamiento claro: soy parte del equipo de Axel, formé parte del equipo de Cristina, soy parte del kirchnerismo. No lo escondo. Lo que quiero decir es que me considero un militante a cargo de la gestión sosteniendo posiciones políticas, no banderas.

-¿Peronista, kirchnerista o kicillofista?

-Todo eso (risas). Peronista, kirchnerista y kicillofista. A Axel lo conozco desde la universidad, fue mi primer gran maestro en lo que a la formación respecta. Fue mi tutor de tesis de grado y mi director de tesis de doctorado. Toda mi carrera profesional la hice con él.

-¿Se imaginó alguna vez que como cabeza de equipo, en este caso de Arba, iba a toparse con una situación como la que se está viviendo?

-No, jamás. Nos encontramos un Estado que venía de ajustar durante cuatro años sobre todo en educación y salud, justamente en salud. El virus nos hace acelerar a fondo, en un contexto en el que veníamos planteando que, dado el nivel de endeudamiento que se había heredado y el cronograma de vencimientos que teníamos por delante, iba a ser imposible cumplir si al mismo tiempo queríamos cambiar las prioridades de gestión del Estado. No hay que llorar por la leche derramada, pero lo cierto es que esta pandemia nos agarra a contrapié. Venimos con una salud ajustada, con muchas obras sin terminar y con una demanda de atención médica inédita en la historia reciente de la Argentina.

-¿Cuál era el objetivo que ustedes tenían desde Arba, teniendo en cuenta que tienen que juntar esa plata que hay que invertir?

-Arrancamos la gestión con una discusión que no creíamos que iba a ser tan fuerte como finalmente lo fue: la ley impositiva. Previendo que se venía un escenario de estrés financiero, donde no íbamos a poder pagar la deuda, no iban a alcanzar los recursos y, además, la negociación de la Gobernadora anterior respecto de Fondo del Conurbano no estaba resuelta y, por lo tanto, no teníamos garantizado un flujo de ingreso de origen nacional, teníamos que conseguir recursos provinciales propios, ganar autonomía financiera. Entonces propusimos una ley en la que se da más pesos a los impuestos patrimoniales; en particular, en el Inmobiliario Urbano y Rural, dándoles más progresividad a las alícuotas. Es decir, que paguen una alícuota mayor aquellos que tienen bienes de mayor valor.

-¿Cuál va a ser el rol de Arba en la búsqueda de la salida de esta crisis?

-Hay una mesa interministerial en la que estamos analizando diferentes políticas productivas, pensando cómo va a ser el día después. Desde Arba podemos manejar los sistemas de recaudación para, por ejemplo, bajar las alícuotas a ciertas actividades y que empiecen a producir y no retenerles los Ingresos Brutos. Estamos trabajando con el Ministerio de la Producción, con Desarrollo Agrario, con Trabajo, Hacienda, Jefatura de Gabinete y el Banco Provincia. La idea es pensar cómo se va a salir.

-¿Se piensa en una reforma impositiva?

-Lo intentamos con la ley. Por ahí, decir reforma suena muy grandilocuente. La Provincia venía transitando un sendero de aumento de los impuestos patrimoniales y reducción de los impuestos a los Ingresos Brutos. Hay un tema de velocidades. Yo puedo estar de acuerdo en querer bajar IIBB, bajar la presión impositiva; pero si el 70 por ciento de la recaudación son Ingresos Brutos, no puedo bajarlos sin pensar un reemplazo a esa pérdida de recursos. Se tiene que dar en simultáneo. O sea, tengo que tener garantizada la recaudación de impuestos patrimoniales, y después de eso puedo encarar una política tributaria para reducir los impuestos a la actividad económica.

Jura de ministros

-¿Por dónde tendría que ir una reforma?

-No hay muchos secretos en la Provincia: recaudamos cinco impuestos. Inmobiliario Urbano y Rural, Automotores, y Embarcaciones; y podríamos incluir el impuesto a la transmisión gratuita de bienes. Estos cuatro van sobre el patrimonio. Y después tenemos Ingresos Brutos y Sellos, que van sobre la actividad económica. Hay que ir sobre el patrimonio. La estructura tributaria de la Provincia tiene que cambiar, tiene que pesar más la recaudación por impuestos patrimoniales que la de los impuestos a la actividad. Y dentro de los patrimoniales hay que darle progresividad. No le podemos aumentar lo mismo al que tiene un departamento y un auto que al que tiene un campo de tres mil hectáreas, cincuenta departamentos y cinco empresas. No se trata de atentar contra la posibilidad de que la gente sea próspera. Eso está bien. Pero el enriquecimiento de la sociedad tiene que tener una contraparte de devolución a la sociedad. Si vos rico, súper rico, ultra rico y nunca le devolvés a la sociedad una parte en proporción a esa nueva riqueza, se genera una desigualdad económica que a la larga termina atentando contra el propio funcionamiento de la sociedad.

-Lo van a tildar de populista…

-No lo digo desde el levantamiento o la sublevación de los sectores populares, sino desde el punto de vista de las inversiones y la rentabilidad. Si no crece la capacidad de consumo, no hay lugares donde invertir el dinero, obtener una rentabilidad y, a partir de eso, generar empresas que crezcan y estén en condiciones de competir con empresas de otros países y tener proyectos productivos regionales. Tenemos que tomar el desafío de pensar con una proyección global, si no terminamos en que no hay mercado, no me da la escala, es más barato traerlo de China. Y así me hago súper millonario, pongo la plata en Panamá y no pago impuestos, porque, al final, los terminan usando para los planes de los que no trabajan, para mantener vagos. Y el resto se la roban toda. Todo ese discurso, para mí, de fondo, le pone un telón a lo que no queremos ver, que es que no hay un proyecto de desarrollo nacional de parte de esos sectores. Tendrían que tener una vocación mucho más productivista que la que tienen.

-De los cinco impuestos, ¿hay alguno que está de más y falta algún otro?

-No hay necesidad de crear nuevos impuestos. Los cinco existentes abarcan las posibilidades de tributación, en línea con lo que pasa en el resto del país. Sí se puede trabajar dentro de esos impuestos, sobre todo en la progresividad o en la manera en que técnicamente se cobra.

-Estando parada la economía como está y teniendo en cuenta que no se trató aún el Presupuesto, ¿se puede plantear desde la Provincia una modificación a la ley impositiva actual?

-Define la Legislatura esas cuestiones.

-Pero la mayoría de las veces, a propuesta del Ejecutivo.

-Por supuesto. Yo te puedo decir que los sistemas tributarios tienen que reformarse en el sentido de gravar menos el consumo y la actividad económica y más el patrimonio. A eso, lo creo todo el tiempo. No es que se me ocurre ahora. Lo plantée en diciembre, lo sigo pensando ahora y lo voy a pensar el año que viene.

-¿Va a accionar en ese sentido?

-Cuando me pregunten qué quiero hacer con la estructura tributaria, les voy a plantear eso. Estoy convencido de que es lo mejor para la economía, para los sectores populares, las clases trabajadoras y, también, para los empresarios. Porque esa plata que no va a impuestos se vuelca a consumo y genera ganancias.

-¿El campo grande de la Provincia es uno de los sectores que tienen que pagar más?

-Fue lo que planteamos. Hay 200 familias que tienen campos de más 2.000 hectáreas, que son grandes terratenientes de la Provincia, a los que les pedimos que paguen un incremento interanual del 75 por ciento en lugar del 50, un poco por arriba de la inflación, aunque con el 20 de descuento iban a quedar apenitas arriba. Pero tuvimos un escándalo. Hay sectores de la economía, y no solo del campo, que podrían hacer un esfuerzo tributario impositivo para que el Estado pueda desarrollar caminos, conectar la red de agua potable, cloacas y toda la obra que falta.

-¿Rescata algo de los gobiernos de Macri y Vidal?

-(Silencio y risas) La verdad que no. Si analizo el programa económico de Macri, no comparto nada. Lo respeto como un proyecto político adversario y me parece bien confrontarlo. Ellos piensan de una manera y yo, de otra. Tenemos diferencias. Expliquemos cuáles son y que la gente las vea. Esto no es una cuestión moral entre buenos y malos, es una cuestión política. Ellos creen que para que Argentina sea un país próspero hay que hacer políticas para un grupo de sectores concentrados y ricos y por abajo tirar alimento para que no explote. Y nosotros creemos que hay que incluir a esos de abajo en las clases medias para que tengan capacidad de consumo y, a partir de eso, la economía pueda crecer, con el mercado interno como motor.

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