La cumbre virtual del Mercosur, clausurada por el encuentro entre los presidentes del bloque, dejó un espeso manto de incertidumbre sobre el futuro inmediato. Ahora, la lupa estará puesta en la decisión de Brasil de avanzar hacia la reducción del arancel externo, y en observar los movimientos internacionales de Uruguay, luego de su declaración de “autonomía” comercial.

Al considerar los discursos de los cuatro mandatarios y de acuerdo con fuentes gubernamentales consultadas por BAE Negocios, tanto la Argentina como Paraguay quedaron en una suerte de “situación de espera” ya que inquieta la determinación que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pueda tomar en torno a la reducción del arancel externo (AEC), en forma unilateral.

“Hay que seguir de cerca el accionar de Brasil en las próximas semanas porque causaría un gran desorden que decida en forma unilateral rebajar el arancel un 10%, aunque esté prohibido por la normativa”, admitieron las fuentes oficiales.

Este punto se complementa con el misterio que comenzó a generar la postura de Uruguay. “Hoy no podemos más que rechazar y desconocer la legalidad de lo que planteó. Pero si empieza a conversar con un sinnúmero de países y entra en juego la discusión de aranceles, eso chocaría con el Tratado de Asunción”, detallaron en el Gobierno presidido por Alberto Fernández.

¿Y el límite?

En el comercio internacional, ningún diálogo o negociación está vedada pero el límite lo establece el capítulo relacionado con los aranceles. Allí, es donde Uruguay no podría seguir avanzando si quiere pertenecer al Mercosur, dicen algunos diplomáticos palabras más, palabras menos.

Paraguay, por su parte, supo enarbolar banderas aperturistas más alineadas con los mandatarios Jair Bolsonaro (Brasil) y Luis Lacalle Pou (Uruguay), pero “priorizó el factor de la unidad interna porque la gran parte de su comercio es intra- Mercosur”, apuntaron los interlocutores. Por ello, Argentina encuentra hoy en Paraguay a una nación aliada y dejó de navegar en soledad las turbias aguas.

Respecto del mapa interno brasileño, Bolsonaro no tiene el camino para nada allanado. Desde un primer momento, su relación con Itamaraty muestra cierta frialdad ya que el fuerte sector diplomático actúa con mayor racionalidad y hasta con una dosis de nacionalismo económico, basado en la defensa de la industria y la producción.

En el cuadro aparece, a su vez, el enfrentamiento marcado con la Confederación Nacional de la Industria (CNI) y la Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp) que apoyan la posición argentina, de un componente proteccionista para dinamizar la actividad y generar puestos de trabajo.

De este modo, serán claves las próximas reuniones del Mercosur, donde siempre los dos ejes importantes por excelencia serán el AEC y el relacionamiento externo. En el Palacio San Martín creen que la obsesión brasileña es bajar los aranceles y que no existe un especial interés en buscar diferentes acuerdos comerciales, como expuso Lacalle Pou. Del mismo modo, confían en que prime la cordura y se logre un consenso ya que Argentina ofreció una propuesta de rebaja arancelaria y no cerró tampoco la discusión.