Frigoríficos pampeanos pierden ventas por 1.000 millones de pesos

Frigoríficos pampeanos pierden ventas por 1.000 millones de pesos

El dato surge de las estadísticas que elaboraba la ya desaparecida Fundación Barrera Zoofitosanitaria Patagónica y que consignan dicho nivel de ingresos de carne con hueso a la Patagonia Norte A durante el 2012.

 

La barrera sanitaria del Río Colorado le hace perder a los frigoríficos pampeanos un volúmen de ventas del orden de los 17 millones de kilos de carne con hueso, según un reciente informe publicado por el diario Río Negro en el que se citan estadísticas de la ya desaparecida Fundación Barrera Zoofitosanitaria Patagónica (Funbapa). Es decir, se perdió un negocio del orden de los 1.000 millones de pesos.

“Tres años esperando que la barrera sanitaria del río Negro desaparezca definitivamente parece tiempo suficiente como para cerrar el tema, pero la decisión oficial hasta ahora nunca llegó a materializarse. Esta indefinición es la que hoy acarrea infinidad de denuncias cruzadas entre mandatarios de distintas provincias, entre productores que están a favor o en contra del corrimiento según en qué provincia tengan ubicados sus explotaciones ganaderas, y por último entre empresas frigoríficas, cada uno de ellos con sus argumentos a cuesta pero con intereses contrapuestos que dificultan reconocer a quiénes asiste la razón”, dice la nota periodística.

Y destaca la presión que ejerce La Pampa a partir de la nueva gestión del gobernador Carlos Verna. “Puso el dedo en la llaga en la disputa por la barrera sanitaria norte cuando acusó al ministro de Agricultura de Río Negro, Marcelo Martín, de resistir el ingreso de carne con hueso plano desde arriba del límite que marca el río Colorado por ser parte interesada en lo comercial”, dice el artículo en relación a la postura del mandatario pampeano.

Verna se referió puntualmente a que el ministro Martín posee un engorde de hacienda en Río Colorado. El rionegrino se defendió diciendo que las expresiones de Verna fueron un “desatino” y que tenían una “connotación inapropiada”.

En rigor, y más allá de si hay o no intereses particulares en juego, lo cierto es que hoy La Pampa y Río Negro tienen estatus sanitarios distintos, lo que impide el ingreso de carne con hueso desde una provincia a la otra.

Negocio millonario

“Sin dudas que los frigoríficos pampeanos ejercen presión para que se abra una puerta para el ingreso de carne con hueso hacia Río Negro, es un negocio millonario. Un ejemplo: hasta el 2012, La Pampa enviaba 17 millones de kilos de carne con hueso hacia el sur del río Colorado por año. Hoy un kilo de carne que sale del frigorífico vale 63 pesos promedio. Es decir, a precio actual perdieron un negocio superior a los 1.000 millones de pesos”, señala la nota publicada este fin de semana por el diario Río Negro.

Si por alguna voltereta del destino se permitiera el paso de carne con hueso a través de la barrera del río Colorado, cuando finalmente caiga la del río Negro, los frigoríficos pampeanos tendrían el campo libre para pasar hacia el sur.

“El premio es muy grande como para no hacer el intento, pero pondría en riesgo muchas fuentes de trabajo en esta zona. Es por ello que funcionarios y productores muestran su firme voluntad de mantener cerrado el ingreso a este producto”, destaca el mismo artículo periodístico.

De hecho el criterio que impera en los ruralistas de aquella provincia es que la barrera sur se mueve, la del norte -que limita con La Pampa- no se toca.

La postura la dejo en claro el presidente de la Federación de Cámaras Rurales, Marcelo Casagrande: “hace tres años que no vacunamos, por lo que somos zona libre de aftosa sin vacunación reconocida por la OIE, organización mundial de salud ambiental. En un futuro esto nos va a permitir acceder a los circuitos internacionales de venta de carne no aftósicos que son los que más pagan”, sostuvo.

Sobre si Río Negro tiene el stock suficiente para abastecer a los nuevos posibles mercados, Casagrande remarcó que “sí, por supuesto que sí. Tenemos un potencial dormido. Y sino nos podemos fijar en nuestro Valle Medio, que es lo que tenemos más a mano, donde hay muchas chacras abandonadas porque no hay actividades rentables y sí lo está siendo la ganadería. Entonces cuando hay una actividad rentable la gente puede apostar e invertir por ella. Pero además porque la idea es que haya cada vez más vacas para abastecer el mercado local y para algún día poder exportar, esa es la idea”.

En cuanto a la cantidad de cabezas de ganado conque que cuenta la provincia, Casagrande sostuvo “hoy estamos entre 600.000 a 700.000 cabezas y en franca recuperación porque por suerte los campos se han recuperado. Y porque desde hace dos años que venimos bien con las lluvias, y las sequías no han dejado enseñanzas para potenciar la ganadería. Y estamos en franca recuperación del stock. Se recupera porque: hoy por hoy es rentable, porque tenemos en buenas condiciones los campos”.

Disputa de intereses

El 28 de febrero del 2013 las autoridades del ministerio de Agricultura de la Nación, organismo comandado en ese entonces por Norberto Yauhar, hicieron el anuncio del corrimiento de la barrera sanitaria fijada en el río Negro. El objetivo perseguido era dotar a toda la Patagonia del mismo estatus que ostentaba el sur del país: el de “libre de fiebre aftosa que no practica la vacunación”.

La iniciativa apuntaba a integrar la zona denominada Patagonia Norte A (conformada por la parte de la provincia de Río Negro comprendida entre los ríos Colorado y Negro, a la que se sumaba el partido de Patagones en Buenos Aires y parte de los departamentos Confluencia y Picun Leufú en la provincia de Neuquén) con Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, más el resto de Neuquén que ya no vacunaba desde el 2007, y obtener su pertinente reconocimiento internacional.

Ya pasaron más de tres años de ese anuncio y la medida nunca se efectivizó.

Para muchos fue una decisión apresurada, inconsulta y sorpresiva, firmada entre gallos y medianoche. El gobierno nacional siempre lo negó y dijo que se venía hablando del tema desde varios años antes. Lo cierto es que le medida encontró mal parados a varios productores ganaderos de la región. Tal fue la sorpresa que muchos animales que habían salido de la Patagonia Norte A (también denominada buffer, tapón o de transición) para ser alimentados al norte del río Colorado nunca pudieron regresar, ocasionando un serio perjuicio a los que habían optado por esa salida como paliativo a años de sequía en esta zona.

Otro de los problemas que se planteó en su momento fue que, al no existir stock bovino suficiente como para abastecer el consumo en la zona de transición, los precios del kilo de asado se dispararían de una manera que se harían inalcanzables para el bolsillo de la gente. Poco de eso ocurrió.

Hoy la decisión final que unificaría todo el territorio al sur del río Colorado con el mismo estatus sanitario la tienen el Ministerio de Agricultura de la Nación y el Senasa, pero los motivos por los cuales no se terminó de poner la firma final nunca estuvieron del todo claros.

Sí queda claro que todos los pasos que debían darse en materia de protocolo sanitario fueron cumplidos a rajatabla y ya no forman parte de las tareas pendientes.

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