Elisa Carrió: "Tengo épocas de leprosa y otras de exitosa, hoy soy atracción turística"

Elisa Carrió:

Abogada, diputada nacional y candidata por Vamos Juntos en la Ciudad

 

-La vetaron en Provincia y ahora se la ve allí más que a los candidatos del distrito.

-No fui vetada. Habíamos acordado con María Eugenia y con Horacio que después de Semana Santa lo íbamos a decidir y se decidió que en Provincia no era necesaria la candidatura porque la situación iba a estar bien en octubre, y también que para mí significaba un esfuerzo descomunal desde el punto de vista físico, porque estaba mal de salud.

-El esfuerzo lo está haciendo igual, está en Mar del Plata, en Santa Fe. ¿No hubo una evaluación incorrecta del panorama electoral?

-No sé. A mí me parece que nos va a ir muy bien en octubre. No tengo la percepción que tiene el resto, ni los encuestadores. Yo tengo mucha calle. No sé si estoy engañada, o hay un reconocimiento y un apoyo al esfuerzo que no veo dificultades en la elección. A lo mejor en una sección electoral, ¿se entiende?

-Provincia es “el” distrito.

-Pero se va a ganar muy bien en todo el país. Creo que en octubre también en Provincia. Y no creo que Cristina tenga tantos votos.

-En el Conurbano se supone que los temas son la inseguridad, la inflación...

-Sí, pero no. En el Conurbano el tema que más preocupa a todos es el narcotráfico, y se ha avanzado mucho sobre eso, las medidas sociales han aumentado.

-Vidal no la quería en Provincia, ¿no?

-Yo me llevo muy bien con María Eugenia; la quiero mucho y ella me quiere mucho.

-Pero la prefería en Capital...

-Ellos tomaron una estrategia, Mauricio, María Eugenia y Horacio, que era jugar así.

-Que Vidal fuera la figura en Provincia.

-Claro, y yo en Capital.

-Pero ahora la están tomando de prestado.

-Yo siempre vivo de prestado. Me parece que ella es una leona y yo otra.

-Y dos leonas, quizás...

-Es fuerte. Quizás eso preocupa a alguno. Yo no tengo ningún problema. Ella quiere servir a la Provincia, es terrible, pobre, todo lo que le tocó enfrentar en soledad, y además, a todo un sistema mafioso, así que yo colaboro desde donde puedo, no orgánicamente pero sí en todo el Conurbano con la lucha contra la droga, la corrupción. No tengo quejas. Y además, digo: Dios sabe por qué hace las cosas. A lo mejor la estrategia más segura para el Gobierno nacional era que yo fuera candidata a senadora, pero quizás no hubiera sido bueno para la Nación la confrontación directa con Cristina.

-¿No le hubiera gustado enfrentarla?

-No, no, porque me da pena.

-¿Qué le da pena?

-La situación en la que terminó, la familia , la soledad. Podés ser muy rico, haberte robado un país, pero... No es una elección buena de vida buscar el poder, afectó a sus hijos. Yo ya me desocupé de la Tierra; hago puntos para el Cielo, y eso es servir. Estoy contenta de servir.

¿Por qué no cree que Cristina tenga los votos que dicen las encuestas?

-Porque no lo veo ni en la calle, ni en la villa. Estuve por casualidad en el centro de Rosario, no fue programado, y se juntaron 800 personas, un afecto, un reconocimiento, un apoyo a la lucha, a Mauricio. Tengo veinte elecciones nacionales encima. Tengo claro cuando voy a sacar el 1,8 y cuando voy a superar el 30. Y estamos muy bien. Para mí Cristina, como dice Schiaretti, “no existe”, es como Menem. ¿Te acordás el miedo a Menem en 2003? Es igual.

-¿La ve así?

-Sí. Es como un fantasma que todo el mundo... Seguramente habrá votos del PJ en sectores de la tercera comandados por intendentes del PJ que se dirán “es Cristina”. Pero yo creo que una inmensa mayoría no quiere volver atrás y quiere continuar con el cambio, y sabe que hay dolor. Yo estoy más preocupada por bajarles los impuestos a las clases medias y por solucionar los problemas de la producción. Lo que hay es mucho apoyo con mucha queja. Como cuando decís “yo te apoyo, pero acuérdense de los impuestos, de esto, de lo otro”. No está discutido el apoyo a Cambiemos y esto se va a ver con una claridad tan contundente y grande en octubre, que se van a sorprender.

-Más en octubre que en agosto...

-No, en agosto ya se va a ver en muchísimos lugares. Yen octubre será contundente.

-El voto del Conurbano, que es el que marca favoreciendo a Cristina ¿no le preocupa?

-Están todos ahí en el Conurbano...Yo les digo a las mujeres del Conurbano que piensen, a quién van a seguir, ¿a los mismos que les traen la droga, a los punteros que le reparten el paco en nombre de un relato que no existe, a quién le van a creer, a Cristina sin joyas? La elección es Cambiemos o volver al pasado.

-Para muchos volver atrás es quizás volver a una situación económica más favorable.

-Bueno, pero si vos después de gastarte todo en una fiesta y robarte el país, al otro día querés comer y parar en el Four Seasons, no vas a poder. Lo que muchísima gente entendió es que lo que le falta es lo que le robaron.

-¿Y por qué entonces Durán Barba aconseja a los candidatos no hablar de economía?

-Mirá, la verdad es que a Durán Barba ni lo saludo ni lo escucho. Yo con los teñidos en general no hablo y en particular menos.

-¿Habría sido bueno blanquear de entrada la situación en que se recibía el país?

-Sí, hubiera sido muy bueno.

-¿Qué se calculó al no hacerlo?

-La hipótesis de la felicidad perpetua que tienen los asesores de imagen.

- No se consiguió esta semana la expulsión de De Vido en Diputados. ¿Qué indica?

-No fue ahora, será después. Determina bien quiénes quieren garantizar impunidad y quiénes no. El gran cambio de este Gobierno es que está siendo juzgado en el acto. Yo puedo denunciar por conflicto de intereses a funcionarios y acá no se garantiza impunidad. Ni afuera ni adentro de Cambiemos. Yo veo un delito y renuncio. Nunca el Presidente me llamó para decir “está incorrecta esa denuncia” o “por qué no me avisaste”.

-¿En campaña no le pidió bajar el tono de críticas contra Angelici, Lorenzetti...?

-Yo ya hice todo lo que tenía que hacer. Ya no está Angelici ni en la Conmebol; ya le pedí el juicio político a Lorenzetti y ya va a salir, no va a salir este año, será el que viene. Yo nunca hago denuncias en campaña electoral para no confundir la verdad con la campaña. Sólo fue una casualidad que justo el tema de De Vido, que lo vengo denunciando desde 2003...

-¿Se comunica bien desde el Gobierno?

-Se aprende. Me parece muy parecido al gobierno de Alfonsín del 83 al 85, que cometía errores menores, a lo mejor graves, pero que se rectificaban porque habían asumido con un Estado militar y estaban aprendiendo a gobernar. A mí me recuerda mucho esa época, son errores como con buena intención, hacen un desastre pero rectifican.

-Como lo de las pensiones por invalidez...

-...Porque no tenés Estado. En Francia asumís un gobierno pero tenés Estado, tenés un tipo que sabe y te dice “mire, existe tal convención”. Eso no existe más en Argentina. Y tampoco existe más el funcionario de Estado. Yo lo fui en el Superior Tribunal de Justicia y creo que todavía soy algo de eso, que es una persona dentro de la institución que guarda la memoria. Y ellos vienen de la administración de la Capital. Entonces hay algunas ansiedades. Fueron errores. ¿Dañaron? Sí, dañaron. ¿Dañaron la credibilidad del Gobierno? Sí. ¿No se van a volver a cometer? No, porque el aprendizaje ha sido doloroso, pero ¿sabés lo que yo vi? La capacidad de rectificación de Macri, porque el problema no son los que se equivocan; el problema son los necios, los que mantienen la equivocación.

-Cuando uno habla de una inflación del 17% como meta, aunque logre bajarla a la mitad, el logro parece un fracaso.

-Es un detalle. Escuchame, el PJ ha mentido eternamente los índices, y nadie le dice nada.

¿Hay una tolerancia diferente? La percepción es que al peronismo, no sólo ahora...

-Bueno, a mucha gente le gustan los ladrones y le perdonan todo y no estoy de acuerdo. A mí muchísima gente no me ha perdonado porque era gorda, porque no me peinaba. Hay un nivel de detalle que muestra una cierta ansiedad característica de la Argentina. ¿Cómo ganamos nosotros? Con paciencia. Si vos te mantenés en la verdad, después vuelven todos. Yo tengo época de leprosa y época de exitosa. Ahora creo que soy una atracción turística. Llego a la calle y es como si fuera Mirtha. No sé si son votos. No me piden nada. Por primera vez en muchos años la gente me dice “gracias”. Ahora, cuando me dicen una mala palabra, contesto. Y además a alguno le digo “te estoy investigando”, entonces creen que los conozco y se quedan petrificados.

-¿Cuándo cambió su percepción de Mauricio Macri? Alguna vez lo llamó chorro.

-No, yo dije que estaba procesado por contrabando en los 90, por Sevel, y era verdad. Estaba en la causa y fue sobreseído. Ahora, nunca tuve una relación con Franco Macri ni la voy a tener en mi vida.

-¿Usted diferencia a Franco de Mauricio?

-Sí. Pero aprendí una cosa. Para salir del autoritarismo y del saqueo tan terrible que había, alguien tenía que perder para unir. Estaba en la tumba de Urquiza, (que perdió Pavón para que la nación ganara) y entendí, al lado de su cajón, que para que la nación gane, alguien tiene que perder. Y dije “yo voy a perder”. Nosotros perdimos diputados, todo. Y propiciar desde ese lugar de grandeza una interna para quedar diferenciados, pero posibilitar un canal a través del cual el pueblo se exprese en su cambio. Y se expresó por Mauricio, y me dediqué a cuidar Cambienos, y no me voy de Cambiemos porque es como mi bebé. Es como el parto de la República.

-¿Le tienen miedo en Cambiemos?

-Mirá, siempre generé lo mismo. Amor, miedo... Soy una persona absolutamente previsible. Lo que no soy es cínica e hipócrita.

-Pero a veces una palabra suya puede generar mucho ruido en el Gobierno...

-Este es el primer gobierno que a mí me acepta como soy. Eso fue una condición. Mauricio no sólo aceptó lo que soy, sabe lo que soy.

-¿Cómo definiría ese “lo que soy”?

Me dijo: “Vos estás loca, yo te quiero, y sos la mujer más inteligente de este país”. O sea, no estoy loca sino que hago volteretas que los otros tardan, y me quiere. Porque los hombres del poder necesitan la verdad. Lo que enferma a la sociedad es lo que no se dice. El silencio de los buenos le dio poder a los malos.

 

Una mujer que disfruta estar más allá del bien y del mal

Dieciséis años tenía cuando escuchó a su abuela decir “ahora que soy viuda y tengo 60, digo lo que quiero”. Tempranamente consecuente, Elisa Carrió se preguntó para qué esperar hasta entonces y desde su Chaco natal hizo de esa premisa una línea de conducta. Hoy, con aquella edad a cuestas, está más allá del bien y del mal; lo sabe, lo ejerce y lo disfruta. “Yo soy de costado”, dirá, soltando una carcajada, mientras busca, coqueta, la mejor pose para las fotos en la vivienda que alquila en Exaltación de la Cruz, a casi 100 kilómetros de Buenos Aires, hasta que en diciembre esté lista la que está construyendo en el mismo predio, y que le permitió cumplir lo que llama su único sueño: tener una casa grande para sus hijos y sus amigos.

Acaba de recorrer 6 mil kilómetros en una semana de campaña y el esfuerzo obliga a preguntar por su salud. “Yo le decía al médico ‘me sobra espíritu, pero me falta cuerpo’. Ahora me siento muy bien, porque tomé vitaminas, me hicieron un tratamiento interno, porque yo desde afuera estoy bien. Tengo todo: diabetes, problemas cardíacos, stent, exceso de peso”. No logró dejar de fumar completamente, trata de cuidarse en las comidas (“Hago todo lo que me dicen los médicos, pero por ahí como grasa, obvio. Sé dónde se comen los mejores ravioles, conozco los restaurantes de los pueblos, las fondas, el cinco estrellas”), hace ejercicio (“tengo todo Sprayette, el Llame ya, el escalador”, explicará en referencia a los aparatos que se venden por teléfono), dejó la bicicleta (“me di un palo y anduve renga”) , y se desengancha a la noche mirando por cable historias de mujeres asesinas (“Yo me asusto pero miro. Nunca miré televisión, pero al no poder leer... Me cansa mucho.Tengo cuatro de presbicia ya por la diabetes”).

“A veces”, será la respuesta cuando se le pregunte por algún novio, para agregar rápidamente que “el amor es una cosa muy intensa y yo soy una persona pública”. El argumento del aislamiento en Exaltación no valdrá: “Todo el mundo llega, las veces que menos gente hay, hay quince a comer”. Hábil declarante, un intento por desbaratar la excusa con un “uno puede hacer que se vacíe”, se topará con un “uno puede eludir las respuestas... Una forma de eludir los compromisos es también que siempre haya mucha gente. Y además decir que uno tiene menopausia y es ya una adulta mayor. Eso me encanta”.

Madre de tres hijos, contará que el otro día Victoria (25,estudiante de dirección de cine) le dijo que había visto una película en la que una persona entregaba su vida por una causa, y ahí había logrado entenderla. Ignacio (23, abogado), dirá ella, siempre lo tuvo más claro: cuando una amiga le preguntó si nunca había cuestionado a su mamá, contestó: “¿Y por qué, si eso es ella?”. Enrique (43, publicista) vive en México y la hizo abuela. Creyente absoluta en Dios, admitirá que fue muy fuerte la reconversión desde el agnosticismo que profesaba. ¿Volverá a competir alguna vez por la Presidencia? “No, es un capítulo cerrado. Voy a seguir luchando toda la vida por la verdad y la justicia, pero yo ya no dependo de los cargos. Llegué a ser, con mis defectos, con mis virtudes. No acepté que me cambiara la política. En realidad -se ríe- la política me agravó”.

 

ITINERARIO

Nació en Resistencia (Chaco) el 26 de diciembre de 1956. Abogada por la Universidad Nacional del Nordeste, con doctorado en Derecho Público en la Universidad Nacional del Litoral. Fue convencional constituyente en 1994, y diputada nacional en varios períodos por la Coalición Cívica. Por ese partido fue también dos veces candidata a la Presidencia de la Nación, tras haberlo sido por el ARI en 2003. Fundó el Instituto Hannah Arendt y es diputada nacional por la Ciudad. Tiene tres hijos y una nieta.

 

 

Al toque

 

Un proyecto: La libertad de todos, de la humanidad.

Un desafío: Seguir luchando por eso.

Un sueño: Tener un velorio exitoso.

Un recuerdo: El campo, la infancia, los caballos y mi padre.

Un líder de hoy: Cristo, Buda, Lao Tsé, los que sabían.

Un prócer: Sarmiento, Lisandro de la Torre, Leandro Alem.

Una sociedad que admire: Admiro a las personas, no a las sociedades.

Una persona que admire: María José, doctora en Química, ama la vida y trabaja en las dimensiones. Admiro esa vida a los 103 años y a mis amigos mayores de 80, de los que aprendí todo.

Una comida: Todas.

Una bebida: El agua.

Un placer: Las cremas.

Un libro: La Biblia, y “Las palabras y las cosas”, de Foucault.

Una película: Los unos y los otros.

Una serie: No miro.

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