Se duplicó en Pilar la cantidad de chicos que asisten a algunos comedores comunitarios

Se duplicó en Pilar la cantidad de chicos que asisten a algunos comedores comunitarios

El incremento se dio por la suba de precios básicos de alimentos, y de la luz y garrafas. “La situación se está complicando”, coincidieron desde varias entidades.

La mirada es coincidente. Los incrementos en las tarifas de servicios públicos, sobre todo la garrafa de gas y la luz, acompañado de la fuerte suba en alimentos básicos como carne, pan y leche, está empujando a varios chicos a comedores comunitarios.

Tanto, que en algunos el número llegó a duplicarse en los últimos 3 o 4 meses, y el panorama, al menos por ahora, no parece indicar que se revertirá.

Pilar de Todos consultó con algunas instituciones que dan de comer o merendar a chicos de zonas vulnerables de Pilar, y si bien señalaron que “nunca dejaron de trabajar”, en los últimos meses se comenzó a notar una “preocupante” suba de niños y familias que acuden a ellos, muchas veces para obtener la única comida del día.

“El año pasado teníamos 30 chicos por día, y ahora pasamos a 80. Le damos de cenar, además de apoyo escolar y otras actividades que realizamos. Pero ya se está desbordado la situación, aunque no se le puede decir no a los chicos, pese a que los recursos no alcancen”, señaló Ángela Luna, del Comedor Los Tilos, de La Lonja.

“Mi sueldo municipal lo vuelco a los chicos. Porque está muy difícil la situación para ellos”, añadió Ángela.

María Boero, del Comedor Confiar del barrio San Jorge, en tanto, indicó que se están comenzando a recibir “muchos chicos nuevos”, con un número que saltó de unos 50 niños diarios a 80.

“No tenemos subsidio, pero el Municipio nos ayuda con alimentos y también generando contactos con empresas y entidades. En Confiar damos desayuno, almuerzo y merienda, a chicos de 6 a 14 años. Trabajamos con gente de San Jorge, El Manantial, Los Grillos y Villa Comercial, y notamos que cada vez hay más necesidades, fruto del aumento de cuestiones básicas como las garrafas o la luz. Además, muchas entidades nos reunimos periódicamente y coincidimos en que hay un aumento de personas que necesitan de nosotros, ya que a las familias de bajos recursos se les está haciendo imposible sostenerse”, expuso Boero, titular de una entidad que lleva 15 años de labor.

Gladys, del Comedor La Gringa, de Manuel Alberti, indicó que pasaron de darle de comer a 60 chicos, cuando el año pasado eran 50. Si bien en su caso el incremento no es tan notorio como otras instituciones, indicó que en la zona se han abierto otros merenderos en los últimos meses, como en el barrio El Rocío, y otro en Los Perales.

“Los chicos están con más necesidades. En las escuelas no les dan de comer como antes, y tengo el caso de dos familias que mandaron a sus hijos porque los padres perdieron el trabajo. El Municipio nos está ayudando con leche y azúcar, pero la situación social se está complicando; no estamos en el 2001, pero es imposible comprar alimentos básicos para una familia numerosa de recursos bajos, y por eso mandan a los chicos a comedores y merenderos”, expuso Gladys.

Ana Bueno administra el Merendero Chicos Felices, en Derqui, donde la situación no difiere de otras instituciones. “En este último tiempo estamos notando que vienen muchos más chicos. El año pasado teníamos 120, y ahora estamos haciendo un relevamiento para determinar en cuánto aumentó, pero es mucho. Estamos en el barrio San Soucí, y damos talleres de dibujo y apoyo escolar, pero notamos que los chicos vienen por la merienda, que en muchos casos es el último alimento del día que reciben. No recibimos subsidio del Municipio, pero sí nos dan algo de mercadería, como azúcar, leche, harina, yerba, y, cuando hay, mermelada y cacao”, enumeró Bueno.

“Con las mamás de los chicos hacemos tejidos y cortinas para vender y comprar en el mayorista elementos para el merendero. Nos ayudan mucho los comercios de Derqui y otros referentes de la localidad. Pero sabemos que en la zona hay otros merenderos, algunos que abrieron en los últimos meses, y notamos que la situación se está complicando”, se lamentó la mujer.

Justamente el aumento de la cantidad de chicos que van a comedores y merenderos que ya existían, se suma a otras entidades que se han reconvertido en los últimos meses o han añadido a sus actividades la merienda para los niños.

Es el caso del Merendero Contando con Vos, de Del Viso, que funciona hace 90 días.

“Empezamos hace tres meses, dentro de la sociedad de fomento La Tierrita, donde había fútbol social y otras actividades. Estamos a una cuadra de la ruta 26, muy cerca de la escuela 28, y a 7 cuadras del Hospital Falcón. Notábamos que los chicos venían a la institución con hambre, ya que no les daban la copa de leche en la escuela, y por eso decidimos abrir el merendero. Por ahora no tenemos ayuda del Municipio. En la escuela nos dijeron que la merienda es la última comida del día. Todo esto se debe al aumento de los alimentos básicos, como el pan y la leche, y hay chicos que vienen desnutridos y sin medias, por lo que estamos por lanzar una actividad para conseguírselas. Cuando abrimos, venían 25 chicos, ahora ya son 50”, expuso Beatriz, responsable del merendero que se ubica en el barrio William Morris.

También existen casos de entidades que realizan actividades culturales o son bibliotecas populares, que comenzaron a recibir pedidos de las madres de los chicos que allí concurren para que se ofrezcan alimentos.

“Vivimos todo esto con mucha tristeza; en los barrios la situación social es muy dura, ya que se trata de gente que el año pasado llegaba con lo justo y si bien perciben la Asignación Universal por Hijo, esta no aumentó en la misma medida que los alimentos. Una mamá me decía que hace un mes y medio que no podía comprarle carne a sus hijos”, relató días atrás Hernán Nemi, de la Biblioteca Palabras del Alma, donde “incluso la gente se acerca después de muchos años a pedir una bolsa de fideos o remedios”.

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