Los dilemas de Larreta: interna con Macri o Bullrich, y cómo pararse ante Cristina

Los dilemas de Larreta: interna con Macri o Bullrich, y cómo pararse ante Cristina

El jefe de gobierno porteño define escenarios posibles, con o sin PASO, con JxC unido o roto, y según quien sea su eventual rival en una interna. Los datos que arrojó una encuesta nacional de consumo reservado y la discusión sobre qué posición debe tomar ante la vicepresidenta.

Con PASO o sin, con la UCR dentro de JxC o fuera, con dos o tres competidores en la interna opositora. Horacio Rodríguez Larreta proyecta los posibles escenarios que lo separan de su plan 2023. Su equipo despliega hipótesis y planes para cada una de las posibilidades que ofrece un ring electoral cruzado por múltiples incertidumbres entre las que aparecen, por caso, qué ocurrirá con la economía: no es lo mismo una crisis agravada que un escenario crítico aunque estable.

Larreta admite que muchas de las variables de las que viene evaluando no dependen de su voluntad. Puede, en algún punto, fantasear con que su rival ideal del FdT sería Sergio Massa, porque se ve mejor en una disputa de centro, menos extrema y polarizada que lo podría ser un enfrentamiento con Cristina Kirchner.

La vice casi no figura en el vocabulario del jefe de Gobierno. Incluso, en uno de los puntos que genera más debate en el dispositivo del JxC, Larreta abraza una tesis que indica que no debe confrontare con la jefa del Frente de Todos (FdT). En un informe reservado sobre la estrategia nacional, elaborada por Federico Di Benedetto, se afirma que “CFK en sí misma no es un objetivo”.

Larreta cree que no es negocio antagonizar con la vice mientras en espacios satélites, pero cercanos, le proponen que salga a confrontar con la expresidente, sin importar lo que ella decida a futuro: competir o no por un tercer mandato.

Hoja de ruta

Hoy por hoy, el jefe de gobierno respeta la hoja de ruta que le indica que no debe confrontar con la vice porque eso le permite interpelar a votantes filo K y lo hace una figura menos reactiva en sectores muy peronistas del conurbano. En algún punto, Larreta proyecta dos dimensiones: la electoral, y eso sugiere que no sería una opción descartada de plano por votantes del PJ, y la de un eventual gobierno donde, más allá de su posición de unir al 70% -que explícitamente excluye al kirchnerismo-, le permite llegar con menos nivel de polarización y grieta.

Como, por ahora, esa táctica le da resultado -según los estudios de opinión pública y mediciones que hace el equipo del jefe de Gobierno- no está en debate a pesar de que distintos dirigentes le sugieran que tiene que, sí o sí, confrontar con Cristina. Hay una crítica general sobre esos modos: Larreta no tiene temas de conversación pública. El último diagnóstico con proyecciones del equipo de Larreta pone el foco, entre otros temas, en la cuestión del liderazgo y la firmeza, tono que empezó a plantear a partir de decir que será candidato más allá de lo que decidan Macri y Bullrich.

Incluso, en el trabajo de Di Benedetto, se perfilan algunos desafíos, uno de los cuáles es llevar la oferta Larreta más allá de lo que es su gestión -muy bien mirada- pero, en algún punto, insuficiente para convertirlo en un candidato atractivo a presidente. Hay una explicación histórica: ya hubo dos jefes de gobierno, Fernando De la Rúa y Mauricio Macri que demostraron ser gestores medianamente eficaces en la ciudad, pero luego fracasaron estruendosamente como presidente. Ese karma persigue a Larreta.

Panoramas

En una medición que circula en el larretismo, hecha a nivel nacional y con más de 3 mil casos presenciales está el insumo que anima a Larreta a decir que cómo va, va bien. En esa encuesta figura, por caso, que sale ganador de cualquier interna contra Mauricio Macri, Patricia Bullrich o Facundo Manes, y que resulta, en todos los escenarios, como el candidato más votado en una elección general.

Esto último se enlaza con lo primero: como gana cualquier PASO, gana en cualquier escenario general. Parece refutar una frase que explica al jefe de gobierno: que quizá sea el mejor candidato del PRO para la general pero no lo es para una PASO; donde votan los más involucrados, el núcleo duro, justamente entre los que son mejor visto Macri o Bullrich que Larreta.

Ahí aparece otro de los dilemas. Con los números de hoy, no solo por las encuestas propias sino por las que llegan a la mesa de arena de Larreta, el jefe de gobierno sale mejor parado de una PASO con Macri que con Bullrich. El expresidente, a pesar de haber mejorado en el último año, sigue teniendo un techo más bajo que el resto de los candidatos del PRO.

Macri, en la medición larretista, registra un 57,3% de “nunca lo votaría”, rechazo solo superado por dos figuras, ambas del FdT: Cristina Kirchner a quien el 58,5% “nunca votaría” y Alberto Fernández, al tope de la tabla invertida, con un 62,1% de “nunca lo votaría”. Larreta es el que tiene el menor rechazo -32,3%- mientras que sus rivales internos están bastante peor: María Eugenia Vidal 44,5% y Bullrich, 48,9%.

Aparece, fuera del dispositivo PRO, Facundo Manes que tiene un diferencial positivo muy similar al jefe de gobierno aunque menos conocimiento y menor intención de voto. En el larretismo entiende que Manes es un átomo suelto, que no cuenta siquiera con el respaldo pleno de la UCR -lo que demostró Gerardo Morales cuando cuestionó sus dichos sobre el espionaje de Macri- y que aunque estadísticamente pueda aparecer como una amenaza, no lo es. Sin embargo, Manes compite en el centro donde se mueve Larreta y una de las interpretaciones es que si el jefe de gobierno se corre a la derecha, puede dejar huérfano el centro dialoguista y que ahí se haga fuerte Manes. Teorías, nomás.

Larreta, más allá de números y proyecciones, se atribuye otra virtud: su relación con los dirigentes del interior, con los que viene trabajando, en muchos casos con aportes para la campaña. Factores que al final del camino, dice, aunque en el mientras tanto se muestren con todos los candidatos -como ocurrió con Macri, este jueves, en Entre Ríos junto a Rogelio Frigerio- al final optarán por el jefe de gobierno.

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