Las deudas del sistema penitenciario bonaerense

Las deudas del sistema penitenciario bonaerense

Una de esas deudas pendientes que tiene la Provincia de Buenos Aires es el sistema penitenciario provincial. Hace dos años, la Gobernación puso como norte reorganizar el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) con la premisa de "limpiar" uno de los organismos más sospechados de corrupción en la administración provincial

Sin embargo, organizaciones encargadas de monitorear la situación en las cárceles advierten por el calamitoso estado de los penales y la superpoblación carcelaria.

El SPB cuenta con 54 unidades penitenciarias y seis alcaldías de detención. Actualmente es conducido por Juan José Baric, quien asumió bajo el ala del ministro de Justicia Gustavo Ferrari hace poco más de un año en reemplazo del saliente Fernando Díaz.

La llegada de Baric implicó un plan de "refundación" del sistema carcelario de la Provincia. El mascarón de proa del proyecto para reformar el SPB es el propio Ferrari. A lo largo de este año, el titular de la cartera de Justicia provincial pasó a retiro a más 800 agentes penitenciarios. Una purga que tiene el claro objetivo de "limpiar" el sistema.

Hace unos días la Gobernación anunció que unos 473 penitenciarios se sumaron para "reforzar" las unidades penales del territorio bonaerense. Se trata de 269 hombres y 204 mujeres que egresaron de la Escuela de Cadetes de la ciudad de La Plata. 

Sin embargo, el estado de situación de los penales bonaerenses es calamitoso. Así lo reveló la Comisión Provincial por la Memoria en un lapidario informe anual en donde dejó en claro que la superpoblación carcelaria y las torturas como práctica sistemática intramuros son los principales problemas al que se enfrenta el sistema.

De acuerdo a los datos presentados en el relevamiento de 2016, en 2006 la población encarcelada en la provincia de Buenos Aires era de 23.878 personas ascendiendo a 34.096 en el año 2015. En ese contexto, se reveló que en la última década el crecimiento de la población en prisión en la Provincia fue de 43%, es decir, unos 15 puntos porcentuales más que el crecimiento de la población detenida en todo el país y 30 por encima de su crecimiento poblacional (de 12,7%).

"Se vienen constatando diversas vulneraciones que implican un agravamiento de las condiciones de detención de las personas alojadas. Al problema de la sobrepoblación y hacinamiento, y la violencia institucional se asocian paupérrimas condiciones edilicias y un régimen de vida destinado a provocar el sufrimiento e inhabilitación de la persona más que su rehabilitación", destacaron desde la Comisión por la Memoria provincial en su informe de 2016.

Por su parte, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) es otra de las instituciones que lleva un exhaustivo relevamiento del estado de situación de las cárceles bonaerenses. De acuerdo a un informe de la institución, la población actual de presos en cárceles de la Provincia asciende a 40.816 internos cuando la capacidad declarada por el SPB es de 26.000 presos. Esto significa una alarmante sobreocupación carcelaria que llega al 57%.

En lo que respecta a la tasa de encarcelamiento, desde el CELS indican en el informe que publican en su página web que la tasa de cantidad de encarcelados cada 100 mil habitantes de la Provincia alcanza a los 238 cuando un década atrás esa misma tasa llegaba a los 180 internos.

En el informe publicado en mayo pasado, el CELS advirtió que "la información recopilada señala que la tortura es un fenómeno extendido en los ámbitos penitenciarios de todo el país". El propio organismo citó un relevamiento del Registro Nacional de Casos de Tortura (RNCT), realizado por la Procuración Penitenciaria de la Nación y el Comité contra la Tortura de la provincia de Buenos Aires que 2014 se registraron 303 hechos de agresión física entre las que se destacan golpes, patadas, palazos, abusos sexuales y otros tipos de hechos de violencia que pueden generar lesiones. 

Los datos de los informes son contundentes y aún queda bastante por recorrer. Una purga de penitenciarios y un simple maquillaje edilicio no sirve para cumplir con el principal objetivo de cualquier sistema penitenciario: resocializar a los internos.

Comentá la nota