El debate sobre la supresión de las PASO pone en peligro la integridad del peronismo

El debate sobre la supresión de las PASO pone en peligro la integridad del peronismo

Con Alberto Fernández sucede algo muy extraño. La mayoría de sus decisiones y afirmaciones están sujetas a revisión constante, cuando no posterga sus definiciones para más adelante. Toda idea de previsibilidad debe ser descartada.

Ante la menor presión corporativa o de espacios con cierto grado de organización, recula. Estas conductas, que ya serían graves en una sociedad y una economía razonablemente equilibradas, se agravan de manera exponencial en medio de la fabulosa crisis que atraviesa la Argentina desde hace años.

Cuando el martes pasado se reunió con los gobernadores del norte argentino, estos le recordaron su compromiso de eliminar las PASO, por un tema de costos, de actualidad pandémica y para evitar alterar el avispero en las provincias argentinas. En diciembre Alberto había dicho que sí, pero Máximo le bajó el pulgar y los varios proyectos presentados en tal sentido quedaron cajoneados.

En el reencuentro con los gobernadores la situación fue más tensa e incluso algunos deslizaron, preocupados, su temor por el nivel de dependencia hacia Cristina Fernández, que incluso le impidió dar una respuesta clara sobre el tema en cuestión.

Como es sabido, los gobernadores son gente de acción, pragmáticos, acostumbrados a construir  poder real. Por eso no sorprendió que el salteño Gustavo Sáenz anunciara que las elecciones provinciales en su distrito se realizarán por separado de las nacionales. En Misiones se estudia algo parecido, lo mismo que en Chaco y en la mayoría de las provincias argentinas.

La definición de estos cronogramas paralelos conmovió al presidente. Los gobernadores -sobre todo del oficialismo- no tienen nada que esperar de un eventual “efecto arrastre” de votos en su beneficio por participar de la boleta del Frente de Todos. Más bien todo lo contrario. En cambio la coalición nacional de gobierno sabe que, librada a su propia suerte, perdería muchísimos de los sufragios obtenidos en 2019. La evaluación sobre la gestión del gobierno nacional es francamente pesimista para la mayoría de los argentinos.

Por esta razón, Alberto decidió este fin de semana habilitar el debate parlamentario sobre la suspensión de las PASO. El problema es que esta determinación lo pone en las antípodas de Máximo Kirchner, quien cajoneó justamente el debate en diciembre ya que las PASO son un elemento indispensable para su proyecto de “salir a comerles el territorio a los intendentes peronistas”.  Ese proyecto incluye, además, su acceso a la presidencia del PJ provincial, para poder manipular a voluntad la lapicera y así tratar de concretar el golpe final: la destrucción del peronismo bonaerense y su reemplazo por La Cámpora.

¿Es posible mantener durante mucho tiempo una alianza en la que uno de sus actores principales intenta utilizar la coalición para destruir a sus socios? En 2015, el resultado de este plan llevó a la presidencia a Mauricio Macri. ¿Llevará en 2023 a Horacio Rodríguez Larreta?

A partir del anuncio, los bloques parlamentarios del FDT deberán discutir la decisión a adoptar respecto de las PASO. Para incluirlo en la agenda parlamentaria, se contó con el apoyo de los partidos provinciales. JxC se manifestó en contra, por varias razones: por un lado porque sería un argumento mediático muy potente para atacar al gobierno; por otro, porque para la coalición opositora las primarias significan una instancia de competencia y ordenamiento interno que no quiere resignar.

Por estas razones, ni bien se enteraron de la decisión de Alberto ya prometieron judicializar la cuestión. Un argumento que implica el vaciamiento de la política, pero que a JxC siempre le ha resultado muy rendidor en términos electorales.

Como sucede muy a menudo, los intereses de JxC coinciden con los de La Cámpora y el cristinismo en general. El cronograma electoral es competencia de la dirección nacional Electoral, bajo el ala del ministro del Interior Wado De Pedro, quien hasta ahora mostró objeciones a las supresión de las PASO. El tiempo es escaso, además, ya que para posibilitar la realización de las PASO en agosto, los padrones definitivos deberían estar presentados para el mes de abril.

Por esta razón muchos interpretaron que, al tirarle el fierro caliente al Congreso Nacional, Alberto Fernández sólo buscó sacarse el tema de encima. Difícilmente los gobernadores mantengan un cronograma unificado para las elecciones provinciales y nacionales si no tienen garantía alguna de la supresión de las PASO, más aún cuando algunos de ellos están habilitados para suspenderlas por decisión propia en las elecciones provinciales.

El tema de fondo parece ser que el cristinismo está más interesado en liquidar definitivamente al peronismo de la provincia de Buenos Aires antes que en imponerse en la elección nacional. Incluso algunos comunicadores informales aseguraron que no les molestaría que el Frente de Todos sacara menos votos que en 2019, porque aún así podrían incrementar su participación parlamentaria, en vistas de que JxC deberá poner en juego muchas bancas, obtenidas en la elección de 2017, cuando Esteban Bullrich se impuso a CFK en los comicios para el Senado.

Horacio Rodríguez Larreta, que no es precisamente lerdo y sabe que este debate dejará muchísimas heridas al interior del Frente de Todos, sacó un nuevo as de la manga: decidió sondear a Juan Schiaretti como eventual candidato a vice para su fórmula presidencial en 2023.

A esta altura, ya son varios los analistas que, en off, confiesan que le ven poca vida a la continuidad del Frente de Todos. ¿Cuán poca? Las respuestas realmente sorprenden.

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