Crujen los resortes de la Cancillería

Por Martín Dinatale - Varios resortes de la estructura troncal de la Cancillería empezaron a crujir y a dar muestras de fragilidad en los últimos días. Quizás la postal tenga vinculación directa con la alicaída figura del canciller Héctor Timerman, que ya no aparece demasiado en público, redujo sustancialmente su perfil mediático y ya no tiene demasiado acceso a la Presidenta.
La ausencia de una política exterior definida del Palacio San Martín se hizo evidente ante hechos concretos que sucedieron recientemente en la política doméstica y que dejaron mal parado a Timerman.

"No hay nada de eso. Son cosas de la vieja guardia de la Cancillería que no se adapta a los cambios y quiere seguir con los mismos privilegios de antaño", se atajó ante LA NACION un destacado colaborador del canciller.

Sin embargo, hay varias muestras de este "desmoronamiento interno" del Palacio San Martín, como lo graficó un avezado embajador. En el menú de hechos que hicieron crujir a la Cancillería en los últimos días se encuentran:

Los exhortos a Suiza. La justicia de Suiza rechazó los pedidos de ampliación de información sobre operaciones de lavado de dinero vinculadas con el empresario kirchnerista Lázaro Báez que había pedido el juez Casanello. Desde Ginebra, fuentes del gobierno suizo se encargaron en aclarar a LA NACION que "no hubo un rechazo y falta de voluntad" del Ministerio Público de ese país por brindar información de cuentas bancarias. Por el contrario, en Suiza se investiga en forma paralela a 140 empresas con sus respectivas cuentas bancarias que podrían estar relacionadas con operaciones sospechosas de Báez. El problema es que en la Argentina el juez Casanello no cumplió con todos los requisitos necesarios para elevar el exhorto a Suiza. "Es un problema de la justicia y no de la Cancillería", se justificó un funcionario allegado a Timerman. Sin embargo, en el Palacio San Martín hay un área de asistencia legal que no dio muestras suficientes para asesorar correctamente al juez argentino y elevar un pedido acorde con los requerimientos de Ginebra. Ahora el exhorto volverá a foja cero y para que haya un nuevo pedido podrán pasar varios meses. ¿Un simple ardid del juez argentino, demasiadas objeciones burocráticas de Suiza o un nuevo traspié de la Cancillería? Nadie responde.

Paraísos fiscales y viaje polémico. El viaje de Cristina Kirchner a las islas Seychelles también dejó mal parado a Timerman. La Cancillería le dijo al diputado de GEN, Gerardo Milman, que investigó el tema, que ellos no seguían la agenda de la Presidenta en los viajes al exterior. Nadie del Palacio San Martín pudo explicar la contradicción que hay entre los dos días de escala en Seychelles que publicó el Boletín Oficial y las 13 horas que mencionó la cuenta de Twitter de la Casa Rosada. En épocas de Menem e incluso de Néstor Kirchner, la agenda oficial en viajes al exterior era estrictamente informada por la Cancillería. ¿Por qué se relegó ese papel a una cuenta en Twitter que además puede ser fácilmente hackeada? La AFIP denunció que las islas Seychelles son paraísos fiscales, pero en la Cancillería admiten en reserva que "nadie ataca frontalmente a los paraísos fiscales porque hay mucho dinero en el medio". Es decir, se siguen los lineamientos de la OCDE hasta donde conviene.

Cambios en comercio exterior. El viceministro Axel Kicillof puede sonreír tranquilo. Acaba de ejecutar otra de sus travesuras: puso a un hombre de su confianza en la Secretaría de Comercio Exterior de la Cancillería. Así, corrió de un día para el otro a Estanislao Zawels que hacía cinco años estaba en el cargo y ya no será Director de negociaciones económicas bilaterales con Europa. Junto con Zawels se corrieron a otros dos directores de la misma área para poner a funcionarios camporistas que responden al viceministro de Economía. Es una nueva victoria de Kicillof sobre Guillermo Moreno pero también es una nueva muestra de degradación de la carrera diplomática y un signo de que la política exterior sigue atada a pulseadas de política doméstica.

La embajadora, sin visitas. Cecilia Nahón deambula desde hace tiempo en Washington sin ser recibida por los centros empresariales o intelectuales de mayor peso político. La embajadora argentina en Estados Unidos no generó demasiada confianza en el establishment norteamericano. No sólo por su escasa experiencia en la diplomacia y su mostrada juventud. También le recriminan no tener una política muy amigable con los Estados Unidos y malos modales para transmitirla. "Es una embajadora muy alineada a La Cámpora y de escaso peso para la diplomacia norteamericana", admitió a LA NACION un funcionario del Departamento de Estado que sigue de cerca los temas argentinos. No es casual que Nahón haya sido casi un actor de reparto en la organización de la reunión del Consejo de las Américas que se hará mañana en el Hotel Alvear en Buenos Aires donde concurrirán empresarios de todos los colores políticos y la mayor parte de los ministros expondrá en diversas conferencias. En otros años el entonces embajador Jorge Arguello gravitaba más en el armado de ese encuentro. Ahora toda la agenda queda atada a las decisiones de la entrañable amiga de Cristina Kirchner y presidenta del Consejo de las Américas, Susan Segal. Pero quizás este no sea un problema para la Presidenta. En caso contrario no hubiera designado a Nahón como sherpa para la cumbre del G20 que se hará en San Petersburgo en los primeros días de septiembre.

Bilateral con Piñera. La Presidenta eludió la semana pasada a su par de Chile en Paraguay. Habían acordado una reunión bilateral pero a último momento Cristina Kirchner canceló todo. Timerman no sabía cómo explicar a su par chileno, Alfredo Moreno, por qué se diluía un encuentro que resultaba clave para la agenda de ambos países. Mañana llegarán a Santiago buena parte de los ministros argentinos para tener una reunión bilateral ampliada de gabinetes. Pero los funcionarios argentinos carecen de una brújula para tratar los temas que se desarrollarán allí ya que la Presidenta no saldó antes sus diferencias con Piñera y a la Cancillería sería demasiado pedirle una brújula.

El acuerdo con Irán embargado. Al canciller Timerman lo tiene a maltraer la falta de respuestas de Teherán sobre el memorándum firmado por la causa AMIA. El presidente Rohani no da muestra alguna de seguir los pasos de su antecesor Ahmadineyad. Pero a la encargada de asuntos legales de la Cancillería, Susana Ruiz Cerutti, que siguió de cerca las negociaciones de ese acuerdo, ya no parece interesarle demasiado el tema. Más bien está preocupada por un aval de la Presidenta para su designación en la Corte Internacional de Justicia.

Comentá la nota