Cristina ya tiene tres nombres para dirigir la Aerolíneas Argentinas del nuevo gobierno

Cristina ya tiene tres nombres para dirigir la Aerolíneas Argentinas del nuevo gobierno

Se trata de dos ex ejecutivos durante la gestión de La Cámpora, y de Isella Costantini, quien presidió la firma en los primeros tiempos de la era Macri.

 

Por Andrés Sanguinetti.

Con la renuncia de Luis Malvido a la presidencia de Aerolíneas Argentina (AA) concretada hace pocos días, Alberto Fernández tiene ahora la tarea de elegir entre una terna de nombres para definir quién será la cara del nuevo gobierno en la empresa aérea estatal de bandera.

El elegido no tendrá una tarea fácil si se tienen en cuenta algunas definiciones que fue dejando el presidente electo sobre la política aerocomercial que adoptará a partir del 10 de diciembre y el rol que le pretende dar a Aerolíneas durante su mandato al frente de la Casa Rosada.

Una mirada bastante opuesta a la que el gobierno saliente de Mauricio Macri le impregnó al mercado, con la apertura de la competencia a las compañías aéreas low cost y la decisión de reducir los subsidios a la operación de AA como principales banderas de estos cuatro años de administración de Cambiemos.

Pero antes de esas definiciones y todavía en tiempos de transición, la compañía debe llevar a cabo la que será la última asamblea general ordinaria y extraordinaria, pactada para el próximo 9 de diciembre a las 10:30 horas en Av. Rafael Obligado s/n, Terminal N° 4, Piso 5°, Aeroparque Jorge Newbery, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ese día, se tratarán varios temas como la consideración de los estados contables especiales y documentación complementaria, correspondientes al período intermedio finalizado el 30 de septiembre.

También se tratarán las renuncias presentadas no sólo por Malvido, sino también por otros directores designados por el Estado y los independientes como son Eduardo Esteban Franck; José María Zuliani y Mariano Pedro Ansaldo.

También se pondrá en consideración un informe y varios reportes sobre la gestión de la empresa durante el macrismo como forma de informar sobre el estado de situación que dejará esta gestión a quienes Alberto Fernández designe a partir del 11 de diciembre.

Esta documentación se complementará con un informe sobre los aportes recibidos del Estado Nacional hasta el 30 de noviembre de este año y algunas medidas tomadas en el último balance en relación con la imputación del saldo por revaluación contable, el aumento y reducción de capital dispuestos así como los resultados del período finalizado el 30 de septiembre.

La asamblea además debería designar a los nuevos directores titulares y suplentes, de los cuales dos deben representar al Estado Nacional; ortros dos a los accionistas independientes y dos más a los trabajadores agrupados bajo el Programa de Propiedad Participada (PPP).

Sin embargo, se espera que la asamblea apruebe todos los balances y los estados de situación que las actuales autoridades de AA se encuentran redactando y seguramente se darán a conocer durante los primeros días de diciembre, con datos sobre las operaciones, la situación financiera, contable y de gestión.

El objetivo es ofrecerle al gobierno entrante una especie de cierre de los números lo más formal posible para evitar lo que hizo La Cámpora en el 2015, cuando ni siquiera se presentaron los balances del 2014 y el 2015 que se debieron reconstruir casi de cero, buscando información sobre las acreencias y las deudas que no tenían respaldo de papeles ni documentación.

Los candidatos de Cristina

En cuanto a la elección del nuevo directorio y de los reemplazantes de los ejecutivos renunciantes, la asamblea pasará a cuarto intermedio a la espera de que sea el nuevo gobierno el que tome esta decisión.

Siguiendo la lógica legal, una vez que asuman las nuevas autoridades nacionales y se designe al titular del Ministerio de Transporte, el gobierno tendrá que nombrar dos representantes para que participen en la asamblea de accionistas de AA.

Esto siempre que la empresa continúe bajo la órbita de la cartera que todavía comanda Guillermo Dietrich, ya que es el accionista mayoritario en la compañía en representación del Estado nacional.

Cuando este proceso esté finalizado, serán los representantes oficiales junto con el resto de los directores de la compañía quienes nombrarán a la nueva conducción ejecutiva.

De todos modos, la palabra final sobre quién será el mandamás de Aerolíneas la tendrá Cristina Kirchner, teniendo en cuenta que la compañía aérea es una de las "debilidades" que la futura vicepresidenta tiene, como también son los casos de YPF y las relaciones de la Argentina con los acreedores externos.

Asumiendo también que para el Frente de Todos, las obras públicas, la producción y el transporte serán parte fundamental del programa político que ofrecerá Alberto Fernández al resto del mundo.

En ese marco, los "posibles" y principales candidatos a gestionar la operación de la aerolínea estatal tienen pasado en la compañía. Se trata de Isella Costantini; Luis Pablo Ceriani y Fabián Lombardo.

Claro está que la primera es la más conocida para el público en general por haber sido la elegida por Macri para comandar AA durante los primeros años de su gobierno.

Provenía del principal sillón ejecutivo de General Motors (GM), donde se había convertido en la primera mujer en ocupar el cargo de CEO a nivel regional de la automotriz norteamericana, y hasta fue incluida en el 2013 entre las 50 mujeres más poderosas del mundo de los negocios según la revista Forbes.

Hasta que con la llegada de Macri a la presidencia de la Argentina fue convocada por el todavía Jefe de Estado para gestionar la aerolíneas reemplazando a Mariano Recalde, hombre de La Cámpora que había sido elegido por Cristina Kirchner para ser sus ojos en la compañía aérea estatal.

Comenzó un plan de ordenamiento de las finanzas de la empresa que puso énfasis en la necesidad de alcanzar el déficit cero en las cuentas de la empresa y en la investigación de cientos de contratos irregulares que heredó de la gestión Recalde.

La estrategia de Isella se complementaba con una mejora de los ingresos de la compañía y de su rentabilidad, aumento de la cantidad de pasajeros y de la credibilidad, viabilizar las rutas, en especial las internacionales.

Tuvo también la tarea de negociar con los seis gremios que agrupan al personal de AA para intentar convencerlos de ese proceso de transformación.

Pero su tiempo en la compañía fue efímero y duró 10 meses entre enero del 2016 cuando asumió y diciembre del mismo año cuando renunció aludiendo "motivos personales" y siendo la primera baja del equipo de Mauricio Macri como presidente.

Luego se supo que su salida tuvo otras razones más allá de las personales. De hecho, en un reciente reportaje con el periodista Luis Novaresio, reconoció que la echaron "en cinco minutos y sin anestesia".

La decisión se la comunicó el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien fue fundamental en su despido luego de que las relaciones se fueron desgastando y se terminó la confianza entre ambos.

Ahora, desde el entorno de Alberto Fernández se deja trascender que es vista con buenos ojos y hasta el propio presidente electo la elogió públicamente al punto de haber reconocido que se trata de una "persona valiosa" que le gustaría recuperar para la función pública.

Sin embargo, desde el entorno más cercano a Cristina Kirchner y La Cámpora el rechazo es unánime por entender que tiene un perfil "demasiado Pro" y por no olvidar su cercanía con el macrismo.

También parece jugarle en contra el apoyo de algunos sindicalistas del sector como Ricardo Cirielli (APTA), quien incluso ya la defendió durante su salida con un comunicado en el que reivindicó su gestión.

Habría cosechado votos en contra luego de la foto que se tomó con Pablo Biró (APLA) durante el Coloquio de IDEA que se llevó a cabo en octubre pasado en Mar del Plata. Se trata de un gremialista muy cercano al kirchnerismo que en su momento fue crítico de su gestión en AA, aunque en los últimos tiempos dio gestos de haber saldado las diferencias y se acercó a charlar con la empresaria durante el evento.

En cuanto a Ceriani, fue CFO y vicepresidente de Aerolíneas entre el 2009 y el 2015 y se lo vincula con el gobernador electo de la provincia de Buenos Aires. Es decir, con Axel Kicillof por haber trabajado entre el 2007 y el 2010 como investigador académico para el dirigente kirchnerista cuando éste fue subdirector del Centro de Estudios para la Planificación de Desarrollo (Ceplad), dependiente del Instituto de Investigaciones Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.

Fue además redactor de columnas periodísticas en el diario El Argentino junto con el diputado Héctor Recalde, padre de Mariano Recalde.

"Me dediqué a la investigación en políticas públicas y trabajé también en la gestión de empresas públicas", dice Ceriani en su Linkedin, a modo de presentación propia. "En mis años de Aerolíneas lideré y formé parte de un equipo que se dedicó a transformar la compañía de manera permanente. Fue un logro del que estamos orgullosos a pesar de las críticas y los resultados están a la vista" agrega.

En el 2013, Ceriani, quien ya venía ocupando otros cargos en Aerolíneas, fue designado como director titular de la compañía en reemplazo de Juan de Dios Cincunegui, un ex integrante de La Cámpora que fue denunciado por Cristina Kirchner por estar involucrado en un caso de supuesta estafa y defraudación con asociaciones de consumidores y bancos.

En su contra le juega haber sido quien, junto a Mariano Recalde, había firmado con contrato con Sol Líneas Aéreas por el cual le pagaba una suma fija mensual en dólares por 210 horas de vuelo más el costo del combustible.

Se trató de un contrato que la administración de Costantini rescindió porque le hacía perder $1 millón por día para cumplir con este llamado Acuerdo de Cooperación que le aseguraba a la ex empresa rosarina de la familia Angeli una ganancia en dólares del 12% de los costos de explotación.

Era un convenio que incrementaba las pérdidas de AA que por esos años tenía un balance deficitario cercano a los u$s500 millones por año, mientras se hacía cargo de las ganancias de una empresa privada que se encontraba ya al borde de la quiebra antes de suscribir el acuerdo.

Ceriani, en su rol de director Financiero de Aerolíneas fue quien firmó el contrato, con la aprobación de Recalde, entonces presidente de la firma aérea de bandera. Ambos, además adelantaron fondos a sus socios rosarinos por algo más de $125 millones a modo de anticipo.

Con respecto a Fabián Lombardo, es el actual representante local de Azul Linhas Aéreas, una aerolínea low cost de origen brasileño que tiene pocos años de operaciones en el mercado aerocomercial argentino.

Pero también es un viejo conocido para el personal de Aerolíneas ya que durante 10 años y dos meses ocupó varios cargos gerenciales. Por caso, fue Chief Commecial Officer (CCO) durante seis años. También estuvo a cargo de varias gerencias como las de Ventas Globales; Revenue Management (Políticas de tarifas, Reservas y Optimización de inventario); de Programación de Vuelos (Planificación de Rutas y Destinos, Incremento o Reducción Capacidad).

También de las gerencias de Alianzas ( Sky Team, Acuerdos con otras Compañías Aéreas Regionales e Internacionales); de Marketing. Y fue representante de AA en comités Internacionales del sector como ALTA y IATA.

En el 2015, cuando Recalde intentó dar pelea electoral para convertirse en Jefe de Gobierno de la Ciiudad de Buenos Aires, ocupó el cargo del militante de La Cámpora en Aerolíneas.

Lo hizo de manera provisional siendo además contemporáneo en las tareas gerenciales de Ceriani. De hecho, junto a Recalde, ambos presentaron a fines de noviembre del 2015, el plan operativo de Aerolíneas para el 2016, a pesar de que eran tiempos en los cuales el gobierno kirchnerista ya conocía su negro futuro electoral con la derrota de su candidato a presidente, Daniel Scioli.

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