No va más: Cristina terminó de devorarse al (mini)albertismo bonaerense

No va más: Cristina terminó de devorarse al (mini)albertismo bonaerense

El acto en La Plata terminó de confirmarlo: el Presidente se quedó sin embajadores. Afuera de las roscas, aunque con bilaterales. Intendentes en fuga discreta.

Por: Macarena Ramírez.

 

LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) A Alberto Fernández no le quedó nada… nadie que se siente en su nombre en algunas de las mesas en las que el peronismo decide qué hacer en la madre de todas las batallas. La vicepresidenta, Cristina Fernández, terminó de devorarse al albertismo nonato que asomaba en el amanecer de la gestión cruzada por la pandemia, cuando la imagen del Presidente gozaba de buena salud y hombres y mujeres se animaban a representarlo en Buenos Aires.

El peronismo bonaerense está en estado de reunionismo permanente: tensiona, discute y negocia cada punto de lo que será la estrategia a desplegar en una campaña que arrancó anticipada, pero que tendrá puesta de ahora en adelante una segunda marcha, con la oposición lanzada. Fernández no tiene representante que participe de esas roscas.

Los errores no forzados de la Casa Rosada combinados con el agobiante enfrentamiento con el kirchnerismo terminaron desplazando en el tablero de la interna a tres ministros de raigambre bonaerense que fueron integrantes de la mesa chica albertista: el titular de Obras Púbicas, Gabriel Katopodis; y los exintegrantes del gabinete que retornaron a buscar votos y/o refugiarse en sus distritos Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Juan Zabaleta (Hurlingham). En el último tiempo, hasta el Movimiento Evita, que supo ser el brazo territorial del Presidente, se fue corriendo lentamente en la disputa interna hacia la tribu alineada con la vice.

Los tres dirigentes mencionados participan activamente de los encuentros estratégicos que se multiplican en territorio bonaerense, pero ya no lo hacen en representación de la Casa Rosada sino en nombre propio. Hace tiempo que Katopodis, Ferraresi y Zabaleta comenzaron a tender puentes con el presidente del Partido Justicialista (PJ) bonaerense, Máximo Kirchner. Los dos primeros participaron junto a un grupo selecto de la cena que la vicepresidenta encabezó en la residencia del gobernador Axel Kicillof luego del acto por el Día del Militante en el Estadio Único Diego Armando Maradona de La Plata, para el que pusieron a disposición su poder de movilización.

En el mismo sentido inició su desplazamiento el Evita, pese, incluso, a haber chocado fuerte con la vicepresidenta por el manejo de los planes sociales. Se supo que semanas atrás, Emilio Pérsico recibió a Kirchner en su casa de La Matanza. Del encuentro también participó la diputada Patricia Cubría, quien ya lanzó su candidatura en el distrito desafiando a Fernando Espinoza, uno de los últimos barones del conurbano. A partir de aquel encuentro, que se mantuvo en estricta reserva por semanas, las conversaciones nunca se interrumpieron y la organización movilizó a sus dirigentes al acto en La Plata. Está decidido, es con CFK. Nunca sin ella.

No obstante, el Presidente tiene diálogo periódico con actores de peso de la política bonaerense. En la lista se anota a los intendentes Mario Ishii (José C. Paz), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Juan José Mussi (Berazategui) y el diputado Julio Pereyra (Florencio Varela). A los últimos tres los recibió días atrás en la Casa Rosada y tuvo encuentros el que encabezó junto a intendentes semanas atrás.

Otras referencias del albertismo, como la ministra de Desarrollo Social, Victoria Toloza Paz, o el canciller Santiago Cafiero, ambos con base en Buenos Aires, ni siquiera aparecen como actores de reparto en el escenario montado por la vice para definir la estrategia electoral en el territorio del 37 por ciento del padrón electoral nacional que el kirchnerismo busca alambrar.

Fracasó también el intento de Fernández de darle volumen a su sello bonaerense, PARTE, el que mandó a normalizar y poner en funcionamiento sin grandes resultados.  

Lo puso en palabras la senadora provincial Teresa García, cuando Letra P le consultó respecto del rol que debería tener Fernández frente al año electoral: “El Presidente va a acompañar la construcción que le permita un triunfo al peronismo”. Sin embargo, el Fernández no se resigna y a las fotos que logró recolectar, una con intendentes que le fueron a pedir fondos y otra que exhibió esta semana con Mussi, Pereyra y Descalzo, este viernes volvió a mostrarse en el conurbano, esta vez en Pilar, acompañado de Katopodis, Tolosa Paz y el intendente local, Federico Achaval.

La aventura de la reelección, lanzada por primera vez por Ferraresi en tiempos que hoy parecen inmemoriales, parece no estar extinta, aunque en los últimos movimientos del Presidente alguien podría advertir que comienza a replegarse lentamente y tomar distancia de cualquier contienda. Como sea, algo es seguro, en Buenos Aires, donde en gran parte se define la suerte de la disputa por el sillón central, al presidente designado no le quedan, siquiera, las pocas armas que alguna vez tuvo.

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