Cristina, Máximo, más volumen político y una ventana que el Gobernador se resigna a abrir

Cristina, Máximo, más volumen político y una ventana que el Gobernador se resigna a abrir

Las designaciones en Jefatura de Gabinete, Gobierno e Infraestructura modificarán las formas. También descorren el velo de una gestión que el Gobernador prefería más encriptada. Qué aporta cada uno, el rol de la vicepresidenta y la influencia de su hijo.

Por: Hernán Sánchez.

Cristina Fernández terminó la faena en el Gobierno nacional, y una vez que Alberto Fernández cedió como un cordero ante el acecho del puma tardó pocas horas en “resolver” el problema de la provincia de Buenos Aires. Su hijo dilecto en la política, Axel Kicillof, es otro de los grandes derrotados de las Primarias y, por lo tanto, también estaba obligado a dar señales de cambio. Con un trato absolutamente diferente al dispensado con el Presidente, pero no con menos enojo, la vicepresidenta intervino de manera directa en el armado del nuevo gabinete provincial, atenta a la demanda y las quejas de los intendentes. El rol de Máximo Kirchner, además, aparece como clave en la resolución final.

Con Kicillof, Cristina nunca se permitiría una carta como la que implosionó todo en el ámbito nacional el jueves pasado. Tampoco es necesario. El Gobernador bonaerense es más receptivo a sus peticiones y, como quedó demostrado este domingo, actúa con muchísima mayor celeridad ante los planteos de la expresidenta. Un llamado bastó para que Kicillof se tomara un avión de ida y vuelta a El Calafate (la misma aeronave comercial que lo llevó a la mañana lo recogió a la tarde cuando regresaba de su ruta a Ushuaia), escuchara las recomendaciones y, a su regreso a La Plata, resolviera los cambios que dejaron a Carlos Bianco sin Jefatura de Gabinete, a Agustín Simone sin la cartera de Infraestructura y a Teresa García fuera del ministerio de Gobierno.

Los intendentes habían pedido la semana pasada algunas cabezas del equipo ministerial y querían que en esas sillas se sentaran representantes distritales, para “darle mayor volumen político y de gestión” al gobierno. Dejaron en claro que no estaban convencidos con las actuaciones de Bianco, Simone, Sergio Berni y Agustina Vila. El titular de Seguridad responde de manera directa a la vicepresidenta y ahora, con Aníbal Fernández en el ministerio de Seguridad de la Nación, tiene un interlocutor con el que se lleva bien. Por ahora sigue, pero no podrá pelearse con Aníbal como lo hacía con Sabina Frederic. En tanto, Kicillof parece haber salvado la permanencia de la Directora General de Cultura y Educación, un extraño caso debido a que es, quizá, la funcionaria más cuestionada por los alcaldes. 

La designación de Martín Insaurralde al frente de la Jefatura de Gabinete constituye, a todas luces, un triunfo político significativo de los barones del Conurbano, sobre todo de la Tercera sección, sobre el Gobernador. Pero más allá de las peticiones directas que hicieron el pasado miércoles, sin la intervención de Cristina Fernández y Máximo Kirchner el cambio no se habría producido, al menos no con tanta celeridad. Hasta ayer nomás Kicillof mantenía su gabinete y desde su círculo cercano se insistía que si había modificaciones no serían inminentes. Y mucho menos estaba previsto desplazar a Bianco.

Insaurralde se mueve como uno de los jefes del peronismo de la Tercera sección, conduce el segundo distrito del Conurbano Sur en importancia y, en los tiempos que corren, tiene como uno de sus principales capitales políticos la excelente relación con Máximo Kirchner. Es una pata más en la que se asienta la ahora herida alianza gobernante, y es uno de los pocos responsables de distrito con llegada y diálogo fluido con la vicepresidenta. 

El nombramiento del intendente de Lomas de Zamora como jefe de los ministros tiene otra punzante lectura hacia el interior profundo del kirchnerismo. La relación entre Kicillof y Máximo es tan ambivalente como el carácter del diputado nacional. Hay celos y visiones diferentes sobre cuestiones políticas y de gestión. Con Insaurralde en esa silla estratégica, el Gobernador deja abierta una ventana hasta ahora entornada con mucho recelo. El hermetismo con el que le gusta gobernar a Kicillof, y que estaba garantizado con la presencia de Bianco y su estrecho círculo de confianza en las áreas clave, se terminó. “Vamos a tener un gobierno mucho más abierto”, le dijo esta noche a La Tecla un hombre que reporta al peronismo de la Tercera sección. 

Insaurralde no solo le garantiza a los intendentes un diálogo más fluido y receptivo con el Ejecutivo provincial, también se supone que mejorará ostensiblemente la relación con la Legislatura. De hecho, ya tiene sobre sus espaldas el manejo de la Cámara de Diputados a través de la presidencia de Federico Otermín, mano derecha e incondicional del mandamás lomense. Por otra parte, en diciembre llegará a la Cámara baja Mariano Cascallares a quien, en estas circunstancias, le espera un rol protagónico. Insaurralde y el actual intendente de Almirante Brown son hermanos de la vida, amigos fraternos de tiempos de estudiantina. Se conocen de memoria y juegan en tándem siempre.

Por último, el nuevo Jefe de Gabinete tiene sobre sus espaldas vasta experiencia en campañas electorales, y sabe lo que es conducir un proceso eleccionario en la Provincia desde que fue primer candidato a diputado nacional por el Frente para la Victoria en 2013. Los jefes comunales le pidieron la semana pasada a Kicillof una mesa de coordinación de campaña conjunta en la que estuvieran representadas por algunos de ellos todas las secciones electorales. No lo querían a Bianco en esa mesa. “Preferimos a Teresa García y que además al frente esté el propio Gobernador”, decían. En pocas horas el escenario cambió sustancialmente en su favor y será Insaurralde quien coordinará las acciones.  

Nardini y Alvarez Rodríguez

Otra ventana que Axel Kicillof deja abierta a la mirada de los intendentes y, por ende, al resto del espacio oficialista, es la del reparto, avance y disposición de la obra pública. La designación de Leonardo Nardini en lugar de Agustín Simone es otro triunfo del intendentismo sobre el gobierno encriptado que manejó la Provincia desde el 10 de diciembre de 2019 hasta hoy. La llegada al despacho de la cartera de Infraestructura del mandamás de Malvinas Argentinas también obedece a recomendaciones de la superestructura del Frente de Todos. 

Como en las viejas épocas, cuando los gabinetes compensaban fuerzas entre la Primera y la Tercera con designaciones de ambas secciones, la apertura ministerial permite el desembarco de un representante de cada uno de esos tanques electorales en los que el oficialismo pondrá la mira para recuperar votos, e intentar dar vuelta la elección. Nardini había recomendado, en la reunión con Kicillof del jueves, que se elaborara una estrategia específica para cada región electoral, teniendo en cuenta las necesidades del Gobierno en el plano legislativo. Precisamente, en la Primera, el oficialismo necesita por lo menos recortar diferencias para ver si puede sumar un senador más, y restárselo a la oposición, en la cruzada por dar vuelta la relación de fuerzas en la Cámara alta. 

Nardini tiene experiencia en gestión ministerial más allá de su trayectoria como intendente. En 2009 arribó al gobierno nacional como asesor del por entonces director de la Secretaría de Deportes, Claudio Morresi. Más tarde fue designado coordinador de iniciativas deportivas y recreativas de la Subsecretaría de Planeamiento y Gestión Deportiva. En el último gobierno de Cristina Fernández, entre 2013 y 2015, fue director en Malvinas Argentinas de la ANSES, una oficina que el kirchnerismo usa a menudo como catapulta de dirigentes que luego propone para pelear por las intendencias. 

Con vasta experiencia en la gestión provincial y conocimiento de la cartera de Gobierno, que ya ocupó entre 2011 y 2015 durante el segundo mandato de Daniel Scioli, Cristina Alvarez Rodríguez vuelve a la Gobernación para reemplazar a Teresa García. Es decir, será quien en los papeles deberá llevar la relación cotidiana con los intendentes, pero ese rol lo compartirá con Insaurralde. 

Durante la actual administración el ministerio de Gobierno absorbió varias áreas y tiene en el horizonte algunas otras, como el Instituto de Cannabis Medicinal que está pendiente de votación en la Legislatura. Una de sus dependencias es el Registro de las Personas, sobre el cual se centraron críticas por parte de los jefes comunales, debido a que en la post pandemia todavía siguen sin funcionar los Registros Civiles. Hubo un cuestionamiento fuerte al respecto en el encuentro con la Tercera. Ponerlos en marcha será la primera tarea de la flamante funcionaria.

 

Alvarez Rodríguez es otra dirigente que, sin ser de La Cámpora ni provenir del kirchnerismo de paladar negro, goza de la simpatía y estima por parte de la vicepresidenta. Y tiene una excelente relación con Máximo en la Cámara de Diputados de la Nación, donde tenía mandato hasta el 10 de diciembre.

Además de haber sido ministra de Gobierno de Scioli, la sobrina nieta de Eva Duarte fue presidenta del Instituto de Previsión Social (IPS) en 2001, y subsecretaria de Cultura (luego Instituto Cultural) entre 2002 y 2005, año en que fue elegida por primera vez diputada nacional por el Frente para la Victoria. Entre 2007 y 2011 fue ministra de Infraestructura de la Provincia, tras lo cual arribó a la dependencia que ahora ocupará para los segundos dos años del mandato de Kicillof. 

Con solamente tres designaciones, el gobierno bonaerense acaba de dar un vuelco que le imprime más volumen político. Por deseo de los intendentes, por intervención de Cristina y para beneplácito de Máximo.

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