¿Son creíbles las encuestas?

¿Son creíbles las encuestas?

Arturo Giordano Errecarte es integrante de una consultora que realizó diversos relevamientos electorales en Mar del Plata durante los últimos días. Más allá de los números de los candidatos, 0223 le propuso hablar sobre el universo tan cuestionado de los encuestadores.

 

Un equipo interdisciplinario que trabaja desde hace 15 años en la consultora Prisma, con sede en la ciudad de La Plata, desembarcó en Mar del Plata en las últimas semanas para realizar un conjunto de encuestas sobre las jornadas de elecciones que se vienen. 

En una entrevista con 0223, su referente Arturo Giordano Errecarte, respondió a las consultas sobre las dudas que existen respecto a los encuestadores.

Sin dejar de reconocer que su actividad "está en tela de juicio", Giordano Errecarte asegura que muchas consultoras pueden realizar bien su trabajo "por más que los números den distinto, porque cada una tiene su metodología y sus formas".

Ante cada elección, y en esta en particular, surgen muchos interrogantes en la gente sobre la fiabilidad y veracidad de las encuestas, ¿cómo se desarrollan las consultoras del rubro en ese contexto?

En los últimos 15 años creció mucho la especialización en lo que tiene que ver con la comunicación política, las ciencias políticas y la investigación social. Antes de las encuestas se encargaban más que nada los sociólogos o comunicadores, y en la actualidad hay un abanico mucho más abierto, en donde empiezan a surgir, con las nuevas tecnologías también, nuevas posibilidades. Entonces la encuesta hoy es una foto, una herramienta que sirve para trabajar durante una campaña, pero no lo es todo. De hecho, dentro de las técnicas de investigación, uno tiene las cuantitativas, que son las encuestas y el sondeo, y después las cualitativas, que son los focus group y las entrevistas en profundidad. Del focus group, que cada vez se escucha más, la verdad que es una herramienta más rica, incluso mucho más, a mi modo de ver, que las encuestas. La encuesta te permite tomar una foto estática y alguna medida, con un margen de error. En cambio con el focus group vos podrías profundizar mucho más dentro de lo cualitativo y comenzar a percibir cosas que en una encuesta no están.

Entre los cuestionamientos de la población figura el desconfiar sobre el grado de representatividad de las encuestas, por ejemplo, las que se realizan por teléfono.

En las encuestas tenés la diferencia entre las IBR y las presenciales. Las IBR son robots, son máquinas que van directamente a una base de datos, compuesta en lo general por aquellos que responden y a los que se sigue llamando y continúan respondiendo en las encuestas. Y sabemos que si responden es porque hay un cierto interés mayor que quizá la población general no tiene. En esto de la especialización política surgieron muchos consultores que con una inversión mínima pueden obtener datos, pueden tener una encuesta provincial y nacional, pero con pocos casos, donde se plantea un margen de error. La metodología en su momento hablaba de encuestas presenciales, en un universo en donde todos tienen la misma posibilidad de ser encuestados. Ese universo cada vez se modifica más. A nosotros nos pasa cuando hacemos encuestas presenciales, que hay ciertas personas que tienen más ganas de contestar que otras. Tenemos esa diferencia con lo que son las encuestas IBR, que va a ese universo telefónico. Algunas dicen que tienen base de datos con celulares, pero es algo confuso. Nosotros vamos a los barrios y vamos a donde la encuesta IBR no llega. Por eso muchas veces los números difieren. 

Las dudas de la gente entonces son comprensibles.

En primer lugar uno se plantea todo. Así como los encuestadores están bajo la lupa, cuestionados precisamente porque hay números de todo tipo, uno como consultor también tiene esa obligación de transmitir la confianza que el cliente deposita en uno, algo que es difícil, en donde uno tiene que confiar en su equipo. La fortaleza de su encuesta se mide por el eslabón más débil. Una encuesta es un procedimiento que tiene muchas partes: desde una muestra, desde la capacitación a los encuestadores y desde que los encuestadores estén comprometidos con las ciencias sociales. No es lo mismo una persona que estudia que no es afín a las ciencias sociales y que le pueda dar una importancia menor a la metodología, y quizá haya cierta tendencia a que sea todo lo mismo. Nosotros trabajamos con un equipo donde la idea es que siempre tengan compromiso. El 90% de las encuestas que están dando vuelta son de IBR. Si la consultora no es seria, puede incurrir en cierto sesgo. Y como esto es una foto y cada uno tiene su foto, esa imagen que uno ve puede tener ciertas variaciones. Siempre los consultores son cuestionados en los números.

¿Los números de las encuestas generan cierta predisposición en la opinión pública?

En parte pueden generarla, pero no sé si tiene que ver tanto con la intención de voto. Hoy en día tenemos muchos indecisos y también hay muchas formas de medir a los indecisos. Como así también hay varias formas de medir la intención de voto. Si uno pregunta qué tan decido está al momento de votar, te puede dar un 50% que está decidido y otro 50% no. En la que hicimos en Mar del Plata, nos dio muy decidido un 41% y bastante decidido un 17%. Es decir que no llegan al 60% los que te dicen que están decididos. Está pregunta la hacemos antes de ver a quien va a votar, para después cruzar los datos. Porque luego cuando decimos estos son los candidatos y a quién va a votar, el encuestado siempre termina dando una opción. 

¿Ocurre que los indecisos deciden su voto en el cuarto oscuro?

Hay porcentajes que dicen que el 30, 40 y hasta el 50% de los votos se deciden a último momento, entendiendo a eso como la última semana o en el mismo momento en que se está ante las urnas. Entonces actúa cierto impulso, un impulso cruzado por un montón de condiciones subjetivas que están internalizadas previamente, que tienen que ver con lo ideológico, con la campaña, con el bolsillo, con su metro cuadrado. Y eso se puede visualizar mejor en un focus group que con una encuesta, que es una foto en donde lo importante es que si uno tiene varias fotos con la misma metodología, puede ir viendo las variaciones. Muchas veces hay diferencias de uno, dos o tres meses en donde las encuestas se mantienen igual, quizá con metodología distinta, y otras no. Ahí es cuando tenemos que ver los números, quién bajó, quién quedó estabilizado, quién subió.

¿Cómo abarcan los encuestadores el universo de los jóvenes?

A todo el mundo se le puede llegar y la predisposición de los jóvenes para responder siempre es buena, el problema es encontrarlos. Nosotros establecemos cuotas de género, edad y otros cortes y al joven siempre es más difícil encontrarlo. Entendemos que dentro de los jóvenes hay dos segmentos: una cosa es el primer voto y otra es el voto joven que ya tuvo una experiencia. Los jóvenes de 16 y 17 años tienen una demanda en cuanto a querer conocer el sistema de votación. La mayoría no sabe ni que se vota ni como se corta una boleta.

Comentá la nota