Córdoba golpea a Cambiemos y ordena al PJ Federal

Córdoba golpea a Cambiemos y ordena al PJ Federal

El peronismo no kirchnerista espera una victoria contundente de Schiaretti que consolide la tercera vía y su lugar como árbitro. El Gobierno mira con resignación la caída en el bastión macrista.

Por GABRIELA PEPE.

La elección del gobernador de Córdoba del próximo domingo se encamina a convertirse en el séptimo golpe que recibirá la Casa Rosada desde que se inauguró el cronograma de comicios provinciales y promete posicionar a Juan Schiaretticomo ordenador del peronismo no kirchnerista de cara a las definiciones nacionales.

La victoria de Schiaretti es, a esta altura, casi un hecho consumado para oficialistas y opositores. Luego de que la Casa Rosada fracasara en su intento por ordenar la interna que enfrenta al intendente de la capital provincial, Ramón Mestre, y al jefe del loque de diputados nacionales, Mario Negri, y tras una campaña hostil, Cambiemos llega a la elección dividido y le allanará al gobernador el camino a la reelección. La duda, en todo caso, es cuán estrepitosa será la derrota.

El panorama previo es preocupante para la Casa Rosada. Las encuestas más pesimistas muestran una ventaja abultada para Schiaretti, que podría cosechar más votos que los dos candidatos del oficialismo juntos. El panorama más optimista reduce la diferencia, pero siempre lo muestra vencedor en la provincia que le dio el triunfo a Mauricio Macri en el ballotage 2015, a la que Cambiemos apuntaba este año para juntar votos para la reelección presidencial.

Córdoba es el segundo distrito electoral del país y la tercera provincia de la región Centro en ir a las urnas en 2019, luego de las primarias de Entre Ríos y Santa Fe. Como explicó Letra P, esa zona, que concentra la mayor parte del padrón del país, es crucial para el oficialismo, que recogió allí la mayor cantidad de votos para Macri en 2015 y revalidó los pergaminos de Cambiemos en 2017.

Hace cuatro años, el Presidente cosechó en Córdoba el 53,22% en la primera vuelta electoral y llegó al 71,52% en el ballotage. Ese mismo año, la alianza Juntos por Córdoba, que encabezaban Oscar Aguad y Héctor Baldassi, obtuvo el 33,75% en las elecciones para gobernador, que ganó Schiaretti por una diferencia de apenas seis puntos. Dos años después, en 2017, Córdoba volvió a darle un respaldo al Presidente. Cambiemos cosechó el 48,48% de los votos y le sacó 18 puntos de diferencia al peronismo cordobés en las legislativas de medio término.

Ese número alimentó la esperanza en el oficialismo, que empezó a contar a Córdoba entre las provincias que podía aspirar a ganar en 2019. El listado empezó a reducirse al compás de la crisis económica, que puso en jaque a la marca Cambiemos en todos los distritos. El inicio del cronograma electoral, el 10 de marzo con las elecciones generales de Neuquén, le dio a la Casa Rosada el primer baño de realidad. El oficialismo terminó tercero en tierra del Movimiento Popular Neuquino (MPN), al igual que en Río Negro y las primarias de Chubut y Santa Fe. En Entre Ríos, el gobernador Gustavo Bordet le sacó al radical Atilio Benedetti 25 puntos de ventaja en las PASO y en San Juan, Sergio Uñac hizo lo mismo con el oficialista Marcelo Orrego.

El panorama es preocupante para la Casa Rosada: Schiaretti podría cosechar más votos que los dos candidatos del oficialismo juntos.

La expectativa para Córdoba no es diferente y eso es lo que se encargan de señalar desde todas las vertientes del peronismo opositor, desde el kirchnerismo hasta los distintos referentes de Alternativa Federal. “Va a ser una derrota contundente del Gobierno. Como en todas las elecciones hasta ahora, eso es lo importante”, remarcó un importante referente del Frente para la Victoria (FpV) que aseguró que, más allá de la distancia de Schiaretti con el kirchnerismo, su triunfo le conviene “a todo el peronismo”.

El mismo dirigente destacó como acertada la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de bajar la lista kirchnerista para evitar confrontar con Schiaretti. Más allá de que en el entorno del cordobés aseguran que “no hubo ni hay ningún contacto” entre el gobernador y el Instituto Patria, la definición está en sintonía con la orden que Cristina dio en todas las provincias de no entorpecer la marcha de los gobernadores peronistas hacia la reelección.

Aunque hacia adentro de Alternativa Federal nunca se puso en duda el triunfo de Schiaretti, es un hecho que una victoria contundente terminará de posicionar al cordobés como organizador del espacio. En el entorno del gobernador descartan por completo la posibilidad de que, con la victoria en el bolsillo, el mandatario decida salir a pelear la elección presidencial, pero apuestan a que se convertirá en un ordenador hacia adentro del peronismo no kirchnerista, aunque sin demasiado ruido.

“No va a cambiar demasiado el escenario porque 'El Gringo' ya es un dirigente de peso y gobierna la provincia más grande que tiene el peronismo. No necesita revalidar nada. Lo importante es la derrota de Cambiemos”, dice un dirigente del espacio. Sin embargo, el domingo a la noche, Schiaretti ya tendrá vía libre para salir del cerco que puso en la provincia 50 días antes de la elección. Ese “alambrado” que le hizo el cordobés a la elección provincial es el que, a cuatro días de la elección, mantiene a los dirigentes nacionales fuera del territorio y el que, en principio, haría que ningún nombre de peso en Alternativa Federal se suba el domingo al escenario del triunfo. “Por ahora prima la idea de limitar la elección de Córdoba a un tema local y no nacionalizarlo. La victoria es del Gringo y después él verá qué mensaje da”, le dijo a Letra P un referente del peronismo federal.

En Alternativa Federal creen que, después del domingo, Schiaretti insistirá en la necesidad de armar un frente amplio con el peronismo como columna vertebral y a sectores del progresismo, el socialismo y el GEN.

En el armado de Alternativa Federal creen que Schiaretti saldrá a vender el triunfo de Hacemos por Córdoba para insistir en la necesidad de armar un frente amplio, cuya columna vertebral sea el peronismo pero que incorpore también a sectores del progresismo, el socialismo y el GEN. Un mensaje anti grieta. Ese modelo es el que impulsaRoberto Lavagna, que espera con ansias la reelección del gobernador de Córdoba y una victoria del Frente Progresista en las generales de Santa Fe que impulse su candidatura presidencial.

Schiaretti recibió a Lavagna en su provincia en marzo y ve con buenos ojos su postulación, pero le hizo saber que cree que las candidaturas deben dirimirse en las primarias y no definirse “a dedo”. Un triunfo contundente, dicen en el peronismo federal, le daría mayor margen al cordobés para marcar esas definiciones, entre otras.

El cordobés hizo su cierre de campaña este jueves en la comuna de Rayo Cortado, en el departamento Río Seco, al norte de la provincia, donde estuvo acompañado por, entre otros, su candidato a intendente de la capital, Martín Llaryora. En el peronismo confían en que el arrastre de Schiaretti –que opera aún con la boleta única de papel que se utiliza en Córdoba, que incluye un casillero que permite votar lista completa– lleve a Llaryora al triunfo y termine con la hegemonía radical.

El desenlace de la pelea entre Negri y Mestre no solo tendrá repercusiones en la Casa Rosada, sino, también, en la Convención Nacional de la UCR, donde el intendente de la capital provincial y el presidente del interbloque Cambiemos en la Cámara de Diputados también juegan en diferentes bandos. Mestre está enrolado en el sector radical que impulsa la ampliación de Cambiemos –e incluso insinúa la ruptura con el PRO- mientras que Negri tiene el apoyo incondicional del gobierno nacional, que le dio respaldo a través de Elisa Carrió, de Horacio Rodríguez Larreta y de la figura más taquillera del oficialismo, María Eugenia Vidal.

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