El Consejo Federal Pesquero le otorgó al Grupo Solimeno un permiso irregular

El Consejo Federal Pesquero le otorgó al Grupo Solimeno un permiso irregular

En el Acta 19 se trató la reformulación del buque Rasmus Effersoe de 44,6 metros de eslora y 2.215 HP, características que lo dejan fuera de la pesquería de langostino. Sin embargo los consejeros no repararon en las características y le aprobaron una autorización de captura de 1.775 toneladas. Volumen que surge de las capturas de pelágicas de otro barco irregular.

El barco congelador Rasmus Effersoe colocó sus tangones antes de estar autorizado a ingresar a la pesquería de langostino. La eslora de arqueo de 44,6 metros (46,85 de eslora total) y una potencia de motor superior a la permitida, lo dejaban afuera, como así también su permiso exclusivo para la pesca de merluza. Sin embargo, y con habilidad indiscutida para seducir funcionarios, el Grupo Solimeno logró que el Consejo Federal Pesquero le otorgara una autorización de captura para todas las especies no cuotificadas sin exclusión de langostino y sin hacer un solo cuestionamiento. La situación, además de irregular, resulta sospechosa.

El Rasmus Effersoe operó como buque congelador de merluza y con una importante cuota para la empresa Grinfin, hasta hace unos tres años. Luego, barco y cuota pasaron a manos del Grupo Solimeno. El buque de 35 años fue sometido a una profunda reparación, quedando reluciente y con un cambio radical: se le colocaron tangones.

El hecho de que el barco saliera del astillero con tangones despertó suspicacias, dado que las características técnicas de la embarcación y su permiso exclusivo para merluza lo dejaban afuera.

El Rasmus Effersoe tiene 44,6 metros de eslora de arqueo y una potencia motora de 2215 HP. Características que lo excluyen de la pesquería de langostino según lo estableció el Consejo Federal Pesquero el año pasado en la Resolución 7. Por lo tanto, sujetándose a la legislación,  los tangones carecían de sentido. Pero no son las normas ninguna limitación, al menos para Solimeno.

El jueves de la semana pasada comprobamos amargamente que Solimeno tenía razón, lo que marque la normativa no significa nada. El Consejo Federal Pesquero le otorgó una autorización de captura para todas las especies no sometidas a cuotificación que le permitiría el ingreso a la pesquería de langostino.

Se le otorgaron 1.775 toneladas de captura. El barco Virgen María, que detenta un permiso irregular desde los años noventa, fue el que se las cedió. Otro dato significativo del cedente es que en sus 26 años de historia se dedicó casi exclusivamente a la merluza hubbsi, llegando a descargar cerca de 8.000 toneladas en 1996. En todo ese tiempo solo capturó 11 toneladas de langostino.

En toda su historia, el barco Virgen María capturó unas 15.000 toneladas de otras especies. De las cuales 8.200 toneladas corresponden a especies pelágicas y concentra en solo tres años el 65% del total capturado. Esto ocurrió entre 2010 y 2012. Del promedio de estos tres años surgió el volumen de 1.775 toneladas que cedió al Rasmus Effersoe.

Es decir que el Consejo Federal Pesquero, tal como viene haciendo en otras reformulaciones en las que lanchas amarillas se convierten en langostineros, ahora lo hizo nuevamente al transformar la captura de pelágicas en potenciales langostinos. Teniendo en cuenta, además, que se las otorgó a un barco con tangones que no está habilitado por la legislación vigente para pescar langostino.

Para finalizar, al buque Virgen María le permitieron mantener su importante cuota de merluza y le otorgaron una autorización de captura para todas las especies no cuotificadas de 582 toneladas, eso sí, con exclusión de langostino. Este volumen surge del promedio histórico de capturas de todas las especies del barco. Es decir que su historial fue repartido dos veces.

Esto decidieron los consejeros la semana pasada y lo dejaron plasmado en el Acta 19. Todos estuvieron de acuerdo. El único que se abstuvo de votar fue el Representante de Chubut; pero como ocurre siempre no expresó los motivos de su disconformidad, solamente se abstuvo. El Consejo Federal Pesquero ha naturalizado el otorgamiento indiscriminado de permisos de langostino.

Las limitaciones técnicas pueden ser dibujadas por los armadores con la colocación de mamparas que supondrían una reducción de la eslora, pero lo cierto es que para el Registro de Pesca el barco tiene más de 40 metros de eslora de arqueo y más de 2000 HP. Podrán decir que decenas de barcos han sido autorizados en esta condición, como el José Américo; y tendrán razón.

Podrá alegar la empresa que se han otorgado decenas de autorizaciones de captura a barcos con historiales similares al que exhibe el buque Virgen María. Podrán decir que se han transformando una y otra vez pelágicas, calamar y hasta bicho bolita en langostino. Y tendrán razón porque el Consejo Federal desde hace años viene reduciendo las exigencias. Tanto en las especies como en los años de captura.

Todo se ha hecho a medida del empresario, según las necesidades que fue requiriendo. Ahora, en momentos de incertidumbre biológica para el langostino y bajo el pedido expreso de los investigadores de reducir el esfuerzo pesquero, no pueden dejar de aumentarlo. Son presos de sus propios errores y esto le cabe tanto a Cambiemos como al kirchnerismo; por eso nadie alza la voz.  Acá los únicos que pierden son el recurso y los empresarios que se han manejado bajo los parámetros de la ley.

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