Cómo ve Macri la pelea entre Larreta y Bullrich y por qué insiste en que haya una PASO en 2023

Cómo ve Macri la pelea entre Larreta y Bullrich y por qué insiste en que haya una PASO en 2023

El ex presidente por ahora resiste las presiones para definir si competirá por un nuevo mandato. Las razones y sus deseos. El rol de Javier Milei en la oposición

“Soy el único ex presidente argentino que puede andar por el mundo y hacer cosas. Participar de la FIFA, ir al Mundial de bridge, dar charlas en el extranjero. Mi vida no se acabó después de la presidencia”, asegura a sus interlocutores Mauricio Macri, para destacar el capital que siente que todavía conserva, dos años y medio después de abandonar la Casa Rosada en medio de la crisis económica que marcó su salida.

“Hoy no lo siento. Tengo que sentir ese deseo para postularme”, cuentan que responde cuando le preguntan si quiere volver a sentarse en el sillón de Rivadavia. Ante cierta incredulidad de sus interlocutores por esa respuesta, repite: “Para mí el poder no es irresistible. Yo nací con poder. No lo necesito”. Sus colaboradores recuerdan que Macri fue el anfitrión de los presidentes más importantes del mundo en la reunión del G20 en Buenos Aires, y estuvo como jefe de Estado invitado por ellos en hoteles y palacios de lujo en sus países.

Macri tiene en claro dos objetivos que viene expresando en sus reuniones con los integrantes de la Mesa Nacional de Juntos. El primero, sostener la unidad, única alternativa que ven en la coalición opositora para tener chances de ganar las próximas elecciones. Y en ese sentido, está convencido de que hay que dirimir quién va a ser el candidato o candidata en 2023 en una primaria ordenada.

El segundo objetivo es fortalecer “el para qué”. El ex presidente admite que hay “variantes” dentro de la alianza, y cree necesario ir “madurando“ para “llegar todos alineados” a las elecciones.

Tras su paso por la Casa Rosada, Macri está convencido de que ”no se trata de sentarse en una jaula de oro”, sino que es necesario contar con un “doble mandato” de la sociedad: no solo el político, sino además el económico, para hacer las reformas estructurales que considera necesarias, y que no llegó a concretar en su mandato. “Tenemos que llegar a la elección con un mensaje rupturista”, dicen que enfatiza en sus reuniones con dirigentes y empresarios.

En ese sentido, el ex mandatario suele destacar en sus conversaciones que existe ahora -en su opinión- un consenso sobre la necesidad del déficit cero y de reducir el tamaño del Estado. Pero admite que ese acuerdo se diluye al empezar a analizar caso por caso qué habría que recortar. En la lista de opciones a discutir figuran desde las tarifas de los servicios públicos y los planes sociales, hasta los fondos públicos que recibe Aerolíneas Argentinas y los subsidios a la Patagonia. A esto se suma la promesa de no subir impuestos que ya hicieron pública distintos dirigentes del Juntos y de, incluso, bajar algunos de los actuales.

En ese sentido, sabe que en el radicalismo los desacuerdos son mayores, y distingue al sector de los más jóvenes como Martín Tetaz, Martín Lousteau, y Alfredo Cornejo, a los que ve más convencidos de las reformas “necesarias”, del sector que comanda Gerardo Morales, titular del Comité Nacional de la UCR, quien estaría más remiso.

Hace suyas las palabras que encabezaron el comunicado de Juntos luego de la reunión de Mesa Nacional del miércoles: “Somos el cambio sin anarquía. Fuimos y somos, hace más de una década, el límite al kirchnerismo que necesita la Argentina y la alternativa de cambio profundo”. La inclusión de la frase “sin anarquía” en el texto se la adjudican. Un participante de la reunión del miércoles de la mesa nacional de la alianza opositora señala que Macri está convencido que Juntos tiene “el volumen que impidió el atropello del sistema institucional, con la experiencia de la gestión”.

La futura PASO de Juntos

En sus diálogos con dirigentes de confianza del PRO, cree que debe haber una PASO dentro de Juntos, y que esa competencia es fundamental para dirimir el futuro candidato. Al menos hoy, se siente más cómodo como “el gran elector” dentro del espacio opositor.

Analiza que en esa Primaria debería haber tres competidores idealmente: Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y un postulante de la UCR. Si bien no quiere adelantar - al menos públicamente- a quien apoyaría en una interna, afirma en la intimidad que a los dos referentes del PRO “hoy, todavía les falta”, aunque se muestra quizás más crítico con el jefe de Gobierno que con la ex ministra de Seguridad. Está atento a las encuestas y, a medida que se acerquen las elecciones, evaluará quién tiene más chances. “Hoy no hay uno que esté claramente mejor”, dicen en su entorno.

Macri cree que Larreta puede capitalizar su capacidad de gestión, pero le falta “mostrar una voluntad firme de cambio y enfrentar lo que hace falta”. Sobre su ahijado político, le escucharon decir en la intimidad: “Lo que lo trajo hasta acá, no le alcanza para llegar a ser presidente”. Frente a las críticas del ex presidente de que al jefe de Gobierno le falta mostrar voluntad de cambio y decisión de tomar medidas más profundas, los colaboradores de Larreta argumentan que “sin consensos previos con peronistas razonables y otros sectores, se puede ganar una elección, pero estás condenado al fracaso al día siguiente. Hay que sumar masa crítica para sostener en el tiempo las reformas”.

A la inversa que Larreta, Macri cree que Bullrich -hoy el rostro más visible de los halcones en el PRO y más cercana a sus posiciones- tiene un déficit de gestión, pero -a su juicio- reúne la decisión y capacidad para llevar adelante los cambios que son necesarios. En el entorno de la ex ministra aseguran que “todavía hay un largo camino por recorrer” y que “Patricia no duda en ir al frente”.

Lo cierto es que si bien Macri no se incluye hoy como candidato en esa PASO para aspirar a la presidencia, tampoco lo descarta de plano. Quienes lo conocen aseguran que no le gusta que le digan que no puede presentarse, ni que tampoco le digan que tiene que estar sí o sí. Sus movimientos en las últimas dos semanas parecen indicar que coquetea con la idea de volver a jugar, como indicaría la foto que él mismo twitteó con Donald Trump, o su participación ayer en el foro de un selecto grupo de empresarios en Llao Llao, Bariloche.

Esa indefinición sobre una posible candidatura lo distingue de Rodríguez Larreta, quien no oculta su aspiración a ser presidente. Quienes lo conocen a Macri aseguran que no lo va a anunciar hasta último momento. “Es su forma de mantener y acumular poder”, dicen en las cercanías del jefe de Gobierno. “Pero hasta ahora, al menos, Mauricio nunca le manifestó a Horacio su voluntad de ser presidente”, aseguran fuentes del ala porteña del PRO.

Para apoyar la veracidad de que Macri no lo tiene decidido, su entorno argumenta que “en 2018 y 2019 la pasó mal”, y que “no quiere ir de vuelta a hacerse cargo del cambio estructural que hay que hacer, si la gente no entiende la necesidad”. Y recuerdan que “ya le tiraron 14 toneladas de piedras por un cambio mucho menor que el que se necesita hoy”.

En ese sentido, dicen que Macri cree que “se requiere un 60% de la gente que apruebe terminar con los privilegios”. Frente al actual panorama económico, con una inflación que supera el 60% anualizada y una pobreza que alcanzó al 37,3% de la población en el segundo semestre del 2021, asegura que “la profundidad de la crisis económica actual es condición necesaria, pero no suficiente” para pensar en un escenario que lo posicione en la cúpula del poder nuevamente.

¿Competiría Macri en una interna con Larreta y Bullrich, si decidiera postularse finalmente? Él asegura que sí a los que se lo preguntaron. “Siempre he creído en la competencia”, es una de sus frases de cabecera. Cuesta imaginarlo compitiendo con dos de sus “pollos”, y en el entorno del jefe de Gobierno porteño no lo ven factible. “Si las encuestan no lo dan como ganador, no se va a arriesgar a ir a una PASO. En cambio Horacio está dispuesto a ir con quien sea. Incluso con Macri”, se envalentonan.

Razones personales

Sobre su posible candidatura, Macri tiene también dilemas de índole más personal. Hay un dato no menor: su mujer, Juliana Awada, no quiere que se postule para un nuevo mandato. Incluso Jorge Lanata le hizo una broma en ese sentido a la ex primera dama el sábado pasado en su casamiento, en el que la ex pareja presidencial compartió la mesa principal del periodista. Awada siempre lo acompañó, pero vio el efecto que tuvo la presidencia sobre Macri, y no quiere repetir la experiencia. “Ya dio mucho. Mejor primera dama que ella, no va a haber”, aseguran que dice Macri orgulloso de la “hechicera”, como la llama. Por otro lado, con 63 años cumplidos el 8 de febrero pasado, un nuevo mandato lo dejaría a la puerta de los 70 años, ya sin la vitalidad física que aún le permite viajar y hacer deportes, una de sus pasiones.

Pero en sus cavilaciones también siente como una reivindicación, en los últimos tiempos, un reconocimiento tardío a algunas de las reformas que implementó en su gobierno, o que intentó y quedaron a mitad de camino.

“Por eso escribí Primer Tiempo, para que vean los caminos que acerté y los que erré”, suele decir sobre su libro. Se admite frustrado porque considera que con la vuelta del kirchnerismo al poder se dio marcha atrás con la mayoría de las desregulaciones que se hicieron durante su gestión, como las implementadas en el transporte o en la Aduana, o con la creación de las SAS (sociedades simplificadas), por ejemplo. “Me dieron al país en el 3er subsuelo, y logré llevarlo hasta el 5to piso, aunque no pude llevarlo hasta la torre. Y ahora estamos en el 7mo subsuelo, con una hiperregulación en todos los ámbitos”, se lamenta en sus diálogos con integrantes de Juntos. Sin embargo, pese a no ser afecto a la autocrítica, reconoce que durante su gobierno no pudo controlar las variables económicas: “La macro se nos desbandó”, admitió ante distintos interlocutores.

Respecto a la interna en el oficialismo por la negociación del Gobierno con el Fondo, suele elegir una figura futbolera para describirla: “Ellos (por el Frente de Todos) están pecheando en el borde del precipicio y ni siquiera tienen conciencia del peligro que corre el país”. Y está convencido que el organismo internacional tiene una mirada “muy benévola” con esta gestión, “porque no quiere que explote todo”, pero está la espera del próximo gobierno.

El veto a Milei

Pese a sus coqueteos con la figura de Javier Milei, quienes hablan con él todos los días aseguran que lo considera “una expresión del fracaso de la democracia”. Y para sostener su apoyo al comunicado de Juntos en rechazo a su posible ingreso a la alianza opositora, aseveró que el economista libertario “nunca pidió entrar a Juntos”.

Sin embargo, lo ve como un potencial aliado “útil” en el Congreso, aportando votos para las reformas estructurales que Macri cree necesarias para terminar con lo que califica como “un Estado prebendario”, actuando como una suerte de “contrapeso por derecha”. En sus charlas con dirigentes, afirma que no le preocupa que Mile le “muerda” a Juntos una porción de los votos, que puede estar en los dos dígitos. Dice estar seguro de que los votantes del fundador de La Libertad Avanza irán para la principal coalición opositora en una segunda vuelta.

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