Chubut es la tercera provincia con mayor prevalencia de obesidad en todo el país

Chubut es la tercera provincia con mayor prevalencia de obesidad en todo el país

La provincia de Chubut es la tercera jurisdicción con mayor cantidad de prevalencia de obesidad en el país. Solo es superado por las provincias de Santa Cruz y La Rioja. En esta ciudad, existe una organización llamada ALCO que se dedica al tratamiento de las personas con sobrepeso y obesidad. A ella asisten todos los sábados entre 80 y 100 personas. Son hombres y mujeres que luchan contra una adicción que no solo los enferma a ellos, sino también a su núcleo familiar.

Los encuentros sirven de estímulo para modificar hábitos de alimentación que atentan contra la salud.Pedro G. tiene 45 años y es mecánico. Tiene sobrepeso desde los 15. "Tengo más de 30 kilos de pura grandeza'', manifiesta sobre su problema. Se agita cuando habla muy rápido y suda si debe realizar dos o tres movimientos. Las altas temperaturas no lo ayudan y él calma su sed con una gaseosa. "El agua quita la sed, pero no tiene el sabor de una Paso de los Toros", explica mirando el quinto vaso que toma mientras dialoga con El Patagónico.Pedro se enorgullece al decir que los últimos estudios médicos le "salieron bien'' y que solo tuvo unos "inconvenientes'' con los triglicéridos y el colesterol. "El médico me dijo que me tenía que cuidar con las comidas pero yo no puedo. ¿Cómo voy a cuidarme cuando en la mesa hay asado? Además, el trabajo no da para sentarse a comer verduras. Acá es comida al paso. Un poco de fiambre y a seguir su marcha. No hay tiempo porque se te van los clientes'', se excusa el mecánico.El testimonio de Pedro también se ve reflejado en Alejandro S., quien pese a sus 25 años pesa 114 kilos. "Mi tope fue 120, pero no quise seguir subiendo para no perder la figura'', se ríe este hombre que posee un kiosco en el barrio San Martín y los fines de semana se ocupa de un puesto de choripanes en La Saladita."Cuando comencé a vender 'choris', aumenté mucho de peso. Ahora estoy más 'tranqui'. Fui un par de veces al Hospital Regional para que me den una dieta pero no puedo seguir. Es muy difícil", sostiene quien admite que la lucha contra la obesidad es algo de todos los días."Yo ya tuve un infarto. Había estado todo el día en 'La Salada' vendiendo. Me acuerdo que hacía mucho calor y cuando llegué a casa me senté en el escalón y ahí me empecé a sentir mal. Recuerdo que me desperté en el Hospital (Regional) y todos estaban asustados. Ahí hice un 'clic' de que ya no podía seguir así. Es difícil, pero con voluntad la voy a sacar adelante".La vida de Alejandro nunca fue fácil. Recuerda que desde pequeño siempre fue "el gordito'' y que en la escuela se reían de él porque no podía hacer abdominales. "Era el boludo que siempre iba al arco y eso que yo la muevo. Tampoco soy Messi, pero a Iniesta le pego en los talones. Bah, le llegaba", bromea.La situación se agravó para él durante la adolescencia, cuando el acné comenzó a influir en su autoestima. "Yo era un gordo con granos ¿Qué mina me iba a dar bola? Así que empecé a comer. Era lo único que no cambia ni nada. Me daba paz. Al principio sentía culpa, ya después comía de bronca. Quería comer para morirme", confiesa crudamente.El comerciante asegura que su vida comenzó a cambiar luego de sufrir un infarto hace un mes. "Vi a mi viejita llorar. Es feo ir al boliche y que te reboten. Te sentís mal. Es horrible sufrir de obesidad pero no hay que bajar los brazos", afirma mientras muestra orgulloso su libreta de pesaje que exhibe que ha bajado tres kilos en menos de una semana.

NUMEROS QUE PREOCUPANLas historias de Pedro G. y Alejandro S. se repiten a lo largo y a lo ancho del país. Según las estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, el 37,1 % de la población tiene problemas de sobrepeso y otro 20,8% padece de obesidad. Los números forman parte de la tercera encuesta nacional de factores de riesgo, que se realizó durante 2013. El trabajo comprende a la población mayor de 18 años de las localidades de más de 5 mil habitantes.La investigación advierte que si bien el sobrepeso y la obesidad "solían ser considerados un problema propio de los países de ingresos altos, desde hace algunos años este fenómeno está aumentando de manera significativa en los países de ingresos bajos y medianos, en particular en las regiones urbanas".Asimismo, el informe detalla que es en las ciudades donde se produce la principal causa del exceso de peso: el desequilibrio entre las calorías consumidas y gastadas, debido al carácter "cada vez más sedentario de muchas formas de trabajo, de los nuevos modos de desplazamiento y de una creciente urbanización, y por otro un aumento en la ingesta de alimentos hipercalóricos ricos en grasas, sal y azúcares pero pobres en vitaminas, minerales y otros micronutrientes", destaca.La tercera encuesta nacional de factores de riesgo del Ministerio de Salud son los únicos índices que existen sobre sobrepeso y obesidad ya que tanto el Gobierno municipal como el provincial no cuentan con un estudio propio.De este informe se desprende que la provincia del Chubut está por debajo de la media del país en materia de sobrepeso de la población (36,6 por ciento), pero en cuanto a obesidad la supera en casi cuatro puntos.Nuestra provincia se encuentra entre las tres jurisdicciones con mayor prevalencia de obesidad en Argentina ya que su 24,8% solo es superado por Santa Cruz con un 25,5% y La Rioja con 27,9%.En el otro extremo, con los índices más bajos, se ubican la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (16%) y La Pampa (16,5%).Además, la encuesta muestra una mayor proporción de obesidad entre los varones que entre las mujeres (22,9% contra 18,8%).En cuanto a la edad, el grupo de personas de entre 50 a 64 años fue el que presentó mayor prevalencia de obesidad (29,6%), mientras que entre los más jóvenes se registraron los menores valores (7,7% entre los de 18 a 24 años y 15,8% entre los de 25 a 34 años).En los niveles de instrucción más bajos (hasta primario incompleto y hasta secundario incompleto) la prevalencia de personas con obesidad fue mayor (28,1% y 24,5% respectivamente) que en el nivel más alto (17%).

ENCONTRAR UNA SALIDAAlejandra Guaitima también era parte de esta estadística y hoy se enorgullece al decir que logró recuperarse. Su mejoría comenzó hace dos años cuando se acercó a ALCO (Asociación de Lucha Contra la Obesidad), la primera organización en ocuparse de esta patología hace 32 años en esta ciudad. Hoy sus actividades se desarrollan todos los sábados en la Escuela 83.De 14 a 16, entre 80 y 100 personas participan de las charlas que realizan en ese espacio. Cuentan sus vivencias en un clima discreto donde nadie es juzgado y son acompañados por un equipo de profesionales que brindan consejos y recomendaciones para tener una vida más saludable. También realizan dietas para que el proceso sea lo menos difícil posible.ALCO cuenta con una serie de coordinadores que llevan entre 20 y 30 años en la organización y ofrecen su testimonio de vida como símbolo de esperanza para quienes más lo necesitan. No hay comisiones y el dinero que se comparte está destinado a costear los alimentos para compartir en cada una de las reuniones.El espacio no tiene ideología política ni religiosa y sus actividades se dividen en tres grupos: adultos, adolescentes y "alquitos'' (niños de 6 a 12 años)."Este es un lugar donde te sentís acompañado y no te juzgan. Te acompañan. El primer paso es reconocer que uno tiene una enfermedad. Uno está enfermo y nadie te lo dice. Vos solito lo reconoces. No hay soluciones mágicas. ¿Viste esas pastillas que te venden en la tele? Bueno, eso no sirve. Lo que sirve es cambiar tus hábitos y nunca darte por vencido'', asegura Marco S. quien el sábado 21 asistió a su tercer encuentro en ALCO."La comida siempre está en todo lo que hacemos. Es como una costumbre. Nos juntamos a comer, y no nos juntamos a comer ensaladas sino asado, pizzas y empanadas. A eso le tenemos que sumar las gaseosas y el alcohol. Es como un coctel. Es una enfermedad que trabaja silenciosamente y cuando te queres acordar ya te atrapó y luego lo único que te queda es comer", explica Alejandra quien define que estos últimos dos años fueron los mejores de su vida, ya que pasó de pesar 124 kilos a 83.Alexis Muñoz, un metalúrgico de 47 años que durante su adolescencia era jugador de futbol, revela que comenzó a comer producto de la depresión que le causó dejar su deporte favorito por problemas de salud. "Me dijeron que si seguía jugando, en dos años más podía quedarme paralítico. Imagínate, el futbol era mi vida. Yo tenía 15 años y había juntado las monedas para ir a probarme a Boca. Y de un día para el otro se te viene el mundo abajo", sostuvo."El único refugio que encontré fue la comida. Me acuerdo que yo agarraba el colectivo para ir a trabajar y mis amigos pasaban con el bolso para ir a entrenar. Entonces, no me preguntes por qué, pero empecé a comer. Quizás porque sabía que nunca iba a jugar profesionalmente y entonces no había nadie que me detuviera. Durante 2 años me sentaba en el sillón los domingos y trataba de no mirar fútbol. Miraba 'Feliz Domingo'; cualquier pavada mientras comía sandwiches de milanesa. Mi vieja estaba chocha porque lo único que hacía era comer", recuerda Alexis.El metalúrgico sostiene que su entusiasmo por la comida desapareció cuando conoció a su mujer Victoria y se mantuvo estable durante un par de años, pero el fantasma de la obesidad volvió a aparecer cuando se separó hace 10 años. "Estaba solo y comía mal. Comía al paso. Lo que venga. Yo tengo que pesar 80 kilos como máximo y llegue a pesar en mi adolescencia cerca de 112 kilos y ahora último, 118 kilos. Es una locura pero esto no es algo que sepas cómo controlar; simplemente te atrapa", considera.Alexis sostiene que la obesidad y el sobrepeso no solo se tratan de una cuestión psicológica sino también social. "Uno está mal de la cabeza y la gente un poco acompaña. Nunca te va a decir 'dejá de comer'. Vos fíjate que a nosotros nos decían que entre más gordito más saludable estábamos. Eso es una mentira. También nos decían que mientras comamos está todo bien. La lucha contra la obesidad es la más difícil de todas porque el alcohol y las drogas las tenes que buscar. En cambio, la comida está en todos lados y como dice el dicho: 'a nadie se le niega un plato de comida''', subraya un hombre que desde hace dos meses volvió a retomar el tratamiento para adelgazar y pasó de 118 a 108 kilos.

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