El caso Pan American Energy, un mal ejemplo de exploración offshore que se repite

El caso Pan American Energy, un mal ejemplo de exploración offshore que se repite

La experiencia en el Golfo San Jorge es un pésimo antecedente para el sector pesquero. Luego de las prospecciones durante 16 meses no hubo capturas y los armadores siguen en litigio con la empresa. El permiso a la petrolera se otorgó sin informe de impacto ambiental legítimo y la misma metodología se sigue aplicando hoy.

Representantes del sector pesquero se reunirán hoy con autoridades de la Secretaría de Energía para buscar explicaciones respecto de las 18 áreas adjudicadas para exploración offshore en el Mar Argentino. Los antecedentes de la experiencia vivida en el Golfo San Jorge en 2009 no son buenos, ya que los pescadores de la zona estuvieron por más de un año sin capturas y continúan en litigio con Pan American Energy sin haber logrado un resarcimiento económico por las pérdidas ocasionadas. La empresa logró su permiso sin contar con un informe de impacto ambiental correctamente elaborado y eso impide probar los daños generados. Pero lo más preocupante es que luego de esa experiencia el Estado siguió actuando de la misma manera, otorgando en 2017 a Spectrum GEO la autorización para realizar exploraciones sísmicas en la Cuenca Argentina Norte en las mismas condiciones en que lo habían hecho en 2009. Exigir un manejo precautorio y el cumplimiento de la legislación vigente parece ser el mayor desafío al que se enfrentará la pesca.

Pan American Energy obtuvo un permiso de prospección sísmica en el Golfo San Jorge mediante la aprobación de un estudio de impacto ambiental carente de información relacionada con el ambiente en el que actuaría, aportando únicamente datos de experiencias realizadas “en cautiverio bajo condiciones de laboratorio y por cortos períodos de tiempo”, comunicó en su momento el Licenciado Pedro De Carli, de la Secretaría de Pesca de Santa Cruz, a la Subsecretaría de Ambiente.

Como han explicado los investigadores del INIDEP, un informe de impacto ambiental debe involucrar “campañas y observación in situ, antes, durante y después de la prospección sísmica”; de lo contrario carece de legitimidad. Pese a ello Pan American Energy fue autorizada a realizar actividad sísmica en el Golfo San Jorge.

Desde el mes de septiembre de 2009 y durante 60 días la petrolera realizó prospecciones 3D con el buque Western Patriot. Una vez finalizada la actividad sísmica, los pescadores de Caleta Olivia denunciaron que no realizaron capturas durante 16 meses e iniciaron una demanda que todavía está en curso, sin que hayan cobrado un solo peso del resarcimiento reclamado.

El hecho de no haber realizado campañas de evaluación antes, durante y al finalizar las prospecciones sísmicas impide saber cuál fue el real impacto sobre los recursos y la ausencia de merluza hubbsi denunciada por los pescadores no está respaldada por documentación científica que les permita avalar sus denuncias.

Esta situación se dio durante la gestión kirchnerista, pero lo actuado en la Cuenca Argentina Norte por parte de la gestión macrista demuestra que se siguen otorgando permisos bajo los mismos criterios de irresponsabilidad ambiental que antes.

La compañía Spectrum realizó en 2017 exploraciones sísmicas sin contar con informe de impacto ambiental y sin que se realizara el monitoreo de la zona, según los datos proporcionados por el INIDEP. Por lo tanto, si existió impacto tampoco habrá allí elementos científicos para determinarlo. Esta empresa también realizó exploraciones en la Cuenca Malvinas Austral en 2018 y tiene programadas actividades para 2019 en la Cuenca Colorado frente a las costas bonaerenses.

Si las áreas recientemente adjudicadas por la Secretaría de Energía se manejarán de la misma forma que se ha hecho hasta ahora, la pesca no contará siquiera con elementos para demandar a las petroleras si el ambiente resulta gravemente afectado.

Detener el avance de la industria petrolera en el Mar Argentino resulta inimaginable en el contexto actual del país. Pero la legislación vigente ampara al sector pesquero para exigir un manejo responsable y precautorio que minimice los impactos y otorgue seguridad jurídica a las empresas y a los trabajadores que dependen de esta actividad.

“La pesca resultaba para nuestros representados mucho más que una fuente de ingresos. Constituía el centro de su vida, una actividad no solo laboral sino también cultural”, se señala en el expediente de la demanda iniciada por los armadores de la flota amarilla de Caleta Olivia. Sería deseable que esta situación no se repita; minimizar los efectos puede hacer la diferencia.

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