¿Por qué los buenos precios de las frutas no llegan a los productores?

¿Por qué los buenos precios de las frutas no llegan a los productores?

Son muchas las variables a tener en cuenta. Pero sí está claro es que si no se incentivan cambios, muchos de los chacareros seguirán quedando fuera del sistema.

Por: Javier Lojo.

Todas las estadísticas de comercialización de frutas muestran los positivos resultados que se obtuvieron en los mercados durante el presente ciclo productivo. Sin embargo, no se observó un parejo derrame de esos beneficios sobre la cadena.

Pareciera que parte de los productores frutícolas siguen siendo los patos de la boda dentro del sistema. Muchos terminarán la temporada cobrando los bajos precios pactados a principio de año con las empresas exportadoras, endeudados con los proveedores de agroquímicos y con la angustia de tener la próxima cosecha en puerta.

Ni siquiera se salvaron aquellos productores que cerraron acuerdos para abastecer algunos organismos públicos rionegrinos ya que por esa fruta se pagó 17 pesos por kilo; lejos de los valores finales abonados en góndola.

En definitiva, este segmento del sector primario se encuentra en un escenario muy complicado ya que no está recibiendo los beneficios de los buenos precios de la temporada y deben absorber los mayores costos que existen en el sistema, dentro de los que se encuentran los aumentos de salarios que hoy solicitan los gremios.

Pero volvamos al mercado. La exportación tuvo ingresos desparejos, dependiendo de los valores de venta en el destino al que se orientó la fruta.

El punto de mayores retornos que registró la manzana fue en el mercado interno durante los últimos meses de la temporada. Alrededor del 30% del total de esta fruta que se orienta a las góndolas locales se coloca entre septiembre y enero de cada ciclo, oferta que sale de las cámaras frigoríficas. Y es aquí donde pareciera que se cierran gran parte de las oportunidades para los chacareros. Algo parecido ocurrió con las peras, con el detalle que esta especie es más compleja para almacenar.

“Es muy difícil para nosotros poder guardar fruta en frío porque necesitamos mucha plata para poder hacer los trabajos en la chacra. En todos estos últimos años no tuvimos la capacidad para generar ahorros y estamos obligados a vender nuestra cosecha para poder seguir trabajando las plantaciones durante todo el año”, confió Horacio Pierdominici, titular de la Cámara de Productores de Cipolletti, ante una consulta de este medio.

Pierdominici destaca que hace ya muchos años que los pequeños y medianos productores no guardan fruta en frío por esta causa y que son las empresas las que se quedan con toda esta renta extraordinaria que se genera sobre el cierre de temporada.

“Los precios que figuran en distintos informes nada tienen que ver con la realidad de los productores. Los gremios se suben a esos precios y reclaman salarios que nosotros no podemos pagar”, finalizó el productor. 

"En todos estos últimos años no tuvimos la capacidad para generar ahorros y estamos obligados a vender nuestra cosecha para poder seguir trabajando las plantaciones durante todo el año”, Horacio Pierdominici, titular de la Cámara de Productores de Cipolletti.

Desde el sector empresarial aseguran que es muy importante que los productores comiencen con los procesos de integración. “Los chacareros deben estar integrados en la cadena. Es difícil seguir produciendo  sin participar de la venta”, señaló Marcelo Loyarte, gerente general de la CAFI. El ejecutivo destacó que, al margen de la integración, debemos comenzar a trabajar pensando en la calidad. “Hoy una chacra es rentable solo si puede lograr embalar más del 80% de su cosecha con fruta premium o de primera calidad, que es donde se obtienen retornos positivos en el mercado. Lamentablemente, el Valle está muy lejos de este porcentaje”, apuntó Loyarte.

Pero, en definitiva, ¿por qué históricamente muchos chacareros quedan marginados de los beneficios que se obtienen al guardar la fruta en frío? 

Es difícil encontrar una sola respuesta para este interrogante. Sin embargo, se pueden identificar por lo menos cinco variables, entre las más importantes, para la manzana como claves para entender este cuello de botella con que se encuentra el productor.

-Falta de información. En cualquier actividad económica, para la toma de decisiones, es necesario contar con la estadística correcta. Durante décadas -la última base importante estuvo en Corpofrut- la fruticultura regional careció (y carece) de información adecuada para que los chacareros puedan tomar decisiones sobre sus producciones. Estadística regional e internacional sobre cosecha, tendencia de plantación de las distintas variedades, stock de fruta y precios en destino, son tan solo algunas variables que hoy ya deberían estar, en tiempo real, en las distintas computadoras. Sin embargo, lejos están los productores todavía de esta realidad. No es el caso de las empresas, ya que cuentan con la mayor parte de la estadística de los mercados y con ello el margen para disminuir riesgos a la hora de definir estrategias comerciales. 

Hoy una chacra es rentable solo si puede lograr embalar más del 80% de su cosecha con fruta premium o de primera calidad"

Marcelo Loyarte, gerente general de la CAFI

-Financiamiento. Gran parte de los pequeños y medianos productores no tienen espaldas financieras para poder guardar su fruta ya que necesitan el dinero los doce meses del año para la continuidad del proceso productivo de la actividad. Los recursos necesarios para sostener una chacra son enormes. Para mantener en producción una chacra de unas 20 hectáreas se necesitan hoy un promedio de 20 millones de pesos anuales, es decir un flujo medio de poco más de 1,6 millones de pesos mensuales. En época de cosecha esta cifra crece sensiblemente y en invierno disminuye. Sin la posibilidad de financiamiento, desaparece la alternativa para el pequeño o mediano productor de poder guardar y aguantar la fruta casi diez meses ya que debe contar con ese dinero para encarar los trabajos culturales.

-Caída de la oferta. Muchos fueron los productores que reconvirtieron sus chacras que tenían Red Delicious -que es la mejor funciona en la actualidad en el mercado interno y Brasil- por plantaciones con nuevas variedades de manzana o directamente por peras. Estadísticas oficiales dan cuenta que en las últimas dos décadas la superficie de Red Delicious disminuyó poco más de 4.500 hectáreas, cifra que representa unas 160.000 toneladas de manzana que hoy ya no están en el mercado. La mayor parte de esta fruta hacia finales de la década del 90 estaba en manos de los pequeños y medianos productores. La caída de la superficie de manzanas fue generalizada, pero se hizo sentir con fuerza sobre esta tradicional variedad.

-Asesoramiento. Almacenar fruta en las cámaras frigoríficas y obtener diez meses después un producto de calidad -que es por lo general por lo que paga el mercado- no es algo sencillo. Según los distintos especialistas hay que saber que parte de la cosecha está en condiciones de poder ingresar al frio y como tratar esos lotes para que puedan sostenerse sin contratiempos en todo este proceso. No pocas son las oportunidades en que se guarda manzana o pera en frío y al abrir las cámaras presentan problemas sanitarios que afectan sensiblemente la calidad. Contar con el asesoramiento de un técnico es clave para poder llegar a cerrar el buen negocio que significa guardar varios meses la fruta y venderla en momentos donde el mercado sube sus cotizaciones.

-Asociativismo. Este proceso permite al pequeño productor un cambio de escala que lo lleva a reducir costos, realizar inversiones conjuntas, comercializar en forma más eficiente sus productos y capturar así una porción más importante del precio final en el mercado. Una organización de este tipo genera también una mejor posición en el poder de negociación ante los proveedores posibilitando la obtención de precios más bajos en las compras. Son pocos los factores negativos que muestra el asociativismo. En el caso puntual de la fruticultura este esquema mejoraría las posibilidades para que grupos de productores accedan a las cámaras frigoríficas. Pero lo difícil está en la integración de estos grupos. En la última encuesta realizada por el ministerio de Agricultura de la Nación del año 2017 se mencionaba que más del 60% de los productores pequeños no estaban dispuestos a asociarse. Un dato lapidario para tener en cuenta cuando se evalúa la puesta en marcha de este proceso.

Claramente si no se ponen en marcha cambios para poder encuadrar -como mínimo- estas cinco variables mencionadas en forma coordinada, las rentas extraordinarias que se obtienen en ciertos momentos de la temporada seguirán quedando concentradas en muy pocas manos.

Tanto los Gobiernos nacionales como los provinciales colocaron mucho dinero en la fruticultura en las últimas dos décadas. Refinanciación de deudas, otorgamiento de créditos baratos, prórroga de impuestos a tasa cero, entregó de subsidios directos e indirectos, son entre otros los aportes con costo fiscal cierto.

Todos estos esfuerzos nunca llegaron cambiar la inercia que arrastraba la crisis. Medidas totalmente aisladas y descoordinadas terminaron por desactivar los objetivos de esos fondos.

Uno de los ejemplos más claros de este último tiempo fue la construcción en la región de varias cámaras frigoríficas para que puedan ser usadas por los productores. Era un pedido histórico de los chacareros. Fue durante la presidencia de los Kirchner. Hoy esas cámaras están siendo subutilizadas.  Por diversas causas, toda esa inversión terminó en manos que no son las de los productores. Lo mismo ocurrió con la mayor parte de los créditos y los subsidios otorgados. Nunca hubo un plan. Todas las iniciativas fueron políticas y sin una estrategia para proyectar un verdadero desarrollo de la actividad.    

Es muy llamativo el fracaso de las políticas productivas en estas últimas cuatro décadas. No pudieron sostener un sistema que, en otras partes del mundo, creció en forma exponencial.

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