Alineamientos obligados por el juego político en la Provincia

Alineamientos obligados por el juego político en la Provincia

En el amanecer del año legislativo comienzan a desperezarse polémicas y disidencias domésticas tanto en el oficialismo gobernante del Frente de Todos como en el esquema opositor de Juntos por el Cambio.

 

Por: Ricardo Salas

 

Al margen de ese fuego cruzado de la política, la inseguridad, la falta de empleo y la recuperación de la actividad económica, fundamentalmente, para aplacar la inflación son temas que acumulan interés de la agenda ciudadana.

El discurso del gobernador Axel Kicillof ante la Asamblea Legislativa bonaerense se movió en medio de una coyuntura  político bastante particular para un oficialismo que afronta algunos desbarajustes en torno del “entendimiento técnico” con el Fondo Monetario Internacional, tras la deuda que contrajo el expresidente Mauricio Macri.

En ese contexto, la coalición opositora ofrece sus votos para la aprobación del acuerdo con el FMI. 

“La irresponsabilidad del partido gobernante, es decir del kirchnerismo, expresado en La Cámpora, puede llevar a la Argentina al default, y con ello arrastrar a la Provincia a una situación financiera muy peligrosa. Esto podría generar una crisis no sólo en el Estado sino en los 135 municipios que la componen”, advirtió el senador bahiense Andrés De Leo, actual mandamás de los “lilitos” bonaerenses de la Coalición Cívica de Elisa Carrió.

 

El vínculo entre oficialismo y oposición en las cámaras de senadores y diputados del ámbito bonaerense tiene algunos matices respecto a la marcada grieta que sobrevuela al Congreso nacional.

Por ahora, con renovación de autoridades y de interlocutores por el recambio de diciembre pasado, el Frente de Todos y Juntos debaten cómo será su relación en los dos años que le quedan de gestión a Kicillof.

En medio de los combates verbales de la política, con la “nueva normalidad” educativa arrancó el ciclo escolar 2022, después de dos años de una pandemia sanitaria que sigue retrocediendo.

Para garantizar la presencialidad cuidada en las escuelas, la Gobernación de calle 6 cabalgó sobre la “histórica” campaña de vacunación para controlar los efectos del coronavirus en la PBA y también ató el resultado “positivo” de la negociación paritaria salarial con el sindicalismo docente.

Durante la apertura de sesiones, Kicillof trazó un diagnóstico y proyectó su plan de acción gubernamental que se resume en el denominado plan “6×6” de recuperación y transformación de la provincia de Buenos Aires (tras los 4 años del ex gobierno de Cambiemos y los 2 de la pandemia, según la óptica oficial), donde se establecen una serie de medidas sociales y objetivos políticos, en especial en materia de obras de infraestructura, pero que naturalmente abre especulaciones sobre su proyecto de reelección bonaerense.

También anunció la puesta en marcha de un Fondo de Fortalecimiento de la Infraestructura Portuaria Bonaerense (FFIPBA) por un total de 2 mil millones de pesos, financiado por el ministerio de Transporte de la Nación para obras de infraestructura portuaria, logística y tecnológica en los puertos públicos.  El dato de color político es que el área de Transporte tanto a nivel nacional como bonaerense es que ambas son conducidas por dirigentes massistas del Frente Renovador, la fuerza política que responde sin fisuras al presidente de la Cámara de Diputados, el tigrense Sergio Massa.

Así Kicillof comienza la segunda mitad de su mandato, ya no con la pesada mochila de tener que apaciguar los efectos de la pandemia, sino con la intención de poner de pie a la Provincia en medio de la crisis financiera.

En tono medido y, por momentos, vehemente pero con guiños amigables hacia el arco opositor, el discurso de Kicillof de apertura anual de sesiones ordinarias, marco diferencias respecto al que pronunció el presidente Alberto Fernández en el Congreso de la Nación.

 La reacción de la oposición parlamentaria también fue diferente. En el recinto de la Cámara de Diputados bonaerense los legisladores aguardaron estoicos el extenso mensaje del Gobernador pese a las reiteradas críticas al gobierno de María Eugenia Vidal y al modelo neoliberal encarnado por Macri. Un día antes, legisladores nacionales del PRO decidieron abandonar molestos por el discurso presidencial.

“Kicillof nos embromó”, dijo por lo bajo un legislador amarillo – en realidad usó otro término -, para graficar las expectativas que tenían, y lo que finalmente sucedió.

Algunos contendientes de Juntos por el Cambio salieron por redes sociales a criticar el discurso, mientras éste transcurría, aunque en general fueron sólo cuestiones puntuales, y en todo caso, críticas obligadas por el juego político.

Casi todos coincidieron en que fue un buen discurso, con algunos “dibujos y mentiritas blancas”, pero que bajó la tensión que pocas horas antes había subido el Presidente, marcando diferencias con otros discursos propios, pero, sobre todo, con el escenario nacional. 

Si bien las internas dentro de una u otra coalición política mayoritaria pueden darse ante “distintos posicionamientos”, ambas deberían explorar un mínimo nivel de autocrítica.

También, y más allá del balance de la gestión, que siempre se hace, y de la proyección de obras y planes para el año que comienza, Kicillof lanzó dos o tres conceptos fuertes, que buscan marcar la dirección política de su administración por los próximos dos años: “En la provincia no hay lugar para ajustes”, “se sale con más Estado, no con menos Estado”, “primero hay que distribuir, para después crecer”, son algunas de las definiciones peronistas del gobernador.

También tuvo tiempo para agradecer a la oposición por la aprobación de las leyes clave para la gobernabilidad, como las emergencias, el Presupuesto y las leyes impositivas. Y en más de una ocasión les hizo un guiño a los intendentes, propios y extraños. 

En definitiva, habló del relanzamiento de su gestión, de la post pandemia, y dejó en claro sus objetivos políticos para el 2023: la reelección. ¿Se bajará de la grieta para darle volumen a su sueño? El transcurso del año lo dirá.

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