- Yo no soy un monje negro, no vengo en contra de nadie y no me gustan las internas.

- Te quiero decir que acá no tenemos internas Carlos, cada vez que hubo una interna eché a alguien.

Fue la única interrupción de Daniel Scioli al monólogo que, durante 15 minutos, hilvanó Carlos Zannini, ministro cristinista y candidato a vice del FpV. Ninguno de los presentes, menos aún Zannini, logró determinar si la frase era una humorada para distender o un advertencia brutal.

Extranjero en la galaxia Scioli, Zannini se animó el lunes a su primera exploración in situ: escoltado por el gobernador, apareció en una reunión de campaña en las oficinas de la Fundación DAR, el think tank que gerenciaJosé Scioli, "Pepe", a quien el kirchenrismo hard supo atribuir complot y malicias, y suena como secretario general de la Presidencia en un eventual gobierno de su hermano mayor. "Pepe", sin embargo, sueña con otra secretaría: la de Inteligencia, que ocupa Oscar Parrilli.

Como cada lunes, el sciolismo juntó a ministros, operadores y campañólogos para ensayar respuestas, programar la semana y evaluar las novedades del fin de semana en el cuarto piso de la torre, sobre calle San Martín, pegada a la sede del Banco Provincia. Habían festejado el score ajustado del PRO en Capital y repartido la esquela para no chocar con Mauricio Macri, cuando Scioli pidió que se queden un rato más a esperar a Zannini.

Para el ministro K, el scrum sciolista que se sentó a escucharlo era un microauditorio casi desconocido, ante el que se mueve como un yerno nuevo ante la numerosa familia de la novia que no tuvo, en el pasado, buenas referencias sobre su conducta.

"No crean lo que dicen los diarios: no soy un monje negro" dijo el candidato a vice y masticó otra definición hacia su familia política: "No pretende ser más que el presidente". Luego puntualizó ideas y perfiles. Veamos.

•"Yo siempre fui como un número 5 en el fútbol, siempre trabajando para que otro sea el goleador", se animó a una metáfora futbolística festejada por la mesa. Estaban el anfitrión "Pepe" Scioli, Alberto Pérez, jefe de Gabinete y de campaña; los ministros Nora De Lucía, Martín Ferré, Oscar Cuartango y Cristina Álvarez Rodríguez -también candidata- y el presidente del BAPRO, Gustavo Marangoni. El vocero Jorge Telerman y los campañólogos Carlos Gianella y Juan Courel; los diputados Guido Lorenzino y Martín Cosentino, y Gustavo Ferrari, que asoma en el "gabinete imaginario" de Scioli como el sucesor de Zannini en la Secretaría de Legal y Técnica.

•De visitante, luego de su inmersión en la atmóstica sciolista en la cena de recaudación del jueves pasado en Costa Salguero, Zannini se presentó ante el entorno más cercano de Scioli y se enfocó en transmitir que su objetivo no es confrontar. "Tengo bien en claro que la figura importante es el presidente", dijo, y fue un paso más lejos: "Yo no estoy para lucirme, como secretario de Legal y Técnica trabajé para que presidente y ministros anden sobre seguro, soy de perfil bajo".

•En un tono de cercanía, frente a ese club donde cruzó más de cinco frases con unos pocos, Zannini se metió en un aspecto más personal: "Entiendan que me estoy adaptando y encima siempre me toca jugar de visitante", dijo, entre risas, al recordar que cuando se instaló en Santa Cruz su condición de cordobés le dificultó los vínculos. "Soy hosco, porque los que venimos del sur somos hoscos", dijo en lo que pareció una disculpa. "Cuando vine a Buenos Aires no entendía por qué acá todos son amigos, se saludan a los besos y nosotros somos distintos", se puso confesional.

•"Lo mejor que tenemos es que somos distintos", dijo sobre la fórmula, una idea que Scioli y Néstor Kirchner explotaron en 2003, casi con idénticas palabras. Y sobre esa base habló de los roles. "Daniel es un buen candidato y conoce bien de campañas", precisó, para elogiar los avisos de la vía pública. "La gráfica es muy buena", detalló sobre el enfoque de la campaña presidencial que digita Scioli con su equipo y el publicista Ernesto Savaglio, en la que hasta acá el kirchnerismo no intervino.