Mirta tiene 55 años y hasta el año pasado tenía un comercio en el que vendía artesanías de cuero, pero las ventas disminuyeron y tuvo que cerrar. Ella vive con su pareja, una hija y una nieta. Este año le ganó la desesperación por no poder poner un plato de comida en la mesa.

Semanas atrás se enteró que, como en el año 2001, en medio de una de las peores crisis económicas que atravesó nuestro país, funcionaba en el predio ubicado en la delegación municipal de San Carlos una feria del trueque.

“Llevé lo que me había quedado sin vender al cerrar el negocio y en un par de días pude llenar la alacena. Me puse muy contenta”, recordó Mirta, en diálogo con diario Hoy.

El canje por alimentos funciona los miércoles de 15 a 18 en 137 entre 32 y 33, al lado de la delegación comunal. También los sábados de 10 a 12 en 16 y 71 y el mismo día, de 15 a 18, en la plaza de 39 y 138.

Ayer se juntaron más de 230 mujeres, quienes para poner sus mantas y exponer sus productos abonan un peso, dinero que se usa para comprar elementos de limpieza.

Natalín Rodríguez es una de las pioneras en el proceso del trueque. Fue en su casa, hace cuatro meses, y como varias vecinas padecían penurias por la falta de trabajo formal, se acoplaron.

“Por eso terminamos acá (en la delegación San Carlos), porque ya somos muchas. De hecho tuvimos que ir a la plaza de 39 y 138, donde llegamos a ser más de 500”, le explicó a este diario Soledad Maiz, de 23 años. Soledad lleva ropa reacondicionada que ya no usa su familia y la cambia por comida. Ayer obtuvo dos paquetes de salchichas, dos litros de leche, pan casero y hasta un arrollado de pollo.

“El tema es que no llegamos a fin de mes. La cosa se puso difícil desde el año pasado. Es muy duro no tener para comer”, afirmó Mirta, quien encontró en la feria del trueque, además de alimentos, contención emocional.

Soledad tenía 6 años en 2001 y vivía en Bernal. Ella se acuerda de haber estado junto a sus padres en los trueques. “Era chiquita pero me acuerdo que mi viejo no tenía trabajo y por un paquete de azúcar y dos de fideos le dieron un auto marca Fiat 128”, rememoró la joven.

Indicador de recesión

La feria del trueque 2017 tiene sus reglas. No se acepta dinero y ningún objeto puede superar el valor simbólico de 90 pesos. Para hacer cumplir esos requisitos están las coordinadoras, entre ellas Natalín Rodríguez.

“Cada vez somos más las que vendemos y la gente que se acerca a canjear”, sostuvo Soledad.

Mirta reconoce que tuvo que “sacrificar” recuerdos de sus padres por comida. “Estaban guardados y los transformé en alimentos para mi familia”, agregó.

Aunque esta experiencia saca de la miseria a unas 500 mujeres y sus familias, es un claro indicador de la recesión económica que se vive en el país por la política que aplica el gobierno de Mauricio Macri.

Por eso es que el “Club del trueque” regresó y parece que se extenderá en otros puntos de la ciudad. Desde “Grupo canje por mercaderías”, organizado por madres luchadoras, nombre con el que se difunden por las redes sociales,  explican que pronto se abrirá una “sucursal” en Villa Elvira.

Destacan apoyo del Municipio

Una joven madre con su bebé en el carrito colocó una manta en la plazoleta ubicada al lado de la delegación San Carlos y acomodó algunas prendas de vestir. Poco después tenía en una canasta dos paquetes de fideos y uno de queso rallado a cambio de un pantalón. Quedó contenta.

El movimiento entre las tres y las seis de la tarde fue intenso. Pero al esconderse el sol se terminó el sistema de canje. Llegó el tiempo de “levantar”.

Cuatro mujeres se quedaron a limpiar el predio y los baños de la delegación de 137 entre 32 y 33. “Destacamos la comprensión de las autoridades municipales, que nos facilitan el uso de las instalaciones”, dijo una de las organizadoras.

“Una triste imagen que reedita la supervivencia de 2001”

El dirigente peronista, diputado provincial y concejal, Gonzalo Atanasof, se refirió al fenómeno del resurgimiento de los “Clubes del trueque”.

“Es una de las consecuencias de un plan económico que dañó a la producción argentina, destruyó empleo y atacó el poder adquisitivo de los salarios. Los vecinos platenses hacen funcionar una feria de trueque en el barrio San Carlos ante la falta del dinero que les permite cubrir las necesidades básicas”

Para Atanasof se trata de “una triste imagen que reedita la supervivencia que sufrimos en el año 2001”.

“La política económica del gobierno de Macri pega duro en la periferia de La Plata. El poder adquisitivo quedó erosionado. Por el salvaje ajuste a la gente no le queda otra que poner una manta y cambiar ropa por leche o pan”, agregó el dirigente.

“El Gobierno debe rever sus políticas, cuidar a la industria nacional y garantizar la creación de puestos de trabajo. Pensar en los que menos tienen, en lugar de beneficiar a los grandes empresarios”, se quejó el exlegislador.

Atanasof realizó ayer una recorrida por la zona de 33 y 136 donde los vecinos se quejaron por las deficiencias del servicio de recolección de residuos y la inseguridad.