Volver a producir y evitar el default: los pedidos del nuevo Círculo Rojo que enfurecieron al presidente

Volver a producir y evitar el default: los pedidos del nuevo Círculo Rojo que enfurecieron al presidente

Este miércoles el presidente se manifestó contrariado con el pedido de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en favor de la “recuperación económica”, en reclamo de la vuelta al funcionamiento "normal" del sistema productivo y en contra de la estrategia oficial para el pago de la deuda externa.

 

Temprano, la entidad privada que está integrada exclusivamente por los dueños de las empresas más grandes del país, entre otros Paolo Rocca, de Techint; Luis Pagani, de Arcor; Héctor Magnetto, de Clarín; y Alejandro Bulgheroni, del Grupo Bridas; emitió un comunicado en el que pidió “acciones que posibiliten una vuelta ordenada al trabajo y a la producción”. A la par consideró “fundamental” evitar el default.

El mensaje formal de la agrupación privada contrastó con el que dio el Grupo de los Seis (G6), otra de las ententes clave del lobby vernáculo, que el lunes se fotografió en la Quinta de Olivos con el presidente y los principales miembros de la CGT.

Fernández aprovechó una entrevista que le concedió a Radio con Vos para desarrollar su contraataque. “No puedo entenderlos” porque “les pagamos entre todos los argentinos desde el Estado los sueldos de sus empleados para mantener en pie el sistema productivo”, declaró.

Es el primer cruce con la institución privada como tal, si bien antes hubo diferencias de concepto con nombres puntuales, como Paolo Rocca, después de que despidió a 1.500 obreros de la construcción. En esta ocasión el mandatario remarcó las políticas que implementó para compensar la caída de la recaudación de las empresas durante la cuarentena del coronavirus. Hizo alusión al programa ATP, que consiste en que el erario público se hace cargo del 50% de los salarios privados, una medida que cubrirá según información oficial a al menos 1,3 millones de trabajadores este mes y el próximo.

Además el gobierno confirmó este martes que las empresas dispondrán de créditos a tasa del 24% para pagar el resto de los salarios. En la última semana además el Ministerio de Trabajo homologó el acuerdo entre las empresas y la CGT por el cual se redujeron los salarios un 25% para los trabajadores suspendidos por la cuarentena, en atención de los mismos argumentos.

Con esa información Fernández cargó contra el comunicado. “Si pagamos el 50% de los sueldos, ellos (por los empresarios de AEA) ya están pagando el 50%”, afirmó. “Pero si además dicen ‘hay que hacer una rebaja del 25%’ –agregó- ellos están pagando el 25%”. En resumen, el titular del Ejecutivo consideró el pronunciamiento de los popes empresarios como injusto.

Intereses

La posición de AEA tiene intereses económicos claros pero también políticos. Entre los primeros se recorta la inquietud de las grandes empresas por negocios que hasta la irrupción de la pandemia eran las joyas de la economía local. Uno de ellos, acaso el más paradigmático, es el futuro del yacimiento hidrocarburífero de Vaca Muerta, en Neuquén, que pasó en pocos meses de la rutilancia a la incógnita profunda, primero por la recesión local, y después, por el zarpazo del Covid-19 en la estabilidad de la actividad mundial.

Pero ese es solo uno de los intereses amenazado. Cualquier análisis económico realizado al calor de la coyuntura plantea un horizonte atiborrado de nubes negras para todos los rubros de la economía internacional y estas empresas, más precisamente estos propietarios, parecen no poder evitar la incomodidad que sienten jugando roles secundarios.

Hasta el 10 de diciembre de 2019 AEA fue la interlocutora directa del gobierno de Cambiemos y a partir del cambio de mando el G6 avanzó posiciones hasta consolidarse como la agrupación de mayor influencia.

Pruebas de eso son los espacios que logró ocupar en el gobierno a través de dirigentes puntuales, motorizando respuestas a demandas que las compañías acarreaban de años previos, pero también la permanente presencia de sus figuras en las mesas de negociación que se abrieron con la CGT en general y con gremios en particular.

Las entidades que conforman el G6 son la Unión Industrial Argentina (UIA); la Cámara de Comercio y Servicios (CAC); la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco); la Asociación de Bancos (Adeba); la Sociedad Rural Argentina (SRA); y la Bolsa de  Comercio de Buenos Aires (BCBA).    

Las relaciones del gobierno son particularmente fluidas con la UIA y con la CAC y el resto de las federaciones mantienen un perfil algo más bajo pero igualmente activo.

La foto que se tomó el presidente Fernández el lunes con esos dirigentes más los de la CGT es fruto particular de ese vínculo que empezó a cultivarse durante la campaña electoral del año pasado.

En resumen, el mensaje de AEA fue motorizado por la agenda de los grandes jugadores de la economía local, que difiere de la línea de reclamos que impulsa el G6, como cabeza de un ejército de empresas más diversas en su composición y tamaño.

Pero en primer lugar el gobierno sabe que en el entramado empresarial las fronteras son apenas testimoniales y que las pertenencias y fidelidades son más bien efímeras.

También sabe que la misiva de los grandes dueños sugiere también que un sector que venía rezagado en la consideración oficial decidió jugar una carta fuerte después de un buen tiempo en zona de reposo y en un momento de papas muy calientes. Con los días se verá si la intención era romper la cuarentena efectivamente.

 

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