"Con voluntad, en Junín se encuentra trabajo"

Democracia entrevistó a jóvenes que realizaron sus propios emprendimientos laborales y hoy viven de ellos. Historias de voluntad y sacrificio que demuestran que si hay ganas, se puede.

 

Pertenecen a una generación que suele ser castigada por múltiples voces que la acusan de estar desorientada, sin rumbo, atraída por los vicios y la vagancia. Y en parte ese concepto les preocupa, porque si bien la generalización es errónea y ellos no se hacen cargo de esa descalificación, saben que muchos chicos y chicas de su misma edad sí necesitan una brújula que los ayude a encauzar su destino, y una manera de ayudarlos es demostrándole  que con voluntad y un poco de esfuerzo trabajo e independencia económica sin dejar de ser dignos.   

Este último es el rol que juegan hoy en día los jóvenes juninenses que canalizaron su necesidad de insertarse en el mercado laboral a través de emprendimientos propios, iniciativas que tienen como causal de cabecera el aspecto económico pero que además operan como agentes multiplicadores, ya que han incentivado a muchos otros ciudadanos a tomar ese mismo camino.

Democracia habló con Enzo Balmaceda, Jonatan Teardi, Tomás Cravero, Rocío Vergini y Sofía Calvo, cinco beneficiarios del programa “Oportunidades para Jóvenes”, que los proveyó de las herramientas para llevar a cabo sus respectivos proyectos.

Dicen estar cumpliendo el sueño de hacer lo que les gusta, relatan la voluntad y el sacrificio que les insumió lograr esa meta y aseguran que las chances de tener un empleo están y que sólo es necesario buscarlas.

“Yo ando en bicicleta desde que tenía cuatro años. Dice mi viejo que cuando era chiquito y me preguntaron que juguete quería, le pedí una bici. Yo no me acuerdo, pero debe ser verdad porque desde que tengo uso de razón vivo pedaleando, es mi pasión”, relata Enzo, quien mientras prepara su incursión en torneos regionales, no deja de pensar en su anhelo de máxima: irse a competir a España, cuna de un ciclismo ultra profesional.

Para dar el primer paso y probarse en las pistas locales y de la zona, este muchacho de 18 años tuvo que ingeniárselas para obtener un rodado especial, apto para la alta competencia, que completo le demandaba una erogación cercana a los diez mil pesos. “No tenía esa plata ni por asomo, así que vine a la Dirección de Juventud, presenté mi inquietud en forma de proyecto, llené las planillas y enseguida me aprobaron el pedido. Hace un año que tengo la bici y es de los tesoros más preciados en mi vida, porque confío que con ella voy a pasar buena parte de mi futuro”, asegura Balmaceda entusiasmado.

No menos orgulloso se expresa Jonatan Teardi, que a sus 25 años ya es una promesa del sector de la albañilería.

Por lo pronto, desde 2011 tiene su pequeña empresa de construcciones en seco junto a su hermano y en su mente solo sobrevuela una idea: crecer en el rubro.

“Me metí en esta actividad por influencia de mi padre, que siempre se dio maña para estas cosas y yo crecí viéndolo en este tipo de tareas”, explica Teardi, ya repuesto del trago amargo que dice haber sufrido a fines de 2013, cuando le robaron todas las herramientas.

“Me quedé sin nada. Tenía un baúl llenó de todos los elementos de uso diario y tuve que arrancar de cero. Fue una fortuna haber encontrado asistencia en este programa municipal , donde me permitieron reacomodarme y mirar el futuro con una perspectiva que me ilusiona”, dice Teardi .

Por su parte, Tomás Cravero, está cristalizando  su deseo de ser parquizador. 

En esa premisa se embarcó después de haberse recibido de técnico en agro en la Escuela Agropecuaria Nº1, y con esfuerzo y superación hoy lo puede llevar adelante.   

“Luego de terminar los estudios, yo ya tenía claro que quería realizar esta actividad, pero por diferentes motivos la idea se fue postergando. Sin embargo, en un viaje a la ciudad de Pellegrini para visitar a mi tío, que también es parquero, una charla con él me motivó a insistir en esa alternativa que había quedado trunca”, repasa Cravero, de 23 años.

Con el espíritu renovado, Tomás puso manos a la obra para armar un trailer, incorporó elementos que tenía en su haber y acudió al la Comuna en busca de elementos más costosos que le permitieran desplegar su tarea en menor tiempo y, así, tomar mayor cantidad de pedidos.

“Soy un convencido de que si te lo proponés, las oportunidades se te presentan. No estoy de acuerdo con que la juventud está perdida, pero tampoco le doy crédito a la gente que dice que no hay trabajo. Las chances, si las buscás se te dan. Obvio que si querés trabajar de oficinista y te negás cuando te ofrecen un puesto de parquero o albañil, se te va a hacer más difícil”, advierte.

Futura profesora de biología, Rocío Vergini, de 20 años, no quiso esperar a recibirse para despuntar la pasión por la enseñanza.

“Empece a dar clases de apoyo escolar, pero enseguida tuve que abandonar porque en mi casa no tenía cómo buscar información y sin una computadora se me hacía casi imposible. Además, ir a un locutorio me  significaba gastar ahí lo poco que ganaba. De todos modos, no me quedé e hice la tentativa de obtener una computadora  y una impresora mediante el programa oportunidades para jóvenes.  Atendieron mi pedido y hoy ya tengo un ingreso que me permite saldar ciertos gastos”, cuenta la estudiante, hoy en tercer año de la carrera que se dicta en el Instituto de Formación Docente Nº129 de esta ciudad. 

En tanto, Sofía Calvo (24 años), revela una ligazón muy estrecha con la ceramica. En términos concretos, ella fija su horizonte en la producción en serie de ese producto, y como insistente que dice ser, no parará hasta conseguirlo.

“El camino hasta acá no fue fácil, porque para arrancar me hacía falta un torno alfarero y un horno que costaba doce mil pesos, una cifra inalcanzable para mí. Me enteré que estaba la chance de canalizarlo a través del Municipio, vine un par de veces porque soy súper perseverante y de tanto ir e ir, se me hizo realidad”, señala Calvo.

Las dos voces femeninas del grupo señalan que sus casos no son aislados y que la puerta está abierta a aquel que se atreva a golpearla: “ Porque los jóvenes somos el futuro”, afirman sin demagogia. 

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