Visto, oído y comentado en el H.C. Delirante

Otra vez la figura fue Luquitas. Fiorini no para de sorprender. Vota excepciones millonarias en dólares sin abrir la boca. Un fenómeno a pocas luces. Se mezcló en el pelotón del BBVA, del Banco Macro, de Eurnekián y de Don Florencio con doble faz (Paseo Aldrey y La Capital). 

Tuvo su avión de propaganda sobre playas colmadas. ¿Habrá influido el cambio se sponsor o son bolas que se corren? Lo echaron tan mal, que tiene que recuperarse. Encima pone condiciones para dar un teléfono, no aprende más.

Hay que ver para creer. Los aviones publicitarios que sobrevuelan 20 kilómetros de playa en horas pico y en días propicios para disfrutar de la misma, son una inversión que tiene sus réditos. No es propaganda convencional y hay que disponer de un presupuesto importante para enfrentar el gasto que demanda. Suele haber sorpresas.

Y vamos por ellas. El fin de semana anterior y el lunes 30 fueron días de película. Cientos de miles de personas estuvieron en la orilla del mar, en la playa o disfrutando del agua con una temperatura ideal. Las previas del fútbol le agregaron más colorido, no exento de peligro. Y los aviones surcaban el aire con las pancartas como cola del avión.

A la hora de ponerla. Aparecieron el Banco Francés, el Banco Macro, Eurenekián (como candidato de Racing), en otras de las pasadas una leyenda de Independiente (seguramente pagada por los Moyano) dirigidas a los hinchas de “La Acadé”, también el Paseo Aldrey y el Diario La Capital, dijeron presentes. ¿Y cuál es la sorpresa? Hasta acá ninguna. Gente muy sólida con recursos para nada que extrañar.

Hasta que llegó él. No podía estar ausente el concejal de lo obvio, aunque en esta oportunidad, no sería precisamente el caso. Lucas Fiorini dio el gran paso e invirtió en su publicidad. El edil cobró notoriedad cuando junto con su voto aprobó el obelisco de U$S 40.000.000 a través de una escandalosa excepción. Lo increíble es que todo estaba tan atado que no necesitó hablar durante la sesión. Él y sus dos concejales disciplinadamente alzaron sus brazos. Clinc caja. A partir de entonces Fiorini comenzó a tener las horas contadas en el Frente Renovador de Sergio Tomás Massa.

En la cola del avión. Luquitas observó, una y otra vez, la pasada del avión que lo promovía, estaba exultante y se jactaba de su éxito. Había elegido el pico de la temporada alta, el clima acompañó y ayudó a que su inversión se multiplicara. Claro no lo conocen demasiado, y entre quienes lo conocen no paran de surgir desengaños. Entonces cerró su objetivo, pero una cosa es la propaganda política y otra la aceptación.

También cambió el sponsor. La aparición de Joaquín De La Torre, con chapa en el firmamento marplatense, operó como un ángel en las tinieblas. Fiorini estaba cercado y cada vez le costaban más las explicaciones no sólo para los extraños, sino para los propios. Hasta que llegó la diputada Camaño, y los echaron mal (en términos que hasta cae mal reproducirlos por su mal gusto) a Fiorini y a Carrancio. ¿Tuvo que ver el sponsor político? Dicen que hasta los felicitó (nadie lo cree) hasta la gobernadora Vidal.

La propaganda de “Luquitas”. Arrancó para renovar de concejal en enero, faltan 8 meses para las PASO, con un desembolso fuerte. En el Concejo todos lo miran con recelo y desconfianza, rompió el contrato (de alguna forma hay que llamarlo) con sus votantes y dejó expuesto al Frente Renovador a un acto reñido con la buena política. Pero “Luquitas va” y la política es así, por lo menos en estas épocas. Tuvo que desarmar todo lo actuado. Y ahora tiene que instalarse después de la panquequeada. Pero no olvidar el tema del obelisco y del nuevo sponsor.

Ahora apareció como un jugador fuerte. Y será en la lista de quién. ¿Quién le abrirá la puerta? El arroyismo, el PRO, ¿Será por CAMBIEMOS? quién se jugará por él, aunque tampoco es que anden sobrando candidatos y la lapicera la manejan muy pocos. Quién quiere compartir una lista con Luquitas, si en la primera de cambio te deja en llantas, sino pregúntenle a Camaño y Cía, no vaya a ser cosa que digan que los periodistas inventan. Reclamos es en el otro mostrador. Tampoco ayuda con luz propia.

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