Violó a una amiguita de su hija y ahora fue condenado

Violó a una amiguita de su hija y ahora fue condenado

El Tribunal de Audiencia de Santa Rosa condenó hoy a un hombre de 32 años a la pena de ocho años de prisión, por ser autor material y penalmente responsable del delito de abuso sexual de una menor de trece años con acceso carnal (artículo 119, primer párrafo, primer supuesto y tercer párrafo del Código Penal), y dispuso mantenerle la prisión preventiva.

Los jueces Daniel Alfredo Sáez Zamora, Andrés Aníbal Olié y Carlos Alberto Mattei hallaron culpable al empleado de la construcción de 32 años, de haber abusado de una niña de ocho años que se encontraba en su casa jugando con su hija. "Ocurrió en momentos en que la hija del imputado fue a buscar unos juguetes", de acuerdo al fallo. El hecho ocurrió en 2013.

Durante los alegatos del juicio oral y público, el fiscal Facundo Emanuel Bon Dergham había pedido una condena a 13 años de prisión y el querellante particular, Carlos Alberto Pérez Funes –en representación de la madre de la víctima– adhirió a esa postura. El defensor particular Armando Agüero, en cambio, que no negó el hecho, pero sí que su cliente haya sido el autor, había solicitado la absolución y, subsidiariamente, la figura básica del artículo 119 (abuso simple).

El Tribunal, atento a que esta clase de delitos se desarrollaron en "ámbito de clandestinidad y de furtividad", señaló que el testimonio de la menor en la Cámara Gesell brindó "plena certeza de la existencia del hecho" y agregó que un manuscrito de la víctima sirvió para confirmarlo, de acuerdo al testimonio de la perito psicóloga.

Incluso rechazó la postura de la defensa de invalidar a la perito porque cuando mantuvo esa entrevista ya tenía conocimiento del hecho, y también que la mamá de la niña hubiera estado en la sala ya que "ni siquiera cruzó una palabra" con ella cuando la psicóloga se retiró del lugar.

Al momento de graduar la pena, los jueces valoraron positivamente la falta de antecedentes penales del acusado y las manifestaciones de su propia esposa y algunos vecinos; y negativamente "la extensión del daño causado a la niña", que se extiende al día de hoy en su vida familiar y social. De hecho sus propias maestras dieron testimonio de ello.

También tuvieron en cuenta las condiciones personales del acusado, ya que "es padre de familia y con hijos, lo que le permite ser consciente del profundo daño que pueden producir conductas como la presente en la salud física y psíquica de una niña".

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