Su violencia es política

Por Gustavo Cirelli.

La violencia ejercida contra Axel Kicillof y su familia es violencia política. La agresión de ese puñado de argentinos con capacidad económica para pasar sus vacaciones en Uruguay, o al menos, para viajar hasta Colonia y disfrutar de esa ciudad soñada, confirma que la derecha en la Argentina es, y sigue siendo, irracional y peligrosa.

La violencia ejercida contra Axel Kicillof y su familia es violencia política. La agresión de ese puñado de argentinos con capacidad económica para pasar sus vacaciones en Uruguay, o al menos, para viajar hasta Colonia y disfrutar de esa ciudad soñada, confirma que la derecha en la Argentina es, y sigue siendo, irracional y peligrosa. Reafirma que no hay que bajar jamás la guardia ante los fascistas, los antisemitas, los que están dispuestos a amedrentar a niños como se ve en esa patética imagen captada en el Buquebús, cuando los hijos del viceministro de Economía deben padecer el ataque cobarde de unos desaforados.

¿Por qué gritan los que gritan?

Porque no soportan tener que asumir que viven en un país que ya no es aquel país en que disponían a su antojo, eso les duele a los energúmenos que insultaban a un tipo indefenso con su hijo en brazos que piensa como piensa, milita lo que piensa y trabaja de viceministro de Economía en un gobierno electo por las mayorías como sucede, recordemos, en la democracia. Algo cambió y no lo soportan. Esos minúsculos exacerbados gritan por impotencia. Gritan porque ahora deben justificar de dónde sacan su dinero para viajar al Este, los violenta tener que rendir cuentas como cualquier vecino.

Lo sufren, se desvelan y atacan.

Compartimos aquí, un correo anónimo que recibimos en la redacción:

"¿Vieron chicos lo que les pasó a Kici y a Amadito? Así va a ser de ahora en adelante. Cuando les pregunten dónde trabajan, piénsenlo dos veces antes de contestar. Cómplices."

Son burdos y cobardes, los fascistas. Y obvios. Y son obvios aquellos dirigentes –también minúsculos– que responsabilizan a la víctima, en este caso, a Kicillof y a su familia, porque ese funcionario trabaja en un gobierno que afecta intereses de unos tipos que nunca imaginaron que deberían rendir cuentas de sus acciones, inversiones actos y negocios.

¿Por qué gritan los que gritan?

Porque son violentos. No confrontan ideas, las suprimen. Descalifican. Y su violencia es política.

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