La violencia narco suma dudas y miedo en el Brasil del Mundial

La violencia narco suma dudas y miedo en el Brasil del Mundial
Las bandas criminales quieren recuperar terreno en Río; un cortocircuito dejó ayer sin luz a tres millones de personas
La violencia narco da cada vez más señales de estar convirtiéndose nuevamente en una amenaza para esta ciudad. Cuando faltan apenas cuatro meses para el Mundial de fútbol, una ola de ataques coordinados contra las comisarías de las favelas encendió las luces de alarma y profundizó las dudas sobre la seguridad de Brasil.

A los ataques se suma una larga lista de desafíos y problemas en la recta final hacia la Copa, entre ellos, las fallas en el suministro eléctrico que ayer quedaron nuevamente en evidencia. Un gigantesco apagón dejó a oscuras a más de tres millones de personas en todo el país y afectó a seis estados que serán sedes del Mundial.

Para Río de Janeiro, la seguridad es la principal preocupación y las autoridades ya dieron la voz de alerta: en los últimos dos meses hubo diez ataques a comisarías. El episodio más reciente ocurrió el domingo, cuando una Unidad de Policía Pacificadora (UPP) dentro de las favelas del Complexo do Alemão fue blanco de una embestida a tiros por parte de integrantes del Comando Vermelho, el grupo narco más poderoso de Río, que solía mandar en la zona.

En el enfrentamiento murió una policía militar de 27 años, y otro joven oficial fue herido.

"El narcotráfico está apostando a debilitar el programa de pacificación, que de por sí, al haberse extendido muy aceleradamente, tiene muchas debilidades. Todavía estamos en un equilibrio delicado en Río", señaló a LA NACION João Trajano, coordinador del Laboratorio de Análisis de la Violencia, de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

La ciudad, que además de ser sede de varios partidos -entre ellos la final- recibirá en 2016 los Juegos Olímpicos, hasta ahora había presentado el proceso de pacificación como uno de sus grandes éxitos.

Con la retirada de las bandas narcotraficantes de las mayores favelas de la ciudad, los índices de criminalidad cayeron notablemente y una sensación de seguridad ganó el ambiente en la Cidade Maravilhosa , regada de ambiciosos proyectos, deportivos, inmobiliarios y artísticos.

Desde, que en noviembre de 2008, se ocupó la primera favela, Santa Marta, se instalaron 36 UPP, donde viven 1,5 millones de personas, y para fin de año debe llegarse a 40 comisarías comunitarias, todas integradas por oficiales jóvenes recién salidos de la academia de policía, sin la mentalidad de guerra de sus antecesores ni corrompidos por el poder paralelo.

"Esta política no tiene vuelta atrás. La política de pacificación hoy cuenta con 9000 hombres y mujeres de la policía militar en diversas comunidades. Ahora son acciones en las que la policía está permanentemente ahí, se encuentra con criminales, el marginal dispara y huye. Quien tiene el control territorial es la policía, es el gobierno, es el poder público. No es más el bandido", resaltó el gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, sobre la reciente ola de ataques.

En años recientes, hubo enfrentamientos entre la policía y los narcotraficantes que produjeron algunas bajas policiales, pero desde fines del año pasado se vienen produciendo ataques coordinados a las UPP. En total, han muerto ocho agentes en áreas ya pacificadas.

"GOLPE POR LA ESPALDA"

"La sociedad fue golpeada por la espalda porque la sociedad quiere el proyecto [de las UPP], paga por este proyecto. Vamos a continuar, vamos hacia adelante con este proyecto, no vamos a recular. Entiendo que esta situación no sucede sólo en Río, sino en todo Brasil. Si dejásemos que estos marginales asumiesen el control de los territorios, nadie va a dar vuelta la página de la violencia en ningún lugar del mundo", resaltó el secretario de Seguridad del estado, José Mariano Beltrame.

Y ante el incremento de las arremetidas de los narcos, anunció esta semana que la policía militar y la civil actuarán en conjunto con incursiones diarias "por tiempo indeterminado y a cualquier hora" en las principales favelas pacificadas, entre ellas el Complexo do Alemão, Rocinha y Vila Cruzeiro.

Ayer mismo, en un operativo en el Morro do Juramento, en la zona norte de la ciudad, dejó seis sospechosos muertos y cuatro heridos, entre ellos dos policías. Aun así, las autoridades rechazan la idea de que el proceso de pacificación esté en crisis.

"Las UPP no están bajo ataque. No hay crisis. Son problemas específicos que la policía va a combatir. ¿Tenemos problemas en determinados puntos? Sí, los tenemos. Son regiones que estaban bajo el dominio del narcotráfico desde hacía muchos años. Desde el inicio sabíamos que habría reacción", apuntó el comandante general de la policía militar de Río, coronel José Luis Castro.

Lo cierto es que, más allá de los ataques a las UPP, eje central del proceso de pacificación, en los últimos meses también se notó un aumento de la criminalidad en las calles y playas de la Cidade Maravilhosa .

En diciembre, cuando el verano comenzaba a sentirse con fuerza y las playas estaban colmadas, ocurrieron varios " arrastões ", como se llama a los robos masivos ("de arrastre") protagonizados por grupos de ladrones que atacan a los desprevenidos bañistas en la arena y salen corriendo.

Los episodios obligaron a las autoridades a aumentar la presencia policial en las famosas playas de Copacabana, Ipanema y Leblon, bajo la temerosa mirada de los turistas que por estos tiempos colman la ciudad.

Desde entonces, también hubo varios asaltos y robos importantes alejados de la turística zona sur. El último ocurrió en la madrugada de ayer, cuando un grupo de bandidos ingresó al hospital Norte D'Or, del barrio de Cascadura, en la zona norte, y robó las pertenencias y dinero de al menos 22 personas que estaban en ese momento en la recepción del establecimiento.

Frente al temor que pueden generar estos hechos en los eventuales visitantes que lleguen para el Mundial, cuando se supone que Río estará repleta de gente, el jefe de la policía civil, Fernando Veloso, buscó ayer llevar calma y afirmó que las fuerzas de seguridad están preparadas.

"En la Jornada Mundial de la Juventud [julio de 2013] vino un mar de gente, pero la policía civil fue capaz de cumplir con su tarea. Ahora, que venga el Mundial, pues ya tenemos el know-how para esa nueva demanda", aseguró, convencido de que la ola de criminalidad no está relacionada con los grandes eventos deportivos por delante.

LINCHADO Y ENCADENADO EN LAS CALLES DE RÍO

En un hecho que conmocionó a Río de Janeiro, un adolescente de 15 años fue atacado y encadenado desnudo a un poste en Flamengo, en el sur de la ciudad. Una vecina, Yvonne Bezerra, lo encontró desorientado y sin documentos, y llamó a los bomberos, que lo trasladaron al hospital municipal Souza Aguiar, de donde luego se fugó.

"Me parece que alguien quiso hacer justicia por mano propia. Aquí hay muchos asaltos, principalmente con bandas de chicos y ciclistas", dijo Bezerra al diario Folha de S. Paulo. El joven -que fue identificado, pero que aún no fue localizado por la policía- tenía antecedentes por robo.

El adolescente estaba tan lastimado y mareado que no podía hablar. Tenía hematomas en todo el cuerpo, pero la mayoría de las lesiones eran en la cabeza. Testigos señalaron que fue agredido a patadas por un grupo de tres hombres que andaban en moto. "No hay policía aquí", reclamó Bezerra. "Tan sólo en los últimos 15 días se registraron cinco casos de víctimas apuñaladas en Flamengo", señaló..

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