Villa 20: De esta agua no he de beber

Villa 20: De esta agua no he de beber

Días atrás Revista Qué publicó un informe sobre el mal estado de agua en uno de los barrios más postergados de la Ciudad. Según un estudio de la UBA el agua tiene materia fecal. Ahora la situación se trasladó a la villa 20.

“Agua que no has de beber, déjala correr”, aconseja un viejo refrán, con el que se podrían sentir identificados los vecinos de la Villa 21-24 (comuna 4), quienes desde hace tiempo sienten fuerte olor cloacal en el agua corriente en las manzanas 24, 25 y 29 del barrio.

Ahora, según un nuevo informe de la cátedra de Ingeniería Comunitaria de la UBA se pudo percibir que en la villa 20 (comuna 8), no cuenta con servicios públicos básicos, como agua potable y cloaca.

De acuerdo con el Censo 2016 del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) en el barrio viven 28.000 personas. La actual gestión de gobierno de la Ciudad anunció ese mismo año el inicio del proceso de re-urbanización e integración socio-urbana de Villa 20.

 En ese contexto, el 22 de febrero de 2017, se firmó el convenio entre el IVC, la Secretaría de Hábitat e Inclusión de la Ciudad (SSHI) y AySA, que establecía la ejecución de obras de agua potable y cloaca para el barrio. El convenio establecía que las obras debían estar finalizadas en el plazo de 18 meses, es decir, en agosto de 2018.

En ese marco, desde la Cátedra de Ingeniería Comunitaria (CLIC) elaboraron diferentes informes técnicos alertando respecto a las irregularidades detectadas en la ejecución de las obras que nunca fueron contestados formalmente por ningún organismo del GCBA. También realizaron un conjunto de recomendaciones, entre las cuales se encontraba la incorporación de Veedores Comunitarios para llevar a cabo las tareas de control y seguimiento de las obras.

 Según pudo constatar la ingeniera a cargo de la cátedra . María Eva Koutsovitis, dos años después "no hay una sola conexión de agua y cloaca regularizada en el barrio. Los pocos metros de obras de infraestructura ejecutados nunca se conectaron a las redes formales de agua potable y cloaca. Las zanjas y pozos abiertos durante meses acumularon aguas servidas y residuos, no contaron con vallas ni con elementos de protección adecuados, poniendo en riesgo la integridad física de los vecinos".

 

"Los sectores de obra no contaban con Carteles de Obra donde se consigne el nombre de la obra, número de expediente, organismo de gobierno responsable de la obra, empresa/contratista de obra, monto del contrato y los plazos de ejecución. La circulación de vehículos y peatones estuvo restringida por meses complicando la vida cotidiana de las familias y los pequeños comercios familiares se vieron afectados. Nunca se habilitaron senderos peatonales seguros en las zonas de obra. Los trabajos comenzaban y se paralizaban por semanas para luego retomarse por unos pocos días y volvían a paralizarse sin ningún motivo aparente".

A fines de 2018, los organismos del GCBA informaron que dieron por terminado el contrato con la empresa sin que se haya cumplido con su objeto y que las obras serían licitadas nuevamente.

Sin embargo, días atrás desde el IVC informaron que en dos meses las obras de infraestructura vuelven a comenzar. "Una vez más los organismos de gobierno prometen que en 18 meses llegará el agua potable y las cloacas al barrio. Mientras tanto, los habitantes del barrio continúan condenados al flagelo cotidiano de la falta de agua y los desbordes cloacales", expresó Koutsovitis.

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