La Villa, con las defensas bajas, sólo suma disgustos

La Villa, con las defensas bajas, sólo suma disgustos
El equipo de San Esteban tenía la ventaja y era superior, pero dejó reaccionar a Brown de Adrogué y perdió 2-1. Sapetti, el gol local. Guerreiro, el verdugo del Cele. "Estamos enteros", dijo Raverta. Los hinchas igual dijeron presente.
La historia de (casi) siempre. Arrancó con ganas, creyó que podía y finalmente se quedó sin nada. Villa San Carlos no le encuentra la vuelta a la B Nacional. Ni siquiera pudo aprovecharse de Brown, un rival de su talla. Ganaba y Berisso era una fiesta. Incluso, cuando los jugadores se fueron al descanso, nadie imagino semejante desenlace.

Lo cierto es que el conjunto de Jorge San Esteban cayó 2-1 y el Celeste continúa sin poder ganar en el torneo. Las estadísticas lo condenan: jugó doce, empató cinco, perdió siete y está último en las dos tablas, la de posiciones y la que más le importa.

San Carlos tiene un problema evidente. Su débil estado anímico hace que se desmorone ante cualquier adversidad. Le hacen un gol y cae rendido. Luchó al principio, sacó la ventaja que había buscado y luego se autodestruyó.

La primera mitad de la etapa inicial estuvo enmarcada en un contexto de paridad, fricción e imprecisiones. Pocos pases, demasiados pelotazos y dos defensas que se lucían ante los tibios intentos ofensivos. Ambos equipos atacaban con dos o tres y esperaban con seis o siete, y esos planteos (diferentes desde las tácticas aunque idénticos en sus estrategias) atentaban contra la posibilidad de una situación neta de gol.

El gol llegó de la única manera posible: a través de un grosero error defensivo. La defensa visitante quedó paralizada y Leandro Sapetti, más rápido que el resto, sacó un bombazo alto que se incrustó contra el techo del arco. Era el 1-0, la tranquilidad y el puntapié inicial del sueño de la permanencia. Era. En pasado. Porque la Villa no supo aferrarse al triunfo.

Después de la apertura del marcador el Cele mostró su mejor versión en la BN. Sólido atrás, desequilibrante en la zona de gestación y con peso ofensivo. Sin embargo, le faltó liquidarlo. Antes de que terminara la primera etapa lo tuvo Emanuel Sarati de cabeza y también Mauro Raverta tras un pase atrás de su hermano pero Matías Giordano, el arquero de Brown, se quedó con ambos intentos.

El complemento comenzó como había finalizado la parte inicial. Con un San Carlos arrollador y un visitante sumiso, casi entregado. Y tuvo dos más. Primero un cabezazo de Federico Slezack que se fue apenas afuera y después otra de Sarati que se demoró demasiado cuando estaba de frente al arco.

En un descuido (porque la Villa sabía que al Pájaro no debía dejarle ni un metro) apareció Pablo Miranda e hizo lo que antes hacía con la camiseta celeste: magia. El delantero desbordó por derecha, le sirvió el gol a un compañero y Mariano Guerreiro no perdonó; 1-1 y el comienzo de otra historia completamente diferente.

Desde ese instante sólo hubo un equipo en la cancha: Brown de Adrogué. Guerreiro, inexistente en el primer tiempo, se volvió incontenible y el ingresado Gastón Grecco se movió con absoluta libertad. Ambos atacantes tuvieron su chance pero el travesaño les ahogó el grito. La Villa estaba entregada.

El Coco San Esteban, que no se conformaba con la igualdad, mandó dos delanteros a la cancha (Troncoso y Cenci) y nada cambió. El elenco de Pablo Vicó, un equipo austero pero inteligente que se adaptó rápido a la categoría, hizo un negocio redondo. Juntó las líneas, construyó una muralla y salió rápido de contragolpe cada vez que pudo.

Cuando el encuentro languidecía, Guerreiro volvió a sacar a relucir sus credenciales de goleador. Centro desde la derecha, cabezazo perfecto y 2-1, en el último minuto.

¿Qué es lo único que tiene a favor Villa San Carlos? Que sabe de épocas malas y que en el pasado supo revertirlas. Está herido, grave y no da señales de poder levantarse. Ojo, no lo den por muerto. Los Raverta, Federico Slezack, Emiliano Córdoba, Santiago Sommariva y compañía son capaces de cualquier hazaña. Ya lo demostraron.

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