Se trata de una norma elaborada luego de una evaluación de casi 100 días, en los que el funcionario designado por la gobernadora María Eugenia Vidal recorrió dependencias, comprobó el desempeño de la policía bonaerense en la búsqueda de los tres prófugos del penal de General Alvear, realizó inventarios sobre los equipamientos y se revisaron miles de legajos.

Algunos de los principales ejes de la reforma policial estuvieron íntimamente relacionados con trágicos episodios registrados en los últimos tres meses, como fueron los cuatro inocentes muertos al ser atropellados por efectivos que conducían móviles policiales.

Estos son algunos de los puntos centrales de la reforma:

Se reducirá la cantidad de comisarios generales que integraban la cúpula. Se pasará de 44 comisarios generales a 26.

Unos 7800 oficiales, que van de subcomisarios a comisarios generales, deberán presentar declaraciones juradas de los bienes que poseen.

Se fortalecerá la estructura de la policía de Seguridad Vial, según el modelo de la policía de Córdoba.

Se redistribuirán mejor las unidades de lucha antidrogas para que tengan mayor eficacia.

Dejará de existir la Policía Buenos Aires II, creada durante la gestión de León Arslanian. Desde el lunes pasará a integrar la policía bonaerense.

Se destinará una importante suma de dinero a la compra de equipamiento. Parte de esos fondos saldrán de un préstamo del Banco Mundial a la provincia y en el contexto de la ley de Emergencia en Seguridad.

El comisario volverá a tener el poder de manejar y distribuir las zonas de patrullaje de los móviles.

Se comprarán 15.000 chalecos antibalas.

Nuevas centrales de monitoreo a través de cámaras de seguridad.

Se construirán nuevas centrales de recepción de llamados al número de emergencias 911.