Se viene un nuevo cacerolazo contra el kirchnerismo

Se viene un nuevo cacerolazo contra el kirchnerismo
Será finalmente el próximo 8 de noviembre, bajo la consigna "Un millón en el Obelisco". Los organizadores buscan que sea mucho más importante que la anterior marcha del 13 de septiembre.
Luego de las polémicas declaraciones de la presidenta Cristina Fernández sobre el rol de los medios y la economía nacional en las universidades de Georgetown y Harvard, Estados Unidos, y con las nefastas actitudes del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, todavía en estado latente, la sociedad volverá a plantear una masiva queja bajo la consigna “Un millón en el Obelisco”.

Si bien la movilización se había anunciado para hoy viernes, la intención es que la protesta sea más importante que la desarrollada el último 13 de septiembre, cuando la gente pidió un cambio necesario. Para ello, los organizadores no sólo fijaron la fecha para el próximo 8 de noviembre, sino que extendieron aún más la convocatoria a otros puntos del país.

En este contexto, y según explicaron los principales encargados de la marcha en las redes sociales de internet -el medio elegido para convocar a la gente-, el reclamo central es el rechazo a la gestión de la presidenta Cristina Fernández y el rumbo de su administración, que no pasa actualmente por sus mejores días.

Asimismo, y como sucedió en el anterior evento, este nuevo cacerolazo contra el gobierno K invita a que no haya emblemas partidarios ni agresiones y que se trate de una reivindicación de carácter espontáneo.

“Si bien el Gobierno dijo que no teníamos consignas claras por las que reclamábamos, nosotros consideramos que son muchas”, dijeron los organizadores en uno de los comunicados que difundieron por la web.

Y agregaron: “Queremos un país seguro, democrático, transparente, próspero, tolerante y en paz. La inercia es igual a la complicidad. El pueblo argentino no es cómplice de esta corrupción. Hagámosle saber que no toleramos más esta situación”.

Entre el silencio y las agresiones

Mientras tanto, desde Casa Rosada siguen haciendo oídos sordos al pedido de la sociedad y, más allá de que los decibeles hayan bajado mínimamente -apenas asomaron algunos intentos aislados de poner paños fríos en el asunto-, varios funcionarios parecen estar empecinados en cuestionar de cualquier manera a los mismos reclamantes con palabras poco felices.

Tal es el caso del propio Guillermo Moreno, quien sin ningún tipo de escrúpulos embistió contra los cacerolazos en su contra con improperios nada dignos de un funcionario gubernamental (ver página 3).

El que también se pasó de revoluciones por la movilización del pasado 13 de septiembre fue el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, quien tiempo atrás dijo que a los manifestantes “les preocupa más lo que pasa en Miami que lo que pasa en San Juan”, apuntando directamente contra la clase social de los protestantes, como si esto fuera una condición para realizar o no una marcha contra el gobierno de turno.

“Tienen que armar un partido, presentarse a elecciones y ganarlas”, expresó, con tono arrogante, uno de los funcionarios más cuestionados del gabinete kirchnerista.

Sin embargo, la respuesta de los autoconvocados no se hizo esperar: “Hagámosle saber que estos somos los laburantes que mantienen todos esos planes, estos somos los que llevan adelante este país, estos somos argentinos, sin clase social, que reclaman un país digno. Ya pasamos por todo esto, que no se repita la historia”, fue la réplica en las redes sociales.

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