Vidal toma distancia de la estrategia de la Rosada y evalúa alternativas para 2019

Vidal toma distancia de la estrategia de la Rosada y evalúa alternativas para 2019

No está convencida de sostener la apuesta de la “triple reelección” si la crisis se profundiza

 

Aún a riesgo de perder las elecciones el año próximo, en el círculo más cercano al presidente Mauricio Macri están convencidos de que en 2019 se repetirán las mismas fórmulas que posibilitaron que PRO gobierne la Nación, la provincia y la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, los mandatarios de los dos distritos más importantes del país, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, evalúan otros escenarios electorales alternativos en caso de que la actual crisis económica se profundice. Desde que la gobernadora bonaerense desista de ir por la reelección hasta conformar una alianza con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa.

Casi ninguno de los miembros del Gabinete bonaerense se atreve a negar el enojo de Vidal con el Poder Ejecutivo nacional, más precisamente con Macri, por el ajuste que la provincia de Buenos Aires deberá afrontar el año próximo para cumplir con los requerimientos del FMI. Aunque puertas afuera elige no exhibir su malestar, la incomodidad está lejos de apaciguarse. Al punto, que ayer su ministro de Gobierno, Joaquín De la Torre, manifestó durante una entrevista al diario La Capital que “no es razonable que el dinero que generan los bonaerenses lo reparta el ministro del Interior con los gobernadores a espaldas de la provincia”. El mensaje más que para Rogelio Frigerio, con quien la mandataria provincial tiene buen vínculo, es para el Presidente.

“El Gobierno nacional a su mayor sostén político lo tiene en la gobernadora que ha hecho un trabajo muy fuerte y sostiene con su imagen a la coalición. Por lo tanto, es también un error político dejar a la provincia con menos dinero del que corresponde para hacer obras y para hacer un trabajo fuerte en el último año de gestión”, agregó el ex intendente de San Miguel. Con un análisis similar, otro funcionario bonaerense explicó a este diario que “desfinanciar a la provincia implica que María Eugenia tenga menos poder de maniobra a la hora de negociar con los intendentes y eso es un problema de cara a un año electoral”.

A esos desacuerdos se suma que Vidal todavía no le perdona al jefe de Estado el escaso apoyo que recibió de funcionarios de primera línea del Gobierno nacional cuando comenzaron a aparecer las primeras denuncias sobre los aportantes truchos. Aunque aún quedan muchos meses por delante, el desgaste en la relación, en medio del aumento de la inflación, la pobreza y el desempleo, llevó a la gobernadora bonaerense a plantearse la posibilidad de no presentarse en los comicios electorales próximos para renovar su cargo.

“Una opción sería que María Eugenia se quiera dedicar más a sus hijos y no vaya por la reelección”, apuntó un hombre de trato cotidiano con la gobernadora bonaerense. En realidad, esa alternativa tiene pocas chances de concretarse, más bien es una advertencia a quienes no reconocen la importancia del rol de Vidal para que Macri llegara a la Casa Rosada y descartan de plano una potencial candidatura presidencial en caso de que la imagen del mandatario continúe en baja, aún cuando ella misma dijo tanto en privado como en público que no estaba interesada en pelear por la presidencia.

Ninguna decisión de Vidal está por fuera de su vínculo con Rodríguez Larreta, a quien considera su verdadero jefe político. Menos si de cuestiones electorales se trata. En un escenario más desfavorable que el actual, incluso evalúan cerrar una acuerdo con Massa, con quien ambos tienen conversaciones hace tiempo, según fuentes provinciales y nacionales.

En un hipotético esquema como ese, el dirigente del Frente Renovador se postularía por la gobernación de la provincia de Buenos Aires, mientras los dos referentes de PRO (Vidal y Larreta) conformarían una fórmula presidencial. Por la Ciudad podría ir un candidato de estirpe radical, como Martín Lousteau, que ya el año pasado se animó de decir que “Vidal sería una gran presidenta”.

Todavía quedan ocho meses para la presentación de listas. Tiempo más que suficiente para negociar las candidaturas al interior de la alianza Cambiemos. Para acordar si insisten con las fórmulas de 2015 o las ajustan a la nueva realidad política y económica.

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