Vidal da su propia batalla por el Presupuesto: discute plata y política

Vidal da su propia batalla por el Presupuesto: discute plata y política

La gobernadora insiste con su reclamo para actualizar el Fondo del Conurbano. Las fotos con Peña o Frigerio apuntan a bajar el tono de la interna. Pero el foco está puesto en el PJ. Espera que termine el trámite en el Congreso para cerrar su tema presupuestario

Fotos y declaraciones. El Gobierno nacional –es decir, Mauricio Macri- y María Eugenia Vidal buscan dar señales para desinflar mediáticamente la tensión por el recorte de hecho a las finanzas provinciales. La cuestión se resume en el reclamo para compensar la pérdida real que sufre el Fondo del Conurbano. Es un tema difícil y a la vez crucial para el oficialismo en la perspectiva del año electoral que viene. Y eso mismo impide mirarlo de manera unilateral: la suerte de la gobernadora y la del Presidente al menos por ahora se juegan en la misma mesa. Y se juega bastante más que 19.000 millones de pesos.

En medios cercanos a Vidal destacaban anoche dos puntos. El primero, que la erosión sufrida por el Fondo del Conurbano a raíz de la escalada inflacionaria –junto al ajuste que afecta a la Provincia para achicar el déficit nacional – "complica seriamente" la gestión. La segunda, que una vez saldado el trámite del Presupuesto, hacia fin de año y según como vaya funcionando la economía, la demanda bonaerense deberá tener una respuesta concreta. Sobrevuela la idea de un decreto, aunque no sería la única opción.

Ayer, Marcos Peña estuvo en La Plata. Participó de una reunión del gabinete de Vidal. Hubo foto, con rostros distendidos. El asunto central por supuesto no estuvo ausente, aunque nadie supone que una reunión de esa naturaleza sea el ámbito de negociaciones. Se trató de un gesto político, aún sin ser inédito: la cita, destacaban anoche, estaba acordada en medio de los reclamos pero antes de las declaraciones con idas y vueltas de Joaquín de la Torre, que se quejó por el recorte de fondos y lo adjudicó al precio pagado en la negociación nacional con los jefes provinciales del PJ.

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El ministro bonaerense apuntó a Rogelio Frigerio por ese costo, pero luego de haber recogido muestras expresas del malestar de Vidal, se corrigió y habló de una cuestión inherente del sistema de coparticipación. Esas declaraciones terminaron connotando también un encuentro de la gobernadora con el ministro del Interior, previsto en el marco de unas obras de AySA.

Rogelio Frigerio y María Eugenia Vidal en una foto del año pasado

Con todo, en medios del oficialismo provincial las consideraciones circulan por carriles similares a los expuestos y morigerados por el ministro provincial, al menos en dos aspectos: uno, político y coyuntural, y otro, más de fondo y estructural.

En el primero de esos dos terrenos, el señalamiento apunta sin vueltas al capital político que representa la gobernadora para el oficialismo. Complicar su gestión no sería una buena receta, aún como precio para lograr el aval del PJ de los gobernadores y sacar adelante el Presupuesto nacional, objetivo considerado central por el macrismo en el marco del acuerdo con el FMI.

Visto con mayor profundidad, se trata de un problema de arrastre que no ha buscado solucionar ninguno de los gobiernos democráticos, más allá de parches como el propio Fondo del Conurbano. En rigor, el debate es planteado tradicionalmente desde La Plata en base a dos preguntas complementarias: cuánto aporta la Provincia en términos económicos –medidos por PBI o por recaudación, según se prefiera- y cuánto recibe finalmente en números de coparticipación. Eso, sin contar otros rubros que suelen ser destacados por las sucesivas gestiones bonaerenses, como cantidad de habitantes –y el creciente GBA, en lugar destacado- o los altos niveles de población con Necesidades Básicas Insatisfechas.

El reclamo actual tiene ese cortinado de fondo, aunque el foco es más modesto porque remite a la atención de necesidades inmediatas. Vidal jugó fuerte desde que asumió para recuperar el Fondo del Conurbano, planteó el asunto ante la Corte Suprema como elemento de presión sobre los gobernadores del PJ y logró en parte su objetivo: fue reconsiderada la cifra de base –congelada en la etapa kirchnerista, para restarle autonomía a la provincia y colocar a Daniel Scioli en la necesidad de negociar permanentemente la asistencia nacional- y también fue acordado un sistema de actualización por inflación.

Eso último es lo que reclama Vidal. Considera que se trata de unos 19.000 millones de pesos. Funcionarios bonaerenses agregan que esa caída se produce junto al ajuste que representa la transferencia de algunos servicios.

Visto con mirada electoral, el cuadro que pintan en La Plata sugiere un doble juego del peronismo. Por un lado, el objetivo de lograr que los costos de la poda del déficit sean más llevaderos para los distritos en sus manos. Por el otro, desgastar a la gobernadora, considerada pieza clave en el paño oficialista.

En el PJ algunos sospechan que más allá del recorte real, el oficialismo sobreactúa el costo que pagaría Vidal. Desde esa perspectiva, sería una especie de movida para colocarla en el papel de "víctima" del peronismo. Si fuera así, la tensión entre la provincia y el Gobierno nacional constituiría el capítulo inicial de una obra mayor. Por lo pronto, la gobernadora le puso un número al gesto que espera de Macri.

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