Vidal, el libro de Evita, el paraguas de Macri y los cambios en la Policía

Vidal, el libro de Evita, el paraguas de Macri y los cambios en la Policía

La gobernadora bonaerense dedica 90% de su tiempo a la provincia “de la que estoy enamorada”. Pero sabe que se aproxima el turno electoral. Asperezas limadas con Carrió y Monzó.

 

 

María Eugenia Vidal arranca sus días en forma alternativa: en la sede gubernamental de La Plata, en alguna recorrida por los 135 municipios bonaerenses o en el edificio porteño del Banco Provincia, donde la anterior gestión de Daniel Scioli también había establecido su base de operaciones.

En ese edificio de la calle San Martín, quienes acceden al piso 19 donde la gobernadora tiene su despacho, notaron que los muebles fueron cambiados: “Muy masculinos”, dijo la habitante de Morón al llegar y pidió erradicar de su búnker cualquier atisbo de simbología naranja.

A pesar de eso, cuando Vidal habla de lo anterior, no emite frases duras sobre Daniel Scioli; sí cuestiona con fuerza aspectos de la gestión del peronista, como la policía, el servicio penitenciario y hasta la salud, donde la actual ministra del área, Zulma Ortíz, goza (paradójicamente) de buena salud a pesar de la polémica por el protocolo del aborto.

A quien la escuche, “Mariú” cambia las dificultades de la herencia bonaerense por frases casi de campaña: “Yo no estoy de acuerdo con eso de que la provincia de Buenos Aires es inviable y está condenada al desastre. Me enamoré de esta Provincia y estoy feliz”.

La gobernadora recibe en esa oficina porteña los informes de los ministros de Justicia y de Seguridad. Gustavo Ferrari le presentó allí sus planes para la reforma del Servicio Penitenciario Bonaerense: como uno de los primeros pasos, los jefes de las 55 cárceles y de los 12 complejos penitenciarios tienen 90 días en comisión, plazo para “una oportunidad” de mostrar resultados en la gestión o despedirse definitivamente de ese rol.

En tanto, Cristian Ritondo le acercó allí un relevamiento distrito por distrito de la Policía Local, que realizó la Escuela Vucetich junto a la Policía Metropolitana y la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires: el resultado indica que el 30 por ciento de los policías no aprobó las pruebas psicológicas, físicas y ambientales.

Ahora, la discusión de la Policía Local pasará a la mesa que la gobernadora mantiene -a través de su mano derecha, Federico Salvai- con los intendentes opositores, quienes ponen sus ”peros” sobre el manejo de esa fuerza. En el elenco vidalista quieren que los alcaldes pongan por escrito cuál es su voluntad sobre el tema, modo de unificar sus declaraciones políticas con los reclamos concretos de cada distrito.

Al hablar de policías, Vidal tiene allí un tema con Elisa Carrió con quien cenó salmón y risotto el lunes pasado: el caso Bressi (jefe de la Bonaerense impugnado por la diputada) no es ahora un foco de conflicto en la relación entre las damas, más allá de que la gobernadora sigue con atención los sumarios que siguen abiertos en la Bonaerense respecto de las conductas del jefe policial.

Además del Factor Carrió, el otro aspecto que hizo ruido en la semana política de Cambiemos, fueron las declaraciones de Emilio Monzó, el titular de la Cámara de Diputados quien cruzó, entre otros dardos, con dureza al consultor del Presidente, Jaime Durán Barba: “Con Emilio está todo bien. En Cambiemos nos decimos las cosas sin problema. Podemos tener una diferencia y a los dos días, nos vemos y charlamos lo más bien”, dijo Vidal a sus colaboradores sobre Monzó, un dirigente con quien la hoy gobernadora ya limó sus viejas asperezas políticas.

Allí, en ese búnker porteño, Vidal analiza la estrategia de Cambiemos, la que a partir de marzo trocará absolutamente a modo electoral. La mujer, hoy devenida en la estrella de cuanta medición de imagen ande dando vueltas, se enoja cuando le remarcan la supuesta distancia entre su buena estrella y la de Mauricio Macri, más castigado por los números.

“A Mauricio le tocó la peor parte”, dice entre los suyos y sonríe para elogiar a Macri con una frase de rara construcción: “Está muy Presidente".

Según Vidal, “la Presidencia lleva un tiempo, como esos sacos que lleva un tiempo que te quede bien”. Y resalta que ella no tiene los problemas “de la macro, eso lo tiene Mauricio”. Y cierra a modo de elogio: “Mauricio es muy generoso conmigo. Tengo el paraguas de Macri”.

Los libros de Enrique Pigna sobre Evita y “The National Parks”, de Heacox, que la mandataria atesora en su escritorio, pronto tendrán compañía de un texto antes impensado: Fernando “Chino” Navarro, uno de los líderes del Movimiento Evita, la invitó a la gobernadora a la presentación de un libro de su autoría. Vidal tratará de estar presente y así, desairar una vez más, las reglas de la política tradicional donde opuestos .como el duro peronista y la dama de Cambiemos- puedan sentarse amigablemente en la misma mesa.

Tal vez esa sea el espíritu con el que la gobernadora asuma su faena desde el próximo marzo. Sabe que desde ese mes, todo estará teñido por la política electoral, en vistas de las elecciones parlamentarias de octubre, donde Cambiemos define su futuro. Para eso, fue el último -y definitivo- cambio de gabinete donde hombres de cuna peronista como Federico Salvai y Joaquín De la Torre, tendrán un papel fundamental tanto en la gestión como en la campaña que, en la provincia de Buenos Aires, la propia Vidal se pondrá al hombro.

 

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