En la primera semana de diciembre, María Eugenia Vidal cumple un año como gobernadora. También, será el primer aniversario de su alianza legislativa con el Frente Renovador de Sergio Massa. La pregunta que corre por los pasillos de la Legislatura es si, además, significará el final del acuerdo entre ambas fuerzas.

El massista Jorge Sarghini dejará la presidencia de la Cámara de Diputados y asumirá el macrista Manuel Mosca. La tensión entre ambas fuerzas ocurrió con el forcejeo por las leyes de blanqueo y paridad de género.

Sarghini dijo sentirse "traicionado" por el PRO en dos oportunidades: cuando el oficialismo intentó demorar la ley que puso fin a las reelecciones indefinidas y cuando Vidal vetó la ley (votada por unanimidad) que postergaba el pago de una deuda millonaria de Chascomús, municipio gobernado por el massismo.

Si la alianza llega a su fin, Vidal tendrá el panorama más complicado para el año electoral, pero también la tranquilidad de haber aprobado las leyes más importantes para su gestión en 2016. Pero este año le resta un proyecto más que transcendental para el futuro: el Presupuesto 2017.

En este marco, la gobernadora intenta romper su dependencia del massismo e intenta alianzas con otros espacios. Buscará usufructuar la división del peronismo, tal como hizo Mauricio Macri en Diputados a nivel nacional.

En el Congreso, Cambiemos logró el acompañamiento del peronismo moderado representado por Diego Bossio. Vidal se esperanza con que ese sector sea representado por los legisladores que responden a los intendentes del Grupo Esmeralda y los que aguardan la reaparición de Florencio Randazzo.

El PRO intentará que a este bloque se le acerque el Peronismo para la Victoria, que cuenta con Fernando “Chino” Navarro (Movimiento Evita) y Horacio González a la cabeza. Todavía no prosperó, pero podría ocurrir.

Vidal sabe que en la Legislatura rige una lógica similar a la de oferta-demanda de la economía. Si el massismo entiende que Vidal no depende exclusivamente de sus votos, el “precio” del Frente Renovador baja y sus exigencias y pedidos deberían bajar.

La pregunta del millón es qué pasa si esos espacios se juntan y trazan una estrategia común en Diputados. Los distintos bloques peronistas, con el FR incluido, se reunirán este jueves para unificar una posición en torno al Presupuesto 2017. Si eso ocurre, el PRO no solo tendrá un traspié legislativo. Sino también un traspié electoral: podría ser el puntapié inicial para una unificación del peronismo de cara a las elecciones del próximo año.