Vidal espiada

Vidal espiada

Entre las pruebas que investiga el juez Ramos Padilla sobre supuesto espionaje ilegal aparecen indicios de que la Gobernadora es una de las víctimas, junto con dos de sus ministros. El rol de la Casa Rosada y la trama de agentes paralelos.

La megacausa por espionaje que salpica a fiscales, políticos, expolicías, empresarios y, por supuesto, a los servicios de inteligencia del país, saltó los límites de la General Paz y llegó al gobierno de la provincia de Buenos Aires.

El expediente se inició por una denuncia del empresario agropecuario Pedro Etchebest, quien aportó pruebas para sostener que el supuesto abogado Marcelo Sebastián D’Alessio le pidió 300 mil dólares en nombre del fiscal de la Nación, Carlos Stornelli, para que este último no lo metiera preso por la denominada “causa de los cuadernos de la corrupción”. 

Pero en el mar de las acusaciones, el trámite judicial dio una vuelta de campana y, tras una serie de allanamientos, detenciones y confesiones, la hipótesis pasó de posible delito de extorsión a espionaje ilegal.

Y en el tormentoso caudal trascendió un dato, que se reveló desde el periodismo pero que jamás desmintieron la Justicia ni la política: la gobernadora María Eugenia Vidal y dos de sus ministros aparecían en los informes de inteligencia en poder de D’Alessio. 

La onda expansiva de la revelación dejó preguntas, todavía sin respuestas. ¿Quién mandó a espiar a Vidal? ¿Por qué? ¿Fue el Gobierno nacional o se trató de una red paralela? ¿Qué dicen esos informes?

“Si la Gobernadora fue objeto de un espionaje ilegal y paralelo es muy grave, pero muchísimo más grave es si eso fue parte de una operación hecha desde la estructura de la actual Agencia Federal de Inteligencia (AFI)”, asegura a La Tecla Miguel Angel Toma, un especialista en el tema y con pasado en la conducción de la vieja Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).

En las oficinas de la Gobernación hubo reacción y pidieron respuestas a la AFI. En la agencia le juraron a Vidal que no tuvieron nada que ver y que todo se trata de una ficción de D’Alessio. Pero la contestación no dejó tranquila a la mandataria, quien convirtió el malestar en acción.

En la vereda política opositora le adjudican los espionajes directamente al Gobierno nacional, y creen que D’Alessio forma parte de la “tercerización” laboral que hoy se vive en las agencias de inteligencia del mundo. 

“Estamos en condiciones de demostrar que estas campañas en la AFI se iniciaron en los primeros meses del gobierno de (Mauricio) Macri; después las privatizaron, pero siguieron controlándolas desde la AFI”, sostiene a La Tecla el diputado nacional y vicepresidente de la bicameral que fiscaliza las actividades de inteligencia en el país, Leopoldo Moreau (FpV).

La fecha que tira Moreau coincide, llamativamente, con una teoría de las últimas horas: Vidal sospechaba desde hacía tiempo que era blanco del espionaje, por eso decidió mudarse a la base militar de Morón a mediados de 2016. Incluso hay dos datos inmediatamente posteriores a la mudanza que alertaron a la política bonaerense, pero que ahora parecen concatenarse con la causa: el sospechoso ingreso en la residencia del jefe de Gabinete de Vidal, Federico Salvai -otro de los espiados-, donde no robaron nada, y la intromisión de dos policías en el despacho de la propia Gobernadora.

Precisamente, en el expediente por espionaje, que lleva adelante el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, están imputados integrantes de la Bonaerense. Se trata de los excomisarios Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk. Se los señala como dos exagentes de la AFI allegados a la segunda de la institución, Silvia Majdalani, casualmente a quien Salvai le pidió respuestas luego de las revelaciones periodísticas.

D’Alessio sostiene que respondía a Degastaldi y Bogoliuk, quienes habrían colaborado junto a una tercera persona, también de la AFI, en un trabajo de inteligencia en el Conurbano.

Fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense revelaron a La Tecla que esa maniobra fue desarticulada por la policía. Y que se iniciaron dos nuevos sumarios contra Degastaldi y Bogoliuk por los dichos de D’Alessio, los que se suman a otros cuatro que ya tienen por diversas irregularidades. 

La relación Degastaldi-Bogoliuk está probada. En 2011, ambos fueron víctimas de un millonario robo. El atraco fue cuando Degasltaldi despedía a Bogoliuk en la puerta de su casa de Moreno.

En el despacho del juez Ramos Padilla se cansan de repetir que el magistrado “no está analizando” el caso Vidal; que únicamente hace foco en el tema “red de es-pionaje”; que en todo caso, la mandataria “es una víctima”; y que la información que se asegura sobre ella puede ser “verdad o mentira”.

Pero otros ventilan más: “Aparentemente hay una mención a la Gobernadora sobre sus relaciones y la supuesta utilización de fondos reservados de la provincia de Buenos Aires para adquirir parte de un paquete accionario de una empresa privada”, afirma Moreau.

Cerca de Ramos Padilla revelaron a La Tecla que hasta ahora, el juez revisó poco más del 15 % de los informes que le secuestraron a D’Alessio, que varios están en inglés -lo que demora la tarea de lectura y pone como objetivo un destino internacional o consular-, y que en los próximos días podrían aparecer más nombres de la política.

Por cuerda separada, Vidal dejó entrever que duda de la versión oficial de la AFI y tomó acciones diferentes de las de la Casa Rosada, que salió a bancar al fiscal Carlos Stornelli hasta el final. La mandataria provincial, en cambio, dejó que sus hombres en la Justicia suspendieran rápido al fiscal de delitos complejos de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, otro imputado en la causa, acusado de proporcionar información a D’Alessio. En un día, por me-dio de su Procurador, Julio Conte-Grand, le abrieron un sumario, lo sacaron del cargo, le allanaron la oficina, le secuestraron el celular y pidieron su licencia, que fue otorgada por la Suprema Corte 48 horas después. Un verdadero récord para la parsimoniosa Justicia de la Provincia. 

“Como diría el general Juan Domingo Perón, ‘el pescado se pudre por la cabeza’”, sostiene Toma. A eso, Vidal lo sabe, y en las últimas horas habló del tema con Macri. Ahora, todas las miradas se posan sobre oficinas de Balcarce 50. 

Alarma en el Gobierno bonaerense y desacreditación de la AFI al “chanta”

La columna del periodista Carlos Pagni sembró de preocupación a las altas esferas del poder bonaerense. La revelación, de que la AFI espiaba a Vidal, pero ade-más al ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, y al jefe de Gabinete, Federico Salvai, hizo que este último llamara de inmediato a Silvia Majdalani, subdirectora de la agencia de investigaciones.

La funcionaria negó enfáticamente que la AFI estuviera tras los pasos de los tres principales funcionarios del Ejecutivo provincial. El descargo de Majdalani se basó en desacreditar a Marcelo D’Alessio, a quien en el oficialismo califican como “un chanta”. Por el momento, en el Gobierno bonaerense prefieren esquivar las referencias al tema y no hablar si no aparecen las pruebas que confirmen el espionaje.

Prefieren, en todo caso, ayudar a la Casa Rosada y poner un manto de dudas sobre el magistrado de Dolores, porque, dicen, Alejo Ramos Padilla “es un juez militante del kirchnerismo, con intencionalidades políticas”.

“O le creemos a la AFI o le creemos a Ramos Padilla, que es un militante K”, salen por la tangente en el entorno de Vidal, donde reconocen que las certezas de Majdalani pueden verse ridiculizadas si quienes presuntamente “espiaban” forman parte de una agencia paralela, o de la propia AFI pero son inorgánicos.

De todos modos se ha sembrado la semilla de la desconfianza, y algunos interpretan que “la causa, algo debe tener”, porque en Nación se muestran nerviosos y muy interesados en sacarle el control de la investigación a Ramos Padilla. De comprobarse la tarea de inteligencia hacia los funcionarios bonaerenses, la relación entre la Rosada y la Provincia quedará seriamente averiada, aun cuando el espionaje se hubiera hecho con agentes que no responden al poder central de la agencia. Eso, también, habla de mala conducción.

Ni hablar si las carpetas fueron pedidas por alguna oficina cercana al Presidente. En la Gobernación nadie se anima siquiera a insinuarlo, pero las sospechas no dejan de rondar las cabezas de las altas esferas del Cambiemos bonaerense. Aunque sepan disimularla, la preocupación está.

“Si fue la AFI estarían repitiendo el esquema que usó el kirchnerismo”

“Urge que esto se aclare y se terminen con las especulaciones, porque acá están involucradas personas con un alto nivel de exposición”, afirma Miguel Angel Toma a La Tecla. Para el ex funcionario nacional y ex-SIDE, la gravedad del caso radica en que “aparecen vinculados a la actual estructura de inteligencia algunos personajes que fueron expulsados de la Policía Bonae-rense y que terminaron operando, aparentemente, en el marco de la actual AFI”.

 

Toma sostiene que en la Argentina existe el espionaje paralelo desde la época del kirchnerismo, y que todo se inició cuando “echaron a los mejores cuadros de la inteligencia argentina”, crearon la AFI y dotaron de recursos al área de inteligencia criminal del Ministerio de Defensa. 

“En realidad, lo que se hizo fue legitimar un espionaje paralelo en cabeza de las fuerzas armadas, concretamente de (César) Milani”, afirma; y agrega: “Todo esto se hizo en un país que no tenía hipótesis de conflicto, por lo tanto es evidente que con eso se financiaba una estructura de inteligencia paralela, ilegal y, como en las mejores épocas del terrorismo de Estado, en cabeza de un oficial del ejército”.

En ese sentido, Toma asegura que cuando Macri llegó al poder tenía “dos tareas fundamentales por delante: terminar de desmantelar el aparato de inteligencia paralelo sobreviviente del gobierno kirchnerista y reconstruir la estructura de inteligencia civil. Ninguna de las dos cosas se cumplieron, y eso queda claro ahora. Sobrevive en la estructura de la inteligencia civil personal que sigue haciendo inteligencia paralela y espionaje ilegal”.

Sobre el caso Vidal sostiene que así se trate de un espionaje paralelo o de la AFI “es terrible”. Y considera que “mucho más en este último caso, porque implicaría ya decididamente no sólo sacar a la inteligencia de su rol de preservar los intereses estratégicos de la Nación frente a cualquier amenaza interna o externa, sino que estaríamos repitiendo el mismo esquema del kirchnerismo”.

Finalmente, Toma cuestiona la reacción de la política ante el caso: “La doctora (Elisa) Carrió y la Coalición Cívica han planteado frente al hecho de un eventual espionaje paralelo interno, la disolución de la AFI y la creación de otra supuesta agencia. Francamente, lo considero un acto de imbecilidad, porque, en lugar de cambiar a las personas cuando no cumplen su función, están disolviendo la institución, lo que constituye un acto irracional, porque dejaría a la Argentina inerte frente a amenazas”.

Un juez que investiga y, además, quiere ser electoral

Alejo Ramos Padilla, el juez de primera instancia de Dolores, tiene en vilo al Gobierno. No sólo por su investigación en el caso, sino que además es quien se proyecta como el competidor con mayores chances de quedarse con la vacante del juzgado Federal N°1 de La Plata, que tiene la competencia electoral bonaerense. Si su nombre entra en la terna que armará el Consejo de la Magistratura, el presidente Macri puede quedar en una encrucijada.

Degastaldi y Bogoliuk, un dúo con muchos antecedentes negativos

Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk, los dos policías involucrados en el escándalo de los espionajes, tienen pasado bonaerense. Ambos se retiraron voluntariamente de la fuerza con la jerarquía de Comisario Mayor. Uno, en 2004, y el otro, en 2006; años antes del desembarco del fiscal Stornelli en el Ministerio de Seguridad bonaerense (2007-2010).

Degastaldi y Bogoliuk tienen varios expedientes por irregularidades en la Auditoría de Asuntos Internos. En los últimos días se desarchivaron cuatro sumarios, entre los que está uno iniciado en 2011 por un millonario robo a la casa que Degastaldi tiene en Moreno. En el asalto se llevaron 13 relojes Rolex, encendedores bañados en oro, joyas, dólares y varios miles de pesos. Degastaldi, que no pudo explicar el origen de su riqueza, estaba junto a Bogoliuk cuando fue el robo.

A los legajos de los excomisarios se les sumaron en las últimas horas dos nuevos sumarios, en ambos casos, por las declaraciones de D’Alessio que los vincula con los espionajes.

El “informante” de D’Alessio salido de oficinas judiciales

El fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, está imputado de ser “parte de la asociación ilícita dedicada a realizar acciones de espionaje ilegal”. Pero además, el juez Ramos Padilla lo acusa de que “su aporte en particular era la provisión de información“ para cometer los delitos. Bidone ya confesó en la Justicia su relación con D’Alessio, aunque negó ser parte de la supuesta banda. Por las dudas, Vidal lo sacó del cargo.

“El escándalo es, por donde se lo mire, un siniestro iceberg”

“Tengo fuerte preocupación”, sostiene el diputado provincial Fernando Pérez (Cambiemos). El legislador justifica su sensación en los “indicios que, de confirmarse, podrían hablarnos de un país so-metido a un ejercicio de espionaje cruzado que, además de ilegal, nos hablaría de una Argentina víctima de un modelo que quienes construimos Cambiemos tuvimos la certeza de poder evitar”.

Agrega que “el escándalo D’alessio es, por donde se lo mire, un siniestro iceberg. Y, como legislador, no puedo menos que encender las alarmas ante los datos que en las últimas horas estarían confirmando situaciones de espionaje protagonizadas por quienes, de alguna u otra forma, resultan -o resultaron- cercanos a en-cumbrados funcionarios de inteligencia, que hasta alcanzaron la vida privada de nuestra Gobernadora, María Eugenia Vidal”.

Finalmente, Pérez reclama que “el extremo, que ya tiene un fiscal apartado, debe ser revisado y explicado”.

“D’Alessio reportaba al comisario Bogoliuk, que ha estado en la AFI”

“Tiene una gravedad institucional inédita, por lo menos a lo largo de los períodos democráticos”, advierte el diputado Leopoldo Moreau, que preside la comisión de Libertad de Expresión e integra la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia.

Por ambas pasó el juez Ramos Padilla, a quien el legislador defiende a capa y espada. “Hay que ir a fondo, acompañar la investigación valiente que está haciendo el juez Ramos Padilla e involucrar al Congreso”, dice.

Además asegura que lo que está en investigación “revela que en nuestro país, el aparato de inteligencia sigue existiendo al solo efecto de instrumentar persecución política para los opositores, algo que es inadmisible”.

Niega además una posibilidad de que se trate de un paraespionaje. “En casi todo el mundo, la tendencia hoy es privatizar o tercerizar la inteligencia, sobre todo por la importancia que ha empezado a tener la inteligencia cibernética. Pero, también, para que la inteligencia no esté sometida al control de los parlamentos”. 

Y agrega: “En Argentina se ve que han intentado algo parecido, pero no significa que no estén monitoreados por agentes del aparato de inteligencia de Argentina, tanto de la AFI como del Ministerio de Seguridad. 

Los informes de D’Alessio reportaban al comisario Bogoliuk, que ha estado en las filas de la AFI hasta el año pasado”.

Comentá la nota