A siete meses de haberse sentado en el Sillón de Dardo Rocha, María Eugenia Vidal respira, por fin, aliviada, al menos cuando piensa en las finanzas bonaerenses. El pago del aguinaldo, una verdadera prueba que cada gobernador enfrentó semestralmente, está saldado y sin asistencia de Nación.

Para llegar al resultado actual, Vidal cumplió sus promesas de campaña y logró un ahorro de 200 millones de pesos en gasto político, a la vez que recortó sustantivamente la inversión publicitaria, una marca de la gestión anterior. Consiguió, a la par, financiamiento externo que volcó a obra pública, lo cual liberó a su vez parte de la recaudación propia que iba a destinarse a esos fines.

En Gobernación subrayan además la importancia del bono que se instrumentó para pagar a los proveedores. “Fue una herramienta muy útil”, reconocen en Economía. Otras medidas, como la moratoria que impulsó desde ARBA, reportaron ingresos por más de 5.300 millones de pesos, según los registros de la propia agencia recaudadora.

Superada sin sobresaltos la primera parte del pago de aguinaldos, la próxima parada brava será la negociación con los gremios estatales, cuyo segundo tramo se iniciará en los próximos días de acuerdo al compromiso asumido en marzo. Para afrontarla, la receta será la misma: una oferta “responsable” que se pueda afrontar con fondos propios sin comprometer las cuidadas finanzas bonaerenses.

Sin embargo, la realidad de la provincia contrasta con la de los municipios. En Calle 6 calculan que son 109 los que tienen sus cuentas en rojo, varios de los cuales debieron solicitar asistencia para hacer frente al pago de aguinaldos.