Vidal apretada por intendentes, la bonaerense y el dedo disparador de la cawgirl Carrió

 Vidal apretada por intendentes, la bonaerense y el dedo disparador de la cawgirl Carrió

Al menos así lo expresaron desde Lomas de Zamora, segundo Municipio con mayores secuestros. El primero es Morón (donde vive Vidal). Desde el massismo piden reformas urgentes. Massa dijo: “O Vidal cambia a la policía, o la policía la cambia a ella”. Clarín reaccionó tarde y se acordó de la interna policial. Nadie quiere un muerto, pero las tres intromisiones a despachos de funcionarios parecen ser la antesala de lo peor.

Por Ricardo Carossino

La compulsiva denunciadora “cereal” de Cambiemos, Elisa Carrió, ya empezó la interna contra Jorge Macri en la Provincia de Buenos Aires para ser la candidata a senadora nacional y lo hizo con su estilo propio: pegándole a cualquiera que se le cruce en el camino y acusando de corrupto a todo el que la roce.

Como adelantó Política del en otras notas, Vidal quiere a Jorge Macri como su candidato y por eso Carrió usa la venganza y su dedo disparador de la cowgirl, Elisa Carrió que salió a denostar al jefe de la policía bonaerense,  Pablo Bressi, pero como es su costumbre, no presentó una sola prueba y todos saben que nunca lo hará.

De cualquier manera, Carrió dio en el blanco al atacar al jefe de la bonaerense. No solo es una cowgirl, además da en el blanco cuando apunta porque el área más cuestionada en estos momentos en la provincia es la Seguridad, que su ministro Cristian Ritondo no puede manejar. Pero lo cierto, que, como confió una fuente del PRO del conurbano a este medio: “No hay otro por ahora”.

Para colmo de males, el mayor aliado-opositor de Vidal en la Tercera, como es Martín Insaurralde a quien la gobernadora quiere seducir (políticamente hablando) está enfrentado a Ritondo por el cambio de la departamental que ahora cubre tres Municipios (Lomas, Lanús y Avellaneda) y le complica el manejo interno de la Seguridad en el distrito.

“Que Ritondo no ningueé a los intendentes”

¿Cuánto hace que el diario Clarín no usa la palabra “inseguridad”, cambiada ahora por “corrupción”? Uno se arriesgaría a decir que desde el 10 de diciembre, aunque los casos de robos, secuestros y muertes no hayan disminuidos, sino aumentados, como informó Política del Sur el pasado 6 de junio en este mismo semanario, al explicar que según la Procuración General, en los últimos meses se produjeron 133 secuestros extorsivos. El 73 por ciento tuvo lugar en territorio bonaerense. Morón es donde más ocurrieron. En marzo se llegó a 23 casos. Tal es la alarma de la inseguridad en ese distrito que el intendente, ex marido de la gobernadora, Ramiro Tagliaferro tendrá que dar explicaciones en una interpelación en Concejo Deliberante.

Pero ya no es la moda instalar la sensación de inseguridad, sino la de la corrupción para confrontarla con la sensación de felicidad que es la estrategia política del gobierno de Mauricio Macri. Según su ministro de Economía, que no parece tan feliz, no mejor frase que decir que “el trabajo sucio está hecho” y ahora esperan que este segundo semestre aparezcan las sonrisas. Todo parece indicar que no pasará, por lo que el mismo presidente de la Nación dijo que la reactivación vendría en 2017. El problema para el PRO, es que el sindicalismo les arruina “la felicidad”.

En la provincia de Buenos Aires, en donde una mujer dio a luz en un tren cuando iba a internarse en un hospital porque no tenía para pagar un remise, las cosas no mejoraron todavía. El “trabajo sucio de Prat Gay” dejó muchas secuelas dolorosas y la gobernadora María Eugenia Vidal tuvo que negociar una oposición blanda con el peronismo para que su gobierno no estalle por los aires por falta de recursos, por falta de comida y por sobre todo por falta de seguridad.

Este medio resaltó que si el 37% de los secuestros habían sido en Morón no era casual (ahí vive Vidal), por lo cual el primer mensaje de la policía bonaerense fue desoído. Su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, que creía venir a ser el operador central con el peronismo a través de entregar patrulleros, se encontró con que ese trabajo lo están haciendo el intendente de Lanús, Néstor Grindetti y el secretario de Vidal, Federico Salvai, lo cual lo pone en un lugar más que incómodo en este momento.

Su lugar frente al PJ es tan polémico ahora, que Guillermo Viñuales, (jefe de Gabinete del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde), dijo a Política del Sur radio, luego de saber que el 24% de los secuestros, (incluido Osvaldo Mércuri del PRO) pasaron en ese distrito: “Observamos que algunos rumbos de Vidal son buenos como Obras Públicas, pero eso no pasa en Seguridad y se están ningueando a los intendentes”.

En esa dura y contundente postura, Viñuales remató: “Se instaló la imagen de que policías e intendentes son socios en malas prácticas, por eso Ritondo ningunea a los intendentes y eso va a traer problemas”.

“Eso va a traer problemas”. La frase de Viñuales es por demás apocalíptica. Los problemas podrían ser de inseguridad o políticos, pero si Vidal no escucha a los intendentes y a la policía, seguramente va a tener problemas como ya los tuvo.

Los grandes medios ultramacristas no dan cuenta de lo que pasa en el detrás de la escena del gobierno bonaerense en el conurbano con la maldita policía que no descansa en su afán de seguir teniendo el control de su autofinaciamiento a través del narcomenudeo, la prostitución y el juego, y mucho menos informan la interna causada por los ascensos que evitó Vidal al seguir manteniendo al jefe de la bonaerense de Daniel Scioli, Pablo Bressi, que no es más que la continuación de Jorge Matzkin, que si Scioli ganaba se iba a quedar con la SIDE.

Es explosivo combó derivó en mensajes más directos contra Vidal, como cuando el 14 de junio pasado, dos policías entraron su despacho. La gobernadora sólo atinó a desplazar al jefe de Seguridad de la Gobernación, mientras el locuaz Ritondo dijo: “Algo pasó”.

Claramente, Vidal siguió sin leer bien entre líneas lo que estaba pasando, y la policía decidió resaltarle el mensaje nuevamente y esta vez violentaron la residencia del jefe de Gabinete de Vidal, Federico Salvai en La Plata. El operador político más importante de Vidal con el peronismo dijo: “La gobernadora ha sufrido hechos intimidatorios. No quiero dar una conjetura, simplemente no descartar ninguna de las posibilidades, pero la Policía está trabajando en el lugar. Hasta ahora no hay ningún testigo”.

No se necesitan testigos para saber qué pasa. Porque la bonaerense manó otro mensaje al GEN, socio del PRO en Seguridad (el secretario de Seguridad de Nación, es Gerardo Milman, el segundo de Patricia Bullrich, pollo incondicional de Margarita Stolbizer).

Bullrich y Milman, ante la ola de secuestros (desaparecidos de las tapas de Clarín), el 2 de junio decidieron reactivar una organización interna que estaba en desuso en un sótano: la unidad judicial antisecuestros, que había funcionado a principios de la década pasada, en pleno auge de este tipo de hechos que tuvo su momento cúlmine con el rapto y homicidio del estudiante Axel Blumberg, en marzo de 2003, y que después se dio de baja porque había policías envueltos en aquella primera ola de secuestros que reventaban las tapas del gran diario argentino. La respuesta fue la intromisión en las oficina del diputado provincial del GEN, Marcelo “Oso” Díaz, socio político de Vidal en la legislatura bonaerense.

Aparecieron por fin las repercusiones

Política del Sur publicaba el 6 de junio que según una inobjetable fuente de Vidal, la gobernadora “esperaba un muerto” en la Provincia como mensaje final de esta pelea contra la maldita policía, y luego el 15 de este mes, gracias a otra charla con un fuerte dirigente provincial del PRO, se informaba que “la bonaerense estaba insubordinada”, por lo que llamó demasiado la atención que concurrieran en ¡tres minutos! a las tres de la mañana por un llamado del 911 con José López.

Según este funcionario amarillo, “la policía no está respondiendo a los llamados del 911 y está insubordinada”, y ahora, recién el 22 de junio, por fin Clarín dio cuenta, muy brevemente y no entre los principales titulares de esto que está pasando en el conurbano.

Según el houseorgan del PRO, “Un saludo para Matzkin que me está escuchando”, suele decir María Eugenia Vidal en las conversaciones que mantiene con su iPhone, sabiendo que tiene pinchado el teléfono. Vidal asegura que no la inquieta que la espíen. “No tengo nada que esconder”, repite. Sí la preocupa que la Justicia no la acompañe en casos como el de la Departamental de La Plata: Asuntos Internos encontró sobres con coimas y la Cámara de Apelaciones rechazó detener a los comisarios que iban a recibirlos.

"Lamentablemente se lo dijimos a ella y a su ministro Cristian Ritondo. Estuvo presente Federico Salvai", recordaron legisladores del Frente Renovador. Sergio Massa afirmó: "Si María Eugenia no cambia la Bonaerense, la Bonaerense cambiará a María Eugenia".

Por su parte, el senador provincial del Frente Renovador, Jorge D`Onofrio sostuvo: “Sin duda Vidaltuvo decisiones políticas muy importantes, pero no modificaron la política de seguridad. Y esto nos lleva al peor de los escenarios. Si comenten los errores del pasado, tendrán los mismos resultados".

Así como Viñuales pidió que los intendentes tengan el control de la policía al hablar con este medio, desde el Frente Renovador propusieron a Vidal eliminar los 75 coordinadoras para volver a entre 18 y 22 departamentales, la disolución de las policías locales y la Policía Buenos Aires 2, inclusión de nuevos agentes según un estudio de aptitud de rectitud, y un nuevo sistema de tecnología que permita tomar la denuncia en el lugar donde suceda.

La primera nota de Política del Sur sigue resonando en el ambiente: “Vidal espera un muerto”. No es descabellado, dicen desde la oposición y claro como todos, recuerdan tres casos puntuales, los tres muertos a Eduardo Duhalde (José Luís Cabezas, Kosteki y Santillán) y Candela Sol Rodríguez Labrador, la chica de 11 años que fue hallada en Hurlingham en 2011, que fue un mensaje para Scioli.

Antes o después de cada coyuntura electoral, sobre todo cuando se estima que cambiará el gobierno, o cuando un gobernante pretense ser el adalid de la transparencia judicial, cunde la incertidumbre y cada sector hace su juego. Los maestros mandan mensajes a través del periodismo y los estatales, salen a la calle. La Bonaerense, menos sutil, hace lo que sabe, amedrentar, liberar zonas, crear terror y si fuera necesario plantar muertos.

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